Eugenio Lucas. Capea en el pueblo, 1864, detalle. Salida: 10.000 euros

DOS MAGNÍFICAS TAUROMAQUIAS DE LUCAS EN SEGRE

Junto a la oferta del siglo XIX para el día 20, sobresale una Caja abierta de Oteiza

Hay que reconocer que es una auténtica sorpresa la aparición en el mercado, gracias a Segre, procedentes de la colección Conde de Rosillo, de estos dos pequeños gouaches sobre papel de Eugenio Lucas: La novillada y Capea en el pueblo (32 x 46 cm; lotes 32 y 33), firmados y fechados ambos en 1864. Con su habitual tono goyesco, pero con características lumínicas y dibujísticas propias, sorprende la calidad y la explosión de color, con magníficos toques blancos y azules, de ambas composiciones, alejadas de los trillados (y tantas veces falsificados, desgraciadamente) caminos costumbristas. De hecho, sólo se conocen otros tres gouaches dedicados al mundo taurino, uno de los cuales, Capea en un lugarejo, c. 1861 (45 x 61 cm) se vendió en Sotheby’s Madrid allá por abril de 1988 por los antiguos tres millones de pesetas, unos 18.000 euros traducidos directamente a la moneda actual. Y por cada uno de ellos se piden 10.000 euros…

En pintura antigua sobresale también una grisalla titulada Escena de batalla entre moros y cristianos, c. 1576/8 (O/L, 71 x 157 cm; 59) de Giovanni Stradano, conocido también como Johannes Stradanus o Jan van der Straet. Según la casa, probablemente se trate de uno de los trabajos de la serie de victorias militares que en 1576 Juan de Austria le encargó al ser nombrado gobernador de los Países Bajos. La salida por 40.000 euros, más que de su calidad excepcional, habla más bien de lo histórico de la composición.

En el siglo XIX, amén de los lienzos de Ricardo de Madrazo (96), José Benlliure (97) o José Navarro (102), conviene detenerse en dos piezas. La primera, del apenas conocido en nuestro país, el escocés Alexander Carse; su tabla de alta calidad The Miller of Drone, c. 1820 (52,4 x 71,5 cm; 72), con diez personajes y un primoroso cuidado de los detalles, parte de unos muy escasos 3.000 euros, que subirán sin duda alguna (su claramente peor Revellers in an inn (O/L, 51 x 61 cm), alcanzó en Bonhams en agosto de 2007 por 18,000 GBP (26.548 euros). Y la otra, una sencilla y temprana acuarela de Joaquín Sorolla, Retrato de niña con pañoleta rosa anudada al cuello, 1881 (23,7 x 14,7 cm; 118), pintada en 1881 con apenas 18 años, pero donde ya se perciben sus grandes cualidades; las pujas deberán comenzar por 8.000 euros.

El siglo XX, la especialidad de la casa, nos trae un amplísimo abanico de posibilidades, por lo que seré especialmente selectivo. Comienza con una obra de 1952 del jienense Rafael Zabaleta, Paisaje. Valle de Belerda (O/L, 50 x 61 cm; 152); pieza muy colorista de su última época, y por tanto con un dibujo menos fino, y dedicada a sus sobrinos, se piden 22.000 euros. De apenas unos años después, pero en un lenguaje ya completamente abstracto, de vanguardia absoluta, Caja abierta, 1958-75 (acero con pintura gris, 5 ejemplares, 45 x 53 x 45 cm; 190) de Jorge Oteiza. Los 18.000 euros de la salida, dado el tamaño y la edición, parecen un precio más que razonable si tenemos en cuenta que Homenaje a los Vkhutemas (hierro, 1/3+HC, 58,5 x 60 x 52 cm), HC realizada en 2001, se vendió en julio pasado en Christie’s por 27,500 GBP (32.587 euros), lejos de los 18.000 euros pagados en Segre en septiembre de 2012 por Caja vacía (hierro, ed. 2, 20 x 20 x 20 cm).

La renovación de la figuración española tuvo una de sus figuras centrales en el Equipo Crónica; de ellos se ofrece Pito doble (Serie un lugar, una fecha, una imagen), 1975 (A/cartón, 103,5 x 72 cm; 202), homenaje a Jardiel Poncela y a Francis Picabia, “artífices de la vanguardia anti-formal”, todo un clásico ya en la imaginería de los valencianos, puesto que sirvió de base a una serigrafía que tuvo un enorme éxito. Por 12.000 euros.

De años posteriores, pero de autores de esa generación como Rafael Canogar o Juan Genovés, sobresalen: del primero, Sin título, 1978 (Tinta y acuarela/papel/T, 50 x 70 cm; 174) por 5.000 euros, y del valenciano, dos buenos papeles, como los que ya vendió en mayo pasado por 9.000 euros cada uno: Sin título (E), 1980 (acuarela y carboncillo, 57,5 x 76,1 cm; 198) y Sin título (15-79), 1979 (acuarela, carboncillo y lápices de colores, 55,9 x 76,1 cm; 199), procedentes de la galería Marlborough de Nueva York, por 7.000 euros, cada uno.

De la generación siguiente, un pequeño grupo de piezas que han sufrido notablemente los embates de la crisis y que salen en unos precios verdaderamente atractivos. Me refiero, sobre todo, a los dos lienzos de Ferrán García Sevilla, de 1992 y 2003 (208 por 6.500, y 230 por 12.000 euros), al de José Manuel Broto de 1988 (207 por 6.500 euros, cuando hace unos años se vendían por casi 12.000 euros), e incluso al muy temprano de Guillermo Pérez Villalta de 1974, con apenas 26 años (213 por 7.500 euros). Por encima de ellos, en cuanto a mercado se refiere, sobresale el lienzo pegado a tabla de Juan Uslé, uno de los más internacionales de esa generación: Lleno de palabras, 1991 (31 x 46 cm; 231), una especie de adelanto a su obra posterior, por 8.500 euros, no barato.

Para terminar, no se olviden de la obra gráfica. Vean el aguafuerte y aguatinta Taken from an old press cutting of Woodrow Wilson in Paris for the peace conference 1919, 1986/7 (3/99, 89,5 x 62,5 cm; 344) de Francis Bacon, por apenas 4.000 euros y que subirá de precio. El Cubist cello, 1997 (serigrafía, 60/75, 129,4 x 100,5 cm; 368), de Roy Lichtenstein, por unos mucho más ajustados ya 10.000 euros. O el precioso libro de 16 xilografías de Eduardo Chillida que acompañan al texto de Jorge Guillén, Más allá, 1973 (139/150, 40 x 33,5 cm; 375) por 2.500 euros. Y más oportunidades; no se las pierdan. Daniel Díaz @Invertirenarte