De lo ‘borroso’, una nueva manera de comprender el mundo
CaixaForum Madrid abre hoy sus puertas con una exposición singular, Desenfocado. Otra visión del arte, organizada por el Musée d’Orsay, el Musée de l’Orangerie y la Fundación ”la Caixa”, que reúne más de 70 obras de 55 artistas que a través de pinturas, obra gráfica, escultura, fotografía y video, a partir de la serie de los nenúfares de Claude Monet y cómo lo borroso y lo indefinido han marcado una nueva manera de comprender el mundo para numerosos artistas en la segunda mitad del siglo XX y primeras décadas del siglo XXI.
En la presentación Isabel Fuentes, directora de CaixaForum Madrid, subrayó que es la segunda colaboración que hacen con el Musée de l ‘Orangerie y que en esta ocasión todas las obras seleccionadas, entre las que se han incorporado piezas de la Colección de Arte Contemporáneo Fundación “la Caixa”, permiten a los aficionados al arte un cambio de perspectiva de la observación de la realidad. Y añadió que seguirán desarrollando el proyecto de mediación, ya habitual, desde hace cinco años, y la puesta en marcha de un ciclo de cine relacionada con la temática abordada en la exposición. Tras la clausura en Madrid el 12 de abril la muestra viajará a CaixaForum Barcelona donde se abrirá el 20 de mayo.
Por su parte, la directora del Musée de l’Orangerie y comisaria, Claire Bernardi comentó cómo surgió este proyecto expositivo al contemplar la serie Nenúfares y aunque en algunos momentos se pensó que quizás fuera fruto de un problema de visión de Monet, pero que sin duda supuso una decisión estética contemporáneo y por ello esta muestra está muy en sintonía con el mundo actual.
Asimismo, la conservadora en el Institut National du Patrimoine de Francia y también comisaria, Emilia Philippot, calificó que la exposición era una apuesta muy audaz, que no se apoya en un recorrido cronológico sino más bien temático desde obras que abarcan mayoritariamente desde 1945 hasta nuestros días, aunque hay algunas anteriores como la del propio Monet o Julia Margaret Cameron.
La exposición cuenta con 49 prestadores de colecciones privadas, galerías, museos, fundaciones y particulares, y reúne una decena de obras de la Colección de Arte Contemporáneo Fundación ”la Caixa” creadas por los artistas Gerhard Richter, Soledad Sevilla, Roni Horn, Eulàlia Valldosera, Hiroshi Sugimoto, Pedro G. Romero y Perejaume, algunas de las cuales pudieron verse en la exposición estrenada en el Musée de l’Orangerie de París.
En el recorrido de Desenfocado. Otra visión del arte encontramos piezas de artistas como Alberto Giacometti, Gerhard Richter, Mark Rothko, Eva Nielsen, Claude Monet, Thomas Ruff, Alfredo Jaar, Soledad Sevilla, Christian Boltanski, Hans Haacke, Julia Margaret Cameron, Mame-Diarra Niang, Nan Goldin, Bill Viola y Pippilotti Rist, entre otros artistas, la mayoría del período 1945 hasta la actualidad. Y junto a ellos algunos otros menos conocidos pero que igualmente han abordado ese espacio temporal de incertidumbre e indefinición que ha definido las últimas décadas.
Las comisarias de la muestra han dividido el recorrido en cinco ámbitos que van aproximándose a temas que se abordan en la exposición. Y un preámbulo como primer capitulo que se ciñe al origen de la estética del desenfoque más allá de la época moderna con la irrupción del impresionismo
Este movimiento artístico supuso un punto de inflexión que condujo paulatinamente a la disolución de la figura. Explorando su yo interior, estos artistas emplearon la difuminación para revelar lo que la claridad de las visiones normalmente oculta a nuestra conciencia. Las obras de arte que recoge esta muestra evocan las distintas facetas de ese momento fundacional. El resultado del proyecto es un diálogo del arte contemporáneo con los espejos líquidos del estanque de los nenúfares de Monet, qen preside el inicio de la muestra con Le Bassin aux nymphéas, harmonie rose.
Precisamente la serie de los Nenúfares de Monet, considerada durante mucho tiempo parangón de la pintura abstracta, ha sido también precursora de las grandes instalaciones inmersivas que vendrían después. Sin embargo, el efecto borroso y desenfocado que caracteriza las amplias extensiones de agua de los lienzos —y que se achacó en principio a una deficiencia ocular de Monet— nunca se había analizado. Hoy, en cambio, esta técnica de expresión artística es contemplada como una elección estética real y es el hilo conductor que recorre la muestra.
El siguiente apartado, En las fronteras de lo visible, se acerca al desenfoque como un efecto que desafía los modos de percepción. Desde los límites de lo visible, a través de imágenes científicas, hasta la alteración de las referencias artísticas tradicionales, los artistas juegan con la vaguedad más que con la oposición entre representación y no representación. En esas salas podemos encontrar la visión de lo infraleve junto a la inmensidad del cosmos en dos soberbias piezas de Gerhard Richter y Thomas Ruff; la indefinición en una exaltación del color de Mark Rothko, menor en los paisajes bitonos de Sugimoto y en la obra de Hans Hartung. Y otros creadores como Fangor, Rondinone y Vicent Dulom que, en sus obras, estimulan al espectador para que nos fijemos en obras con forma de diana.
La erosión de las certezas, tercer apartado, reúne obras posteriores a la Segunda Guerra Mundial cuando la dimensión propiamente política de la estética del desenfoque empieza a desplegarse plenamente. Ante la erosión de las certezas, artistas como Zoran Mušič o Alfredo Jaar asumen la profunda convulsión del orden mundial y adoptan el desenfoque como estrategia necesaria.
Tras el descubrimiento de los campos de concentración, ante la imposibilidad de representar lo irrepresentable, el desenfoque desdibuja una realidad que la mirada no puede soportar. Hay una fotografía en gran formato de Thomas Ruff, que data de 2004, que nos convoca sobre el atentado a las torres gemelas en esa visión borrosa pero a la vez poética de un gran tragedia que ha marcado una parte importante del siglo XXI.
El cuarto ámbito, Elogio de la indefinición, refleja que el mundo es difuso por más que intentemos dibujar sus contornos. Sus dimensiones y sus tiempos se extienden continuamente y dificultan fijar focos definitivos, como los espejismos de Bill Viola, que revelan hasta qué punto pueden ser engañados nuestros sentidos. La identidad también es indefinida, está constantemente en cambio, revelando total o parcialmente sus facetas tanto a los demás como a nosotros mismos (Oscar Muñoz, Bertrand Lavier). Entre memoria incierta del pasado (Eva Nielsen) y rechazo de la representación estática del presente (Mame-Diarra Niang), el desenfoque se convierte en una búsqueda de identidad.
La espontaneidad del instante capturado, en la fotografía amateur, el desenfoque refleja la vida en su máxima realidad en esas más de 80 fotografías de la Colección Sébastien Lifshitz’s, que hacen visibles espacios íntimos, difíciles de narrar y, por eso mismo, de mostrar aquello que a menudo escapa a la mirada. Y cómo no el desenfoque que constata la parte animal del ser humano en el gran muro de Roni Horn.
Y la última parte, Futuros inciertos, en la etapa más actual con ese ramo de la fotografía de Nan Goldin, tomada durante las semanas de confinamientos de 2020. Esa pieza destaca la belleza y la fugacidad de una cotidianidad alterada en un mundo que pierde sus referentes. La cuestión del tiempo, ya sea el que marca el falso reloj digital de Maarten Baas o el futuro impredecible anunciado por Mircea Cantor, se presenta como objeto de contemplación y reflexión existencial.
Y antes de acceder a esa sala un lugar de mediación para acentuar la contemplación, titulado Re-ver. Mirar el cielo con ojos diversos, que propone a los visitantes que se recuesten en un espacio cómodo y diáfano para volver a mirar un cielo lleno de nubes sugerentes , creadas por IA, a través de unas gafas intervenidas artísticamente que distorsionan la visión y permitirán ver de una forma imaginativa y que acrecienta una visión múltiple.