Ansorena vende más de un millón de euros sólo en pintura
Por encima de los cien mil euros, lideraron las ventas el papel de El Lissitzky firmado en 1924 y la escultura de Cristina Iglesias
En nuestro artículo de previos (ver) ya anunciamos que la oferta de este mes en Ansorena tenía algo de especial por su calidad, por su cantidad y, sobre todo, por el selecto grupo de coleccionistas al que estaba dirigida. Probablemente la mayor parte de las obras vengas de una colección concreta, pero han sabido unirlas a otras y así llegar a un público más amplio, que abarca desde el siglo XVII a nuestros días. Vamos por partes.
La gran venta de la cita fue, sin duda, la esperada, la del Proun 100 (40 x 40 cm; lote 120), una acuarela, con tintas y grafito sobre papel fechada en 1924 por el gran vanguardista ruso El Lissitzky (1890-1941). Ya comentamos la pieza y dimos referencias de piezas similares vendidas en los últimos años en nuestro artículo, así que remitimos a todo el que quiera profundizar y comparar (lo mismo con la obra de Tissot, fundamentalmente). Dos coleccionistas al teléfono fueron subiendo las pujas desde los 120.000 euros de inicio hasta adjudicarse por 180.000 euros, que sumadas la comisión de la sala y los impuestos, un 22%, 39.600 euros, alcanza la cifra final de 219.600 euros. No está nada mal para una obra sobre papel…
Detengámonos brevemente en el mercado extranjero para comentar otras piezas, entre las que destacó de nuevo la tabla de caoba engatillada del pintor de Nantes James Jacques Joseph Tissot (1836-1902), Marguerite à l’office (O/T, 113 x 85 cm; 488), de su serie sobre Margarita, la protagonista seducida por Fausto, que narrara Goethe y Gounod llevara a la ópera en París en 1859 (para referencias, ver). Lo mismo sucedió: salida por 80.000 euros y subida hasta los 90.000 euros finales. Dignas de mención son también otras piezas del siglo XIX: Bacanal (O/L, 111 x 143,5 cm; 487), de William Etty, subió de 32.000 a 34.000 euros, a cierta distancia de los 18.000 euros en que se remató el Paisaje (O/L, 69 x 58,5 cm; 491) del filipino Félix Resurrección Hidalgo; y de maestros antiguos, Virgen con Niño (O/L, 91 x 73 cm; 545), de Pietro Antonio Novelli, pasó de 13.000 a 20.000 euros, mientras la Virgen de Guadalupe (O/L, 110 x 68 cm; 33) de 1770, atribuida a Rafael Gutiérrez, pasaba de 9.000 a 17.000 euros. Se mostraba así la potencia asiática, británica y mexicana.
Volvamos con la otra gran venta de la cita: la de la escultura Pabellón suspendido V, 2015 (alambres trenzados y cables de acero, 250 x 240 x 320 cm; 114), de Cristina Iglesias. Una pieza similar, aunque de un tamaño mayor, se expone en el Centro Pompidou de Málaga (ver); es el paso siguiente a las celosías que había realizado en los años anteriores, como la de la colección del BBVA (ver); de ahí pasaría a sus esculturas acuáticas, en ese paso tan querido y buscado de la introducción del tiempo en la contemplación de la obra. Por 100.000 euros se ofrecía y por 110.000 euros se adjudicó, a otro coleccionista al teléfono.
Ligeramente por debajo se sitúan otras dos ventas importantes. La del Rembrandt como pretexto o Colorplate, 1988 (Tm/arpillera, 160 x 105 cm; 122), de Manolo Valdés, adjudicada en la postventa por los 78.000 euros pedidos, y la de Sin título, 1960 (O/L, 100 x 120 cm; 121), de Roberto Matta, por los 70.000 euros pedidos también, ofrecidos esta vez por un teléfono.
La sorpresa llegó con el espectacular lienzo de Juan Uslé, Después o antes, 1982 (O/L, 180 x 180 cm; 123), en el que la explosión de color domina sobre la composición; un tanto expresionista aún y, por tanto, previo a su conocida aventura más contenida, por la que es conocido y reconocido. Y de los 30.000 euros de inicio se terminó en 49.000 euros. Similares, aunque menos importantes, fueron las batallas por El huevo de Pascua, 1968/9 (pintura sobre cartón piedra, 105 x 70 x 45 cm; 117), de Equipo Crónica, que pasó de 18.000 a 27.000 euros, y por el Oráculo 8, 1989 (malla pintado y óleo sobre madera, 60 x 50 cm; 118), de Manolo Rivera, de 13.000 a 22.000 euros.
En esa misma cifra, 22.000 euros, sus precios de salida, se adjudicaron también Nature morte aux fruits, 1932 (O/L, 65 x 81 cm; 126), de Francisco Bores, y Cabeza de cabra, 1957 (lápiz azul, 21 x 15,5 cm; 501), de Picasso. En un rango inferior, pero que me parece especialmente significativo, cito también la venta por 11.000 euros de la instalación Try not to think so much, 2018 (instalación sonora, 200 x 200 cm; 116), de Eugenio Ampudia.
Avanzamos, que aquí significa retrocedemos al siglo pasado: Figura de un romano con túnica. Academia, 1882 (O/L, 10,5 x 23,5 cm; 493), pintada por Joaquín Sorolla con apenas 19 años, subió también de 28.000 a 40.000 euros. De maestros antiguos, la tabla del Maestro de Becerril, Aparición del ángel a san Roque (O/T, 90 x 62 cm; 35), pasó de 28.000 a 34.000 euros, y la Natividad (O/T, 123 x 119 cm; 37), un tanto manierista, de Juan de Borgoña el joven, de 20.000 a 30.000 euros. Y por 35.000 euros se vendió la pareja de Escenas de la vida de David, c. 1625/35 (O/L, 90 x 129 cm; 36) de Juan de la Corte.
Por último, la compra del Estado: Toro, c. 1927 (O/L, 81 x 101 cm; 512), de Alfonso de Olivares, comprada por una puja más de los 9.000 euros pedidos, 9.500 euros.
Sólo lo citado aquí -que, obviamente, es una parte de lo vendido-, asciende a 921.500 euros. Tales cifras no son habituales en nuestro mercado así que he preferido que el artículo sea más un elenco de estas ventas que algo explicativo. Enhorabuena a la sala por los nuevos aires que se respiran. Daniel Díaz @Invertirenarte