Carla van de Puttelaar a flor de piel
Carla van de Puttelaar vive y trabaja en Ámsterdam. Su carrera fotográfica es mundialmente conocida tras haber ganado una larga lista de premios, así como por sus exposiciones en museos y galerías internacionales. Trabajó en el New York Times Magazine, donde repetidamente se le reconocía su talento, hasta el punto de ser portada en 2015. Un año después colaboró con Museo Casa de Rembrandt en Amsterdam y con la fotógrafa María Austria. Recientemente, tras la publicación de su trabajo monográfico Adornments, ha sido nombrada miembro del jurado del World Press Photo Contest.
El pasado mes de mayo expuso en solitario en la Weiss Gallery de Londres una serie dedicada a la mujer en el mundo del arte. Son retratos de mujeres conocidas en el mundo del los museos y la fotografía, todas vestidas con valiosos diseños de modistas como Iris van Herpen, Viktor & Rolf, Claes Iversen y Jan Taminiau.
Su última publicación que mencionábamos anteriormente, Adornments, también tiene a la mujer como tema central, y más concretamente la piel femenina puesta en relación con la textura de pétalos de rosas, orquídeas, tulipanes… siempre con un dramático fondo negro y una iluminación fuerte, directa, intimista y…¿caravaggiesca?, que sorprendentemente nunca es artificial. Este juego de luz y sombra dan un toque misterioso a la instantánea. Las fotografías transmiten calma, silencio, quietud, la naturaleza más pura del cuerpo desnudo de la mujer y de sus variedades de piel. Estas se diferencian en las modelos de color, en las pelirrojas, pálidas, castañas, de edad avanzada o de adolescentes. En este catálogo de tactos la artista se interesa por los lunares, la transparencia de las venas en la piel, la rugosidad de las manos de una mujer anciana, las pecas…
Estas mujeres, irradiadoras de belleza natural, tienen distintas actitudes, pero ninguna de ellas es consciente de ser fotografiada, y todas presentan ese aurea de intimidad y sosiego. Las flores y plantas que retrata casi a modo de bodegón holandés, ofrecen una variedad parecida a la de las modelos. Las distintas especies florales presentan imperfecciones. Algunas tienen los pétalos arrugados, con los bordes marchitos o abatidas. La combinación de textura de pétalos y piel femenina dotan al conjunto de una evidente sensualidad e incluso romanticismo.
También hay algo de clasicismo. Carla se nutre de su inspiración en Rembrandt, Vermeer y en general de la tradición pictórica flamenca, con la que se siente identificada. Cuando visitó por primera vez el Museo del Prado quedó abstraída con la Virgen del Descendimiento de Van der Weyden, y esa imagen la acompaña a la hora de retratar mujeres.
El trabajo de Adornments lo podremos ver en nuestro país la próxima primavera en Kutxabank (San Sebastián), junto con la obra de otras dos fotógrafas holandesas: su gran amiga Hellen van Meene y Sanne de Wilde. Su primera gran retrospectiva se expondrá de marzo a septiembre de 2020 en el MNHA de Luxenburgo.