Alberto Corazón en la Fundación Carlos de Amberes
Tras su paso por Fuendetodos (Zaragoza), ahora es la capital española la encargada de acoger una exposición monográfica sobre el artista madrileño, en la que se reúnen piezas creadas a lo largo de sus más de 50 años de trayectoria profesional.
En la tarde de ayer tuvo lugar la presentación de la muestra Alberto Corazón. Obra gráfica. 1968-2018, en la madrileña Fundación Carlos de Amberes, donde podrá visitarse hasta el próximo 22 de enero de 2020. El acto estuvo presidido por Santiago Saavedra, Patrono de la Fundación; Ricardo Centellas, Gerente del Consorcio Goya Fuendetodos; y Enrique González, comisario de la exposición. También contó, como no podía ser de otra manera, con la presencia del propio artista.
Con más de cinco décadas de trayectoria profesional y numerosos premios nacionales e internacionales, Alberto Corazón (Madrid, 1942) presenta, en la ciudad que le vio nacer, una selección de obras que lo avalan como diseñador, fotógrafo, escultor y pintor. Premio Nacional de Diseño en 1989 y Miembro de la Real Academia de Bellas Artes desde 2006, donde ingresó en la disciplina, creada ex profeso para la ocasión, de diseñador, sus logotipos y signos forman ya parte del imaginario colectivo para millones de españoles por las empresas e instituciones para las que ha trabajado y que llevan su marca, como la Biblioteca Nacional, Casa de América, ONCE, Renfe Cercanías o la Compañía Nacional de Teatro Clásico entre un amplio elenco.
Frente a los anteriores, la obra gráfica de Corazón apenas se ha expuesto en nuestro país y no abundan las publicaciones sobre ellas. Como ya declaró en la exposición celebrada en Fuendetotos (ver aquí), el artista se mostró convencido «de que va a ser una sorpresa. Nunca he expuesto en España mis grabados. Quizás no tuve la oportunidad. Las galerías, excepto quizás as que se dedican a ello, desprecian la obra grafica», a lo que añadía cómo «este rechazo es en primer lugar por motivos económicos, pero a veces se disfraza con argumentos en torno a la fragilidad del papel».
En la muestra pueden contemplarse litografías, planchas de cobre, serigrafías y heliografías, medios a través de los cuales se ha podido expresar de manera diferente y que convierten a cada pieza en algo único, singular. Las más antiguas datan de mayo de 1968. «Son fruto de aquel movimiento, de gran contenido social y político». El éxito le llegó en los 70 con algunas piezas que llevó a la Bienal de Venecia. A ellas se suman otras creadas a partir de la década de 1990 hasta nuestros días. Común a todas ellas es su interés por investigar sobre la línea, el color, la composición o el concepto de positivo y negativo. Una exposición, en suma, que descubrirá a quienes la visiten, a un artista poliédrico.