Buenos remates en las obras de Alcolea, Claramunt, Soledad Sevilla o Equipo Crónica, y en general de las obras de la segunda mitad del siglo XX en la licitación de ayer.
También en el mercado del arte hay distintos tipos de coleccionistas que funcionan y trabajan según intereses diferentes. Entre otros, podemos hablar de estos tres: el clásico, que busca piezas importantes de autores de calidad ya perfectamente contrastada; el oportunista, que sólo compra lo que se ajusta a su exigente criterio en la relación calidad/precio; y el inversionista, que puja por piezas de las que espera una fuerte revalorización. Como en toda simplificación, se puede matizar mucho pero pienso que sirve para analizar el mercado actual. Y es que, en la licitación de ayer en Segre, se percibió claramente el viraje hacia los últimos modelos.
Como comentamos en nuestro artículo de previos (leer), el que buscara inversión con seguridad debía mirar hacia un artista que ha dado, más menos recientemente, el salto al mercado internacional: Secundino Hernández, nacido en Madrid en 1975. De él se ofrecía un imponente Sin título, 2003 (A y O/L, 170 x 170 cm; lote 216) por apenas 5.000 euros. Apenas, porque sus precios en feria y galería de estos tamaños sobrepasan ya los 30.000 euros… Varios teléfonos, alguno foráneo, y pujas en sala hicieron que se disparase hasta los 19.000 euros, que con comisiones e impuestos se queda en unos ya importantes 22.908 euros; buen precio si lo comparamos con sus obras actuales, y mejor aún si pensamos por cuánto se podrá vender en un futuro si la trayectoria de Secundino continúa la línea ya trazada…
Salvando las distancias, algo similar hicieron los que compraron en su día el Swamped, 1990 de Peter Doig (1959), vendido en Christie’s Nueva York la semana pasada por 25,925,000 USD (16,823,491 GBP; 23,165,947 euros) y que es su actual récord (leer), o los que pagaron 6,522,000 USD (5.843.712 euros) en Sotheby’s Nueva York, también su actual récord conseguido la semana pasada, por Untitled (Into and Behind the Green Eyes of the Tiger Monkey Face 43.18), 2011 de Mark Grotjahn (1968) (ver). Es la compra no por lo que vale sino por lo que se espera que pueda llegar a valer.
No deja de ser curioso, pues, que los 19.000 euros del Secundino Hernández superasen los 18.000 euros dados, tras una intensa lucha, por el buen Autorretrato, 1986 (O/L, 200 x 150 cm; 186) de Carlos Alcolea; aquí, se junta la oportunidad de la calidad de la pieza, de un artista ya fallecido y aún poco valorado, con el precio de salida, unos sorprendentes 3.500 euros… Y claro, los coleccionistas no dejan pasar esta oportunidad (en este sentido, sorprendió realmente que no hubiese interés por Peatones grises, 1968 (A/T, 73 x 101 cm; 146) de Luis Gordillo que se ofrecía por 14.000 euros).
¿Es mucho mejor el lienzo de Secundino que los de Ballester, Soledad Sevilla o Luis Claramunt? El Paisaje (O/T, 40 x 107 cm; 206) de José Manuel Ballester subió a los 2.900 euros; el Insomnio. Boceto 2, 2002 (A/L, 65 x 100 cm; 207) de Soledad Sevilla a los 3.800 euros; y La reja. Interior. Serie Marruecos, 1986 (O/L, 145 x 184 cm; 180) de Luis Claramunt a los 3.800 euros. Y 8.000 euros se dieron por la Offentliche Bibliotheck der Universität Basel II, 1999 (C-print, 4/6, 120 x 120 cm; 241) de Candida Höfer. Pienso sinceramente que no, pero Secundino tiene una senda internacional con apenas 40 años que los demás españoles, a día de hoy, no tienen. Y eso es definitivo para el mercado actual.
Coleccionistas más clásicos se hicieron con varias piezas, que salían a precios verdaderamente atractivos. Los tres músicos, 1971 (cartón piedra, ed. 25, 64 x 60 x 23 cm; 147) de Equipo Crónica se adjudicó por 11.000 euros; Paisaje de Marruecos, 1972 (O/L, 35,5 x 42,5 cm; 174) de Claudio Bravo se remató por 10.000 euros; Escena familiar, 1971 (O/L, 46 x 38 cm; 125) de Emilio Grau Sala subió de 6.500 a 8.500 euros, en la línea de los 5.500 pagados por Sin título (O/L, 100 x 100 cm; 152) de Xaime Quesada o de los 6.500 euros ofrecidos por Paisaje (O/L, 79 x 119 cm; 105) de José Frau. No hubo interesados, dados los ajustados precios de salida, por el papel de Joan Miró (143; 25.000 euros) ni por el collage de Eduardo Chillida (145; 26.000 euros) ni por el dibujo a lápiz de Carmen Laffón (175; 7.500 euros).
En pintura antigua y del XIX sigue el cuentagotas, salvo las piezas importantes de autor reconocido (y que tampoco se pagan demasiado, como vimos en la reciente subasta de Sotheby’s de la colección del Fórum Filatélico; leer). En este sentido, costará vender la Alegoría, 1891 (O/L, 386 x 268 cm; 9.000 euros; 84) de Cecilio Plá porque el gusto actual es opuesto a este tipo de composiciones, y por su inmenso tamaño. Ruinas románticas con campesinos al atardecer, 1860 (O/L, 89,5 x 145 cm; 71) del checo Wilhelm Kandler subió de 2.800 a 5.000 euros. En cambio, la pareja de Retratos de los marqueses de Prado Ameno (O/L, 150,5 x 107 cm; 44) de Escuela cubana S. XIX subió de 2.500 hasta los 11.000 euros; grata sorpresa, indudablemente más por lo cubano y los personajes que por la calidad.
Segre sabe lo que ofrece, y muchos coleccionistas saben ya dónde deben buscar. Daniel Díaz. @Invertirenarte