Buenas ventas de pintura antigua, y de los internacionales Fabián de la Rosa y Francis Bacon
Dadas las escasas ventas en los últimos años de las obras de Lucio Muñoz, parecía que su producción interesaba más bien poco a los coleccionistas nacionales. La provocación estaba servida con una pieza de singular calidad por su delicado trabajo y su tamaño: Metalalus, 1977 (Tm/T, 73 x 92 cm; 759) se ofrecía por apenas de 6.000 euros, y ya comentamos en nuestro artículo de previos (leer) que subiría de precio pues una ganga así no se deja escapar fácilmente. Y así sucedió, con varios coleccionistas enzarzados que quedaron reducidos a dos en el último tramo de la puja, hasta llevárselo finalmente un teléfono por nada menos que 20.000 euros, un precio mucho más acorde a su calidad. En cambio, su obra pieza, Sin título, hacia 1961 (Tm/T, 134 x 97 cm; 169) se quedó sin interesados, porque los 16.000 euros pedidos fueron excesivos para una tabla más oscura y sin tantos matices.
Las otras grandes ventas de Ansorena estos días se refieren, contra lo que viene siendo habitual, a la pintura antigua. Y así, Paisaje con lago y pescadores (O/T, 58,5 x 76 cm; 513) de Salomon van Ruysdael se vendió por los 29.000 euros que se pedían; procedente de la venta en Sotheby’s Londres allá por febrero de 1952, un teléfono extranjero se hizo con la tabla del conocido paisajista. Algo similar sucedió con el óleo de Jan Brueghel el viejo, Tropiezo en el viaje (O/T, 29 x 24,5 cm; 512); procedente de la Newhouse Gallery de Nueva York (1951; lote 124), la puja por escrito por 20.000 euros se adjudicó la obra, que salía por 18.000 euros. Y por último, sobresalió también la lucha por el Paisaje invernal (52 x 55 cm; 257) de Klaes Molenaer; con etiqueta de John H. Paris, Fine Art Dealer de Liverpool, dos teléfonos compitieron desde los 8.000 euros iniciales hasta rematarse por 15.000 euros (¡y eso que en junio pasado salió en esta misma sala por 10.000 euros y quedó sin interesados!); buena venta, sin duda. En cambio, y es la nota oscura de la cita, no hubo interesados por los dos lienzos con la Anunciación de Francisco Ribalta; calidad tenía, pero los 210.000 euros pedidos se demostraron, a la postre, excesivos.
La pintura extranjera deparó otra alegría, aunque quizá se esperaba algo más del Retrato del general Parrado (O/L, 50 x 30 cm; 584) de Fabián de la Rosa, firmado en Manila en 1897; los 12.000 euros iniciales fueron suficientes para que un único coleccionista filipino se hiciera con el lienzo, que finalmente no despertó el interés imaginado y se quedó en ese importe.
Si avanzamos un poco en el tiempo, nos encontramos con A la corrida (O/L, 131 x 182 cm; 586), un lienzo costumbrista de Francisco Soria Aedo, que había salido ya dos veces antes en la sala; el precio inicial de 5.900 euros era atractivo y fueron subiendo las pujas hasta rematarse a un coleccionista que pujaba por teléfono por 10.000 euros. Con una temática similar aunque ligeramente más moderno, el gouache de Vista de París (40 x 59 cm; 31) de Emilio Grau Sala pasó de 3.000 a nada menos que 8.500 euros, tras una atractiva puja entre dos teléfonos; una auténtica sorpresa, todo hay que decirlo.
De la misma escuela parisina, Ansorena ha sacado en los últimos tiempos lienzos de Ismael González de la Serna, que han tenido una venta bastante desigual. Esta vez, Mujer con sombrero (temple/cartón, 59 x 44 cm; 70) se vendió a un teléfono, el mismo que había comprado el Grau Sala para más señas, por los 1.800 euros de la salida. En cambio, por su atractivo Bodegón del rosario (O/L, 81 x 65 cm; 172) hubo otra destacada lucha como lo muestra el remate final por 16.000 euros, lejos de los 9.000 iniciales. Y lo mismo sucedió con su Naturaleza muerta y tapiz rojo (O/táblex, 81 x 60 cm; 664), que fue pujado repetidamente en sala desde los 7.200 euros iniciales hasta rematarse por 8.700 euros.
Ya en la segunda mitad del siglo XX, de Manuel Hernández Mompó se ofrecía un luminoso y vaporoso Colectivo en una playa, 1980 (O/L, 100 x 81 cm; 170) por 12.000 euros; expuesto en la galería Theo de Madrid y en el Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas, un teléfono se hizo con él por 13.000 euros.
Los 700 y 900 euros que se pedían por las dos obras de Leopoldo Novoa eran claramente insuficientes, y así lo demostraron las importantes subidas que recibió cada una de ellas. Y así, Espacio a dos elementos, 1971 (Tm, 83 x 62 cm; 137) se remató finalmente por 5.000 euros, mientras A Bouzá (relieve oblicuo con mecate y pinchos, y con etiqueta de la galería Juana Mordó por detrás, 100 x 81 cm; 138), de mayor dimensión y complejidad, se adjudicó por 6.000 euros.
Las sorpresas, españolas: Pintura 364, 1963 (O/L, 81 x 98 cm; 751), de Antonio Suárez, se disparó de 1.800 a 6.000 euros, entre una coleccionista en sala y un teléfono, que finalmente se llevó la pieza. Algo similar sucedió, pero en menor medida, con Sin título (O/T, 95 x 120 cm; 70) de Enrique Gran, que subió de 1.200 a 2.800 euros. Y de Manuel Rivera su Muñecas, c. 1946 (O/cartón, 43 x 52 cm; 74) se adjudicó a un teléfono por 3.200 euros; sin embargo, para su Toro Ibérico, 1951 (O/L, 59 x 76 cm; 73) no hubo comprador.
Por último, sobresalió la imponente subida de la pequeña litografía de Francis Bacon: Study for Bullfight I (2/180, 48 x 36 cm; 216); procedente de Miroir de la Tauromachie, 1990, y con etiqueta de la galería Marlborough, casi dobló su precio inicial de 4.500 al rematarse en sala por nada menos que 8.500 euros. Daniel Díaz @Invertirenarte