Joaquín Mir. Olivos de Mallorca, c. 1901, detalle. Salida: 125.000 euros
UN PAISAJE DE MALLORCA DE JOAQUÍN MIR POR 125.000 EUROS EN BALCLIS
Junto a la habitual oferta del siglo XX, destacan dos tablas góticas en la cita de los días 30 y 31 de mayo
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Fiel a su cita y a su calidad, la sala catalana Balclis ha preparado una cuidada licitación con variadas temáticas y algunos lotes verdaderamente importantes. Su portada apuesta por un lienzo espectacular y temprano aunque nada fácil del reconocido paisajista catalán Joaquín Mir (1873-1940): Olivos de Mallorca (O/L, 91,5 x 125,5 cm; lote 1633).
En el año 1900 Mir decide buscar nuevos motivos para su obra y viaja a Mallorca, a casa de su tío Avelino Trinxet, estancia que se prolongará hasta 1904 al encontrar todo un filón de paisajes nuevos en la isla y a los pintores Santiago Rusiñol y William Degouve de Nuncques. Con 27 años y todo un futuro prometedor por delante, Mir ensaya con los nuevos aires fórmulas diferentes para su pintura, otras maneras de entender y de aplicar el color, que se pueden percibir claramente en este lienzo, que debió pintar en ese año o en el siguiente, pues probablemente se expuso en la sala Parés en 1901 si hacemos caso al comentario de Pincell, el pseudónimo de Miguel Utrillo, para la revista Pél & Ploma (nº 81, octubre, pág. 142, repr.). El suelo del paisaje y el muro de la finca han sido perfectamente delineados y trazados con fuertes líneas y apenas coloreados; las hojas de los árboles y el fondo, en cambio, apenas trazados, ligerísimamente esbozados, pero plenos de color y de variedad cromática, de tal modo que la vista se va continuamente a la explosión de color de la montaña del fondo, con los rojos y naranjas del atardecer pleno, como si de fuego se tratara.
Clara estudio experimental, supone una especie de antes y después en su pintura de esta época, y es lógico pensar en una cantidad fuerte: 125.000 euros. En junio de 2007, Balclis misma vendió por 150.000 euros Paisaje mallorquín, 1903 (O/L, 100 x 100 cm), sin esas experimentaciones ya, con su técnica habitual, lejos de los 90.000 euros iniciales. Un ejemplo similar podría ser también, aunque mucho mayor, Ruinas del Castillo de San Tueri, Felanitx, c. 1901 (O/L, 122 x 155 cm), vendido en Sotheby’s Londres en mayo de 2015 por nada menos que 221,000 GBP (308.604 euros)…
De su compañero de viaje catalán, como quien dice, Ramón Casas, se ofrece un retrato de grandes dimensiones y tintes complicados, pero con mucha calidad, de justicia es reconocerlo: Retrato de una niña, 1906 (O/L, 180 x 120 cm; 1613), por unos nada fáciles ya 68.000 euros. De Baldomero Galofre, no dejen de ver con detalle su buen Paisaje, c. 1901 (O/L, 90 x 145 cm; 1617), elegido para figurar en la exposición del centenario de la sala Parés en 1977 (cat. núm. 21), y que se ofrece como oportunidad por apenas 6.000 euros. Y de Darío de Regoyos, un verdaderamente atípico Pavo real (O/L, 117,5 x 72 cm; 1632), pintado en 1912 y publicado por Juan San Nicolás (núm. 677, pág. 502), por 30.000 euros.
Si avanzamos en el tiempo, tres recomendaciones, breves ya. De Rafael Zabaleta, Bodegón del frutero, 1941 (O/L, 50 x 61 cm; 1742), con su buen hacer habitual, en la línea de sus últimas ventas: 25.000 euros. En marzo de 2015, Ansorena adjudicó por 31.000 euros Bodegón de peces, 1948 (O/L, 50 x 61 cm), y en diciembre de 2016 Segre vendió por 22.000 euros su festivo y más tardío Puerto de mar, 1958 (O/L, 81 x 100 cm). Un gouache sobre papel fotográfico de Salvador Dalí, Five of wands, 1971 (29 x 19,5 cm; 1793), por 36.000 euros. Y una impresionante escultura en hierro de 405 cm de Jaume Plensa, Sin título (1792) por 90.000 euros. Y aunque parezca que del catalán sólo alcanzan cifras fuertes sus esculturas de hombres de letras como Tel Aviv Man XII, 2006 (acero, 200 x 88,9 x 94,9 cm, ver), que se vendió en Sotheby’s Nueva York hace nueve días por 287,500 USD (261.970 euros), o sus últimos rostros de alabastro como Alegría I, 2009 (162,1 x 61,5 x 63,1 cm, ver) que alcanzó los 447,500 USD (347.140 euros) en Christie’s Nueva York en mayo de 2013, éste hierro de etapa anterior debería subir también algunas pujas…
Y en pintura antigua, las dos otras grandes atracciones de la cita. La primera, una tabla al temple con el Martirio de San Baudilio (152,5 x 102 cm; 1348), de Luis Dalmau. Oriundo de Valencia, en 1431 por orden del rey Alfonso V viajó a Flandes donde debió quedar verdaderamente impresionado al ver el Políptico de Gante de Van Eyck, y su pintura volverá con frecuencia. Se sabe que en 1448 firma un contrato con la iglesia parroquial de San Baudilio, del que queda en el templo la tabla central; no sería extraño en absoluto que ésta, localizada en la colección Barraquer de San Feliú de Guixols y puesta por Post en relación con el círculo de los Vergós (ver Francesc Ruiz Quesada, Lluís Dalmau y la influencia del realismo flamenco en Cataluña, pp. 258-259), perteneciese a ese retablo. Quizá por ello se pida una cantidad importante: 125.000 euros.
Y la otra, Presentación del Jesús en el templo, 1515/19 (O/T, 169 x 128 cm; 1349), del Maestro de Sigena, procedente del retablo mayor del panteón real del monasterio de Santa María de Sigena (Huesca), del que únicamente se conserva una Natividad en el Museo del Prado (ver). Su arquitectura renacentista, su singular color y el modo de componer han hecho pensar en los modelos centroeuropeos en general y en la influencia de Michael Pacher en particular. Su precio: 85.000 euros. Quedan en el tintero otras piezas como San Juan Evangelista dando la comunión a la Virgen (1372) del círculo de Francisco Ribalta, El Salvador de Pedro Atanasio Bocanegra (1394) o una Virgen con Niño atribuida a Massimo Stanzione (1396) entre otras. Vean con detenimiento el catálogo y disfruten de su oferta. Daniel Díaz @Invertirenarte