Dora Maar en Cataluña
La exposición, organizada por el Archivo Nacional de Cataluña y se enmarca en el Festival Lumínico de San Cugat, muestra las fotografías que la artista parisina tomó en su viaje a Barcelona y varios enclaves de la costa en 1933. Muchas de estas instantáneas permanecieron en el olvido hasta el año pasado, cuando salió a subasta una caja de negativos encontrada por casualidad y que contenían ese valioso material.
Siempre que se habla de Dora Maar (París, 1907-1997) se menciona el hecho de que fue una de las «mujeres de Picasso». Lo hacen quienes admiran al pintor malagueño pero también quienes, tratando de dar más relevancia a la figura de Henriette Theodora Markovitch, verdadero nombre de Dora Maar, como artista y no como «pareja de», dedican sin embargo más tiempo a hablar de que su turbulenta y tóxica relación con él, le causó problemas psiquiátricos que a su faceta como artista.
En la exposición Dora Maar. Viaje a Cataluña, sin embargo, se exhibe una serie de imágenes tomadas por la fotógrafa dos años antes de conocer a Picasso, cuando viajó sola a Barcelona y, con veintiséis años, hizo algunas fotografías de gran intensidad y crudeza, a menudo tomadas en las calles y alejadas del estilo surrealista que luego la caracterizaría.
Se enfocó, sobre todo, en retratar a los marginados y las zonas empobrecidas de la Ciudad Condal, tomando fotografías como Mendigo ciego o las escenas del Mercado de la Boquería. Sin embargo, a pesar de su juventud, ya se adivinaba en su trabajo un cierto gusto por lo surrealista reflejado, por ejemplo, en su voluntad de retratar la ceguera, a la que se atribuyen desde la antigüedad poderes mágicos, asociados con otras formas de mirar como las visiones o los poderes adivinatorios.
Además de visitar Barcelona, y de interesarse por artistas como Gaudí, viajó por la Costa Brava, recalando en pueblos como Tossa de Mar, que ya había cautivado a artistas de la talla de Marc Chagall.
En aquellos días, Maar ya trabajaba en París como fotógrafa de moda, así como de retratista a personalidades de la época. Estos trabajos requerían, a menudo, un estilo bastante clásico, pero ella introducir innovaciones siempre que podía, influenciada por los surrealistas y por sus estudios de pintura, disciplina que abandonaría en favor de la imagen instantánea, y que volvería a retomar tras empezar su relación con Picasso.
Hacía, por ejemplo, fotocollages, sobreimpresiones o juegos de luces y sombras y perspectivas atípicas a la hora de tomar la fotografía, confiriendo a sus imágenes de una acusada personalidad y cierta intensidad dramática.
Poco después Maar conoce a Pablo Picasso y, por suerte o por desgracia, su carrera a partir de entonces no puede entenderse sin él, del mismo modo que la del malagueño tampoco se conocería de igual modo sin ella que fue, por ejemplo, quien hizo las fotografías del artista pintando El Guernica que hoy acompañan al enorme lienzo en el Museo Nacional Reina Sofía. Esto se observa con claridad en su regreso a la pintura, muy influida por el estilo picassiano. Primero elaboró retratos similares a los de él, pero después fue virando hacia paisajes íntimos, en los que el estilo cubista fue convirtiéndose en abstracción, terminando por ser naturalezas interiores muy poco conocidas hoy en día.
Cuando su relación con Picasso terminó al conocer este a Françoise Gilot, lo que debería interesar de la vida de Maar no son sus problemas mentales, sino el hecho de cómo los superó pintando y experimentando con la fotografía hasta el final de su vida, cuando el panorama artístico de la época ya la había olvidado y ella optaba por recluirse en su apartamento y en su residencia de Ménerbes. Tras su fallecimiento en 1997, el trabajo de Maar se dispersó en dos grandes subastas en 1998 y 1999.
Las fotos reunidas en la exposición del Archivo Nacional de Cataluña, llevada a cabo en el Festival Lumínico de San Cugat del Vallés, fueron olvidadas durante años, al igual que su autora en la etapa final de su vida. La mayoría de los negativos se descubrieron en una caja encontrada por casualidad y subastada el año pasado por Artcurial en París, que reveló algunas fotografías de Dora Maar en Cataluña inéditas hasta el momento. La muestra, que puede visitarse hasta el 29 de septiembre, se completa con imágenes de una colección particular. Sofía Guardiola