Subasta de transición donde destacaron también el lienzo de Cruz Herrera, un gouache de Francisco Toledo y dos aguafuertes de Chillida
Se esperaban algunas pujas más por el lienzo de buen tamaño -nada menos que 145 x 126 cm-, de Juan Genovés (1930), La banda ancha (lote 153); las últimas ventas (leer) en nuestro país y en el extranjero parecía que animarían al mercado ante los apenas 10.000 euros en que salía la obra a pujas. Fechado en 1987, no pertenece a la época finales de los años 50 -cuando asentado ya su estilo, comienza su personajes típicos, con sombras más o menos alargadas, reunidos, corriendo, etc.-, pero tampoco a su muy reciente re-edición, colorista, casi puntillista y muy decorativa revisión de su pasado -muy buscada entre los nuevos coleccionistas-, y quizá eso hizo que el teléfono apenas necesitase una puja, la de los 10.000 euros de la salida, para hacerse con ella. Buena compra, sin duda, que se valorará más con el tiempo.
En lo que a pintura y escultura se refiere, la segunda venta importante de la tarde se produjo dentro de la temática orientalista, donde habíamos destacado dos obras. La primera de ellas, el dibujo a lápiz y plumilla Mujeres en un salón de Riad (49 x 69 cm; 101) de Mériem Mézian se ofrecía por 4.500 euros; a pesar del interés y buenas ventas que habían suscitado en esta misma sala anteriormente los óleos de su mano, el dibujo quedó desierto. La segunda, La esclava del harén (O/L, 66 x 54,5 cm; 102) de José Cruz Herrera se ofrecía por 10.000 euros, por encima de los 9.000 euros pedidos en noviembre del pasado año en Goya; esta vez, una puja previa por los 10.000 euros de la salida, defendida en la mesa, consiguió hacerse con la pieza. Destacaron también en este apartado los 4.250 euros pagados por Batalla de Bailén (O/L, 90 x 170 cm; 103) de José Aguado y Guerra, que firmó el lienzo en 1897 antes de su exposición en la Nacional de Bellas Artes de ese mismo año, donde obtuvo una mención honorífica…
Sin duda, otra venta interesante, aunque un tanto inesperada, fue la del gouache de 1960 de Francisco Bores, Bodegón (48 x 62 cm; 116); un teléfono ofreció los 5.000 euros de la salida y en ese precio lo compró. Dentro de esa segunda escuela de París, de Ismael González de la Serna se ofrecía por apenas 3.000 euros un buen cartón al óleo con La joven romana (100 x 80 cm; 119), muy picassiano y con calidad; de nuevo, una puja previa por la salida, defendida en la mesa, bastó para adjudicar la obra.
En el apartado internacional, debemos mencionar la venta por 4.750 euros, la salida, del gouache y tinta sobre papel, Abstracto (50 x 57 cm; 57) del mexicano Francisco Toledo. Las dos acuarelas de John Piper (113 y 114), en cambio, quedaron desiertas y eso que los 1.500 euros de su salida eran precios atractivos sobre el papel…
Buenas fueron también las ventas de las piezas que nombramos en nuestro artículo de previos como especialmente interesantes. La primera de ellas, el lienzo de Agustín Úbeda, Objetos algo olvidados (114 x 146 cm; 122) subió de los atractivos 1.600 euros hasta unos más reales 3.250. El Sotón. Huesca (O/L, 81 x 60 cm; 127), fechado en 1988 por José Beulas, con calidad, un atractivo juego de azules y grises, y matizado a veces incluso con la parte trasera del pincel, levantando la materia, subió también de 1.800 a 2.500 euros, un precio mucho más razonable también para su calidad y tamaño. Y la Maternidad (O/L, 81 x 65 cm; 126) de Ginés Parra, que se adjudicó por los 4.000 euros de la salida. En esta línea, debemos destacar las subidas, esperadas, de los lienzos del mucho más comercial y repetitivo Eustaquio Segrelles: Playa de Valencia, 1990 (O/L, 51 x 66 cm; 132) pasó de 1.000 a 4.250 euros, mientras Playa de la Malvarrosa (Valencia), 1990 (O/L, 49 x 64 cm) de 1.000 a 2.500 euros.
Y por último, en el apartado de obra gráfica, dos ventas de aguafuertes de Eduardo Chillida: Oinarri, 1990 (38/50, 40 x 46,5 cm; 170) subió de 1.200 a 1.500 euros, mientras Esku XXIV, 1979 (HC, 53 x 36 cm; 171) pasó de 1.200 a 1.400 euros; buenas compras, sin duda. Daniel Díaz @Invertirenarte