Alechinsky en el Pompidou de Málaga
La pasada semana el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, inauguró una original exposición en el Centre Pompidou de Málaga: Alechinsky en el país de la tinta. En la presentación estuvo acompañado por el presidente del Centre Pompidou, Serge Lasvignes; la concejala de Cultura del ayuntamiento de Málaga, Noelia Losada; el comisario de la exposición y conservador del Cabinet d’art graphique, Jonas Storsve; el director de la Agencia Pública para la Gestión de la Casa Natal de Pablo Ruiz Picasso y otros Equipamientos Museísticos y Culturales, José María Luna y José Medina Galeote en representación de la Fundación Unicaja.
La muestra, que permanecerá abierta hasta el 12 de abril de 2020, reúne una selección de setenta y cinco obras sobre papel procedentes de las colecciones del Centre Pompidou de París, seleccionadas por el comisario Jonas Storsve, y está patrocinada por Unicaja. El excepcional conjunto de dibujos conservados en el Cabinet d’art graphique del Centre Pompidou (Gabinete de Arte Gráfico) ha sido objeto de numerosas exposiciones, pero es la primera vez que se puede ver fuera de Francia una muestra tan completa del artista belga.
El conjunto reunido en la sede del Centre Pompidou de París abarca un período muy largo en la trayectoria singular de Alechinsky. Nacido en Bruselas en 1927, el creador belga ha sabido mezclar humor y poesía a través de la experimentación con los soportes y el empleo de técnicas poco ortodoxas. Ya desde finales de los años 40, Alechinsky desarrollaba un trabajo libre y personal, marcado por su participación en el grupo Cobra (movimiento de vanguardia artística internacional que debe su nombre a las iniciales de las ciudades de nacimiento de sus fundadores: Copenhague, Bruselas y Ámsterdam). Cuando se disuelve este grupo en 1951, el artista se marcha de Bruselas a París, coincidiendo con Alberto Giacometti, Bram van Velde o Victor Brauner. En esta época, comenzó a experimentar con diferentes técnicas, como el grabado o la caligrafía japonesa. Poco a poco fue sustituyendo el óleo por la tinta china y dando cada vez más importancia al papel.
En los años 60 viajó a Estados Unidos y estuvo pintando en el estudio de Wallasse Ting, que le inició en la pintura acrílica. A partir de 1965, adoptó esta técnica, con nuevas incorporaciones y fruto de estas experimentaciones surgieron una obra como Central Park (1965), considerada como la primera que incluyó notas marginales, viñetas dibujadas en torno a un motivo central y que le daban el significado completo a la obra. A partir de entonces, sus dibujos fueron un replanteamiento permanente sobre los límites de la imagen y la superposición de elementos en la obra artística.
Hay algo que llama la atención en su obra y son los trabajos realizados sobre papeles antiguos, viejos manuscritos, que datan de los siglos XVII, XVIII y XIX, y mapas de ciudades, militares y de navegación marítima o aérea. Para Alechinsky, la textura y la calidad de estos soportes les confieren un gran valor. Él comenzó a pintar sobre ellos con tinta china, acrílico o acuarela, como vemos en las series Krach (1976) y Flora Danica (1988-1990). Entre las técnicas que emplea cabría destacar su trabajo en la estampación, experimentando con piezas del mobiliario urbano, como son las placas de alcantarillado, un banco o un alcorque, extrayendo las formas de estos elementos con tinta china (Bouclier urbain, 1986).
El recorrido por Alechinsky en el país de la tinta ofrece a los visitantes una travesía por las diferentes técnicas, soportes y materiales que el artista ha empleado durante siete décadas, pero también muestra una expresión alegre, casi siempre con humor, que define su trabajo, donde convergen la fluidez de la tinta y la espontaneidad del gesto para que el espectador se implique e intente descifrar los motivos, paisajes y personajes que plasma Alechinsky en sus obras.