Los museos Picasso de Málaga y Barcelona siguen ‘moviéndose’
Esta semana coinciden dos iniciativas de los museos dedicados a Picasso en Málaga y Barcelona que, a pesar del parón presencial, no dejan de innovar y de ofrecer al público interesado en el universo del genio malagueño una serie de proyectos de gran interés. Por un lado el de Barcelona, creado en 1963, anuncia que hoy se conmemora simbólicamente el 50 aniversario de la generosa donación por parte de Pablo Picasso a la ciudad de Barcelona de cerca de 1.500 piezas, entre pinturas, dibujos, carnets y obras de otros artista, que se unían a la que había hecho ya en 1919 con su Arlequín (1917) y que hoy constituyen el núcleo esencial de la colección de dicho museo. Y por otro lado, el Museo Picasso Málaga, inaugurado en 2003, presentó ayer su primera exposición virtual, Arlequín, que ha organizado en colaboración con el Teatro Piccolo de Milano y que iba a ser presencial pero las circunstancias de la pandemia no lo han hecho posible. Una original muestra, que incluye muchas obras de Picasso, pero también de creadores del siglo XVII y de artistas como Énsor o de anónimos japoneses que trabajaron en el concepto de Arlequín, uno de los personajes de la Commedia dell’Arte.
Cuando Picasso tenía 14 años comenzó a dibujar arlequines y máscaras, influido por el mundo del circo. Sería en 1901 cuando aparece el personaje de Arlequín, que es junto a Pierrot uno de los más famosos de La Commedia dell’Arte, género de teatro popular surgido en Italia a mediados del siglo XVI. Arlequín fue una figura que apareció en diferentes etapas creativas de Pablo Picasso (1881-1973) y se mantuvo de forma intermitente hasta sus últimos años.
Ahora el Museo Picasso Málaga ha tenido que transformar un proyecto presencial, Arlequín. Una exposición para mirar y leer, que nació con el objetivo de corresponder a la iniciativa de Antonio Banderas en el Teatro Soho de Málaga y con la inestimable colaboración del Teatro Piccolo de Milán, hasta convertirlo en la primera muestra virtual del museo malagueño. Ofrece un recorrido por un libro ilustrado, en el que convergen diferentes formatos: pinturas, dibujos, grabados, carteles y videos, en torno a este bufón, que hizo suyo Picasso a lo largo de los años, pero también de otros creadores plásticos o teatrales que abarcan desde mediados desde el siglo XVII hasta comienzos del actual.
El primer capítulo está dedicado a Picasso y la figura del arlequín, donde además de un texto introductorio- como en los otros tres capítulos- incluye la cronología y características del personaje junto a imágenes del Carnaval, el personaje sentado, su familia o el retrato de adolescente y cómo no su conocido Arlequín (Léonide Massine), célebre óleo de Picasso pintado en 1917 y donado dos años más tarde a Barcelona, sin olvidar los grabados de las suites 146 y 347, y su amor por el teatro.
En La historia de la Commedia dell’Arte encontramos un aguafuerte de Claude Gillot, un dibujo de Guardi y otro de Watteau, aproximaciones de Daumier, Dégas y Cézanne, y un conjunto de ejemplos que ilustran la importancia que ha tenido Arlecchino en las producciones del Teatro Piccolo de Milano.
Y por último, Del estudio al camerino, con esa máscara japonesa Noh del período Edo, una romana, otra de Odilon Redon y esa singular de Beethoven hecha por Franz von Stuck, junto a un óleo de Ensor, un antifaz de Picasso, y esas fotos de Edward Quinn en los estudios de Picasso en Vallauris y en La Californie. Una exhibición pensada para subrayar el diálogo del autor de Las señoritas de Avignon con el bufón más conocido de la Commedia dell’Arte.
50 aniversario de la donación de Picasso a la Ciudad Condal
Aunque en 1919 Picasso hizo su primer regalo a Barcelona con su óleo Arlequín (1917), no fue hasta 1970 cuando a través de su amigo Jaume Sabartés donó un conjunto a la Ciudad Condal un conjunto muy relevante para su instalación el Museo Picasso de Barcelona: 236 óleos, 1.149 dibujos, 17 carnés de dibujo, 4 libros de texto con dibujos y anotaciones y 40 obras de otros artistas, y que hoy son el núcleo esencial de la colección de la pinacoteca dedicada a Picasso en esa ciudad.
Hoy el Museo conmemora simbólicamente el 50 aniversario de la firma notarial del generoso legado de estas obras, que en buena medida resumen la etapa de formación y de la eclosión artística de Picasso en las primeras décadas del siglo XX, poniendo al alcance fotografías y recortes de periódicos de esta acción, que subrayan la importancia y el vínculo que siempre mantuvo con Barcelona. Actualmente para cerrar esta página de donación se está preparando una exposición que se inaugurará en diciembre, gracias al trabajo de Sílvia Domènech, jefa del Centro de Investigación y Conocimiento y del director del Museo Picasso, Emmanuel Guigon. En ella se incluirá documentación sobre este período y se pondrá en contexto el Archivo con la Colección del Museo, lo que permitirá generar nuevos contenidos.
Además se quiere aprovechar este evento para que crezca el proyecto Memoria Oral Picasso, en el que se trabaja desde hace unos años en colaboración con otros museos nacionales e internacionales. El objetivo sería recuperar las memorias individuales sobre Picasso y establecer nuevos relatos generando un archivo de la memoria oral sobre el artista a modo de herramienta internacional de investigación, a través de entrevistas con personas relacionadas con la donación y con la constitución del Museo, así como con protagonistas de la vida social, artística y política de Barcelona de ese período histórico. Julián H. Miranda