Buenas sensaciones y ventas en la ‘preview’ de BRAFA
La feria de arte y antigüedades belga se estrena con interesantes ventas durante las primeras jornadas. Un singular Cristo Vivo jansenista de Van Doorne III ha sido adquirido por el Rijksmuseum de Ámsterdam mientras que en arte contemporáneo destacan, de momento, un cuadro minimalista de Robert Mangold que Baronian ofrecía por 320.000 euros y una decena de obras de Arne Quinze –invitado de honor– por un valor total que supera el millón de euros.
Optimismo e ilusión eran las dos palabras que más se escuchaban el viernes pasado por los stands de BRAFA. Tanto los galeristas habituales de esta longeva feria belga como los participantes noveles se mostraban entusiasmados de poder regresar al contacto directo con los coleccionistas. Estos acudieron a la nueva sede de Expo Brussels en Heysel para asistir a la 67º edición y reencontrarse con esos potenciales tesoros con los que regresar a su casa (clásicos o contemporáneos; pintados, esculpidos, tallados o dibujados, tal es la diversidad de piezas que se ofrece).
Durante las sesiones preview, decenas de visitantes vestidos con sus mejores galas fueron ocupando la florida moqueta, diseñada por el invitado de honor Arne Quinze, que también está presente en las zonas comunes con varias piezas colgantes y en MARUANI MERCIER.
UNA DECENA DE OBRAS DE ARNE QUINZE, INVITADO DE HONOR, SE VENDIERON POR UN VALOR TOTAL QUE SUPERA EL MILLÓN DE EUROS
Esta galería era una de las más visitadas; quien sabe si por curiosidad de conocer en persona al artista –dispuesto a explicar su propia obra– o por el atractivo que tienen sus pinturas de gran formato llenas de energía, colorido y motivos florales.
Sea como fuere, no cabe duda de que supo captar la atención de decenas de coleccionistas, que antes del lunes ya se habían animado a adquirir hasta 14 cuadros del exgrafitero belga por cifras que oscilan entre los 50.000 y los 125.000 euros cada uno.
Lo cierto es que el primer día de visita profesional ya se habían realizado las primeras ventas. No en vano es la jornada ideal para que tanto representantes de instituciones públicas o privadas como ávidos coleccionistas paseen en busca de la pieza novedosa, algún descubrimiento de reciente atribución o la joya más preciada.
Así debió de sucederle al agente del Rijksmuseum cuando reparó en el Cristo Vivo de Jan III van Doorne que colgaba del espacio de FLORIS VAN WANROIJ, una galería de Old Masters con sede en los Países Bajos. La peculiaridad de la pieza, descubierta hace relativamente poco tiempo en una colección particular belga y por tanto inédita en el mercado, reside en su iconografía jansenista y en el hecho de que es un ejemplo excepcional de la escultura barroca de Malinas.
El Cristo, cuyo precio no ha trascendido, está firmado «VD» y era anunciado en su ficha catalográfica como «una extraordinaria pieza con calidad de museo». Ahora pasará a formar parte de las colecciones del Rijksmuseum de Ámsterdam, que ya posee otro conjunto escultórico de este artista (Sagrada Familia).
Lo cierto es que las adquisiciones más numerosas se vivieron dentro del arte contemporáneo y, aunque no se veían los ansiados puntos rojos, sí se apreciaba las buenas sensaciones. ZIDOUN-BOSSUYT, por ejemplo, dueña de la Cabeza de Basquiat ofrecida por 7,6 millones de euros, no tenía reparos en anunciar que parte de las pinturas de su stand ya tenían nuevo dueño. Del afroamericano Khalif Thompson vendieron una obra por 8.000 euros, cifra muy atractiva para un joven artista de 24 años cuya proyección está creciendo. Otro coleccionista particular pagó 19.000 euros por una escena familiar del congoleño Eddy Kumaunga.
La vecina BARONIAN, que ofrecía en su repertorio Olivary de Gilbert&George –invitados de honor de BRAFA en 2019–, consiguió vender una pintura de Robert Mangold titulada Cuatro cuadrados dentro de un cuadrado 3 (1974) por la que pedían 320.000 euros.
Por su parte, FRANCIS MAERE acertó con su apuesta por un espacio exclusivo para el Atelier de Eugène Dodeigne que aunaba esculturas y dibujos. Siete años después de su muerte, las piezas de esta autora siguen atrayendo el interés de los coleccionistas, como demuestran las tres obras suyas que se vendieron (la más cara por 185.000 euros).
El arte tribal suscita especial interés entre el público belga, por eso hay varios participantes que muestran en sus espacios todo tipo de máscaras, objetos rituales y figuras procedentes de Gabón, Costa de Marfil o la República Democrática del Congo. Sin embargo, la oferta no solo se reduce al continente africano, como demuestra SERGE SCHOFFEL, especializado también en culturas de Oceanía, América Latina e India. Un único coleccionista acudió a su stand para adquirir un conjunto completo de rombos del Golfo de Papúa, por los que pagó 50.000 euros.
Acabamos esta crónica con KEVORKIAN y su exitoso estreno en la feria. Hasta el momento ha vendido una decena de piezas entre miniaturas persas, cerámicas islámicas y bronces de Luristán (los más numerosos). En el artículo de previos aludíamos a un estandarte de la Edad de Hierro con un par de íbices como joya de su stand, por eso no extraña que ya haya encontrado comprador. «Para algunos de los coleccionistas presentes en esta feria nuestras especialidades son todo un descubrimiento, un flechazo que les ha impulsado a esa primera adquisición».
¿Y qué pasa con las obras millonarias, las más caras de la feria? De momento solo hay silencio. Tendremos que esperar hasta el domingo para saber si las piezas de siete cifras: Tony Cragg por 4,45 millones en KNOKKE-HEIST, Pieter Bruegel el Joven en DE JONCKHEERE y FLORENCE DE VOLDERE por 3-4 millones, o el Basquiat de 7,66 millones encuentran comprador. Sol G. Moreno