UN CIRCUITO POR DIEZ AUTORES NOVELES

UN CIRCUITO POR DIEZ AUTORES NOVELES

Juan Llerena. “&=%$a#/¡=}o (pensamiento)”. 2016.

UN CIRCUITO POR DIEZ AUTORES NOVELES

La Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid presenta los proyectos seleccionados en la XXVII edición de Circuitos de Artes Plásticas.

Pocas veces los artistas se sienten tan afortunados como en esta ocasión. Los diez jóvenes creadores que participan en la muestra XXVII edición Circuitos de Artes Plásticas tienen una oportunidad de oro para dar a conocer su trabajo, incluso explicárselo al público. Todos son autores noveles, menores de 35 años y sin representación en ninguna galería, que aún se encuentran en plena búsqueda de su propio estilo; por eso, las propuestas que ofrecen en la exposición se encuentran a medio camino entre la experimentación y la investigación artística.

Es posible que Ana Esteve Reig, Alejandro Sánchez Garrido, Julia Llerena o Federico Miró sean los nombres que ocupen en un futuro el programa expositivo nacional. Tal vez Cristina Mejías, Sofía Montenegro, Andrés Pachón, Javier Rodríguez Lozano, Françoise Vanneraud o Denica Veselinova sean los próximos protagonistas de las siguientes ediciones de ARCO, tendremos que estar pendientes. De momento, el trabajo de cada uno de ellos ha llamado la atención del jurado en la última edición de Circuitos de Artes Plásticas –compuesto por comisarios, galeristas y artistas, además del Subdirector General de Bellas Artes, Antonio Sánchez Luengo–, que en octubre reconoció su potencial y les concedió una beca de entre 2.000 y 3.000 euros.

Françoise Vanneraud. “Pensar como una montaña”. 2016. Dibujo y madera pintada.
Juan Llerena. “&=%$a#/¡=}o (pensamiento)”. 2016.

La exposición que ahora se inaugura en la Sala de Arte Joven presenta el resultado tangible de estas ayudas. Diez proyectos fruto de diferentes procesos creativos, con técnicas y soportes distintos, cuyo nexo en común reside precisamente en su carácter emergente. Andrés Pachón, por ejemplo, hizo una residencia en Perú, donde tuvo ocasión de estudiar las placas del Archivo Histórico del Centro de la Imagen de Lima. En sus fotografías, agrupadas bajo el título de The Fletcher Series, hace desaparecer a los retratados peruanos para mostrar solo escenarios anónimos y espacios ambiguos. La suya es una mirada centrada en la colonización de la imagen.

Françoise Vanneraud dibuja un paisaje irreal de los Alpes, mezcla de varias vistas desde Francia, Austria, Italia y Suiza. Toma como punto de partida los perfiles montañosos para inventar un espacio tridimensional y transitable, buscando así la participación con el espectador. Por su parte, Ana Esteve Roig crea su propio Oráculo gracias a un smartphone –el elemento que mejor define nuestra forma de comunicarnos hoy en día– y la presencia de tres monos (aluden a nuestros orígenes). Con estos componentes concibe un vídeo de 15 minutos donde plantea las preguntas reales que la gente le hizo de manera interactiva a la autora a través de su página web y las respuestas que le da el oráculo por boca de los primates.

Andrés Pachón. Una de las imágenes perteneciente a “The Fletcher Series”. 2015-1016.

Denika Veselinova es una inmigrante en nuestro país que ha sentido cómo la barrera del idioma se interponía entre ella y el resto. Quizá por eso, reflexiona en Not make sense sobre la diversidad cultural y el problema de la comunicación entre personas de diferente lengua. Su instalación invita al espectador a hablar con un micrófono y observar las caras de desconcierto de sus interlocutores, proyectados en pantallas, mientras escucha cómo su voz se reproduce de forma distorsionada e incomprensible.

De dudoso entendimiento, resulta, también, el mensaje cifrado que Julia Llerena propone en &=%$a#/¡=}o, conjunto de signos que pretenden formar la palabra “pensamiento”. Sirviéndose de objetos encontrados como botones, tornillos, tapas de bolígrafos, molduras o enganches de perchas que simulan letras, elabora un discurso supuestamente legible en las nueve líneas que componen su instalación.

Alejandro Sánchez Garrido pone el foco en la realidad social de nuestro entorno más cercano y nos invita a reflexionar sobre la Gran Vía como Un lugar sin refugio. En su trabajo presenta una visión fragmentada de esta calle madrileña a través de 48 fotografías, que acompaña de textos explicativos para ahondar en ciertos problemas sociales que afectan a esta vía y los barrios adyacentes. Federico Miró, en cambio, recurre a sus raíces para encontrar la inspiración; los telares de Málaga y el horror vacui del barroco andaluz, entre otras tradiciones, están presentes en sus lienzos.

Cristina Mejías juega con el habitual inicio de los relatos en inglés y titula su instalación Twice Upon a Time, porque en verdad cuenta la misma historia dos veces. ‘Érase una vez’ una peonza real dando vueltas sobre una mesa real, que a su vez reflejaba esta misma escena proyectada –irreal– a través de dos pantallas. Todo un juego de miradas con las que pretende mostrar las múltiples versiones que puede tener un mismo relato. Por su parte, Sofía Montenegro ha querido fijarse en la belleza estética de las imágenes difundidas por la Policía cuando se incauta de tesoros robados. Incautos es una crónica documental sobre la presentación de evidencias y pruebas en estos casos policiales.

Un último artista, Javier Rodríguez Lozano, se cuela sutilmente en los espacios que ocupan todos los autores anteriormente citados. El público tendrá que buscar sus Enlaces de escarabajo por el suelo y en diferentes salas, pues sus obras de pequeño formato buscan una cierta mimesis o alusión metafórica al trabajo de sus compañeros.

Virginia Torrente ha sido la encargada de comisariar esta exposición, que podrá visitarse hasta el 19 de marzo. Sol G. Moreno

Federico Miró. “La densidad de la urdimbre”. 2016. Acrílico sobre lienzo.
Javier Rodríguez Lozano. Uno de las piezas de “Enlaces de escarabajo. 2016.