LOS BODEGONES DE SEGRE SE DISPARAN DE 50.000 A 120.000 EUROS
Las magníficas ventas continuaron con los lienzos de Pablo Palazuelo y Manolo Valdés, en una tarde con un porcentaje de ventas muy alto y dos compras del Estado.
A falta de conocer los datos finales y de detalle, casi podemos asegurar que la licitación de ayer por la tarde en la sala del Viso de Madrid se guardará en la memoria por ser una de las mejores de estos últimos y complicados tiempos. Así de sencillo y de rotundo.
Lo de los cuatro bodegones atribuidos a Mateo Cerezo (lote 92) era más que previsible (ver artículo de previos). Estas cosas nunca se saben a ciencia cierta, hay que reconocerlo, pero todo indicaba que las dos parejas de magníficos lienzos atribuidos a Cerezo aunque «con gran reserva» por Rogelio Buendía e Ismael Gutiérrez Pastor -pues no pudieron verlos al natural- en su buen libro Mateo Cerezo (págs. 131-133, núms. 32, 33, 34 y 35; fotografías en b/n, pág. 96, 97 y 98, como de la colección Arasjauregui) y que partían desde unos más que atractivos 50.000 euros, iban a subir unas cuantas pujas.
Los más pequeños, una pareja de O/L, 48 x 103 cm c/u, Bodegón con plato de tomates y pepinos; cacharros de cobre, cebollas, berenjenas, calabazas, panes y jarra de barro cocido y Bodegón con jamones, barreño con liebres y zorzales; plato con gallina, perol de cobre, botella de vino y plato de porcelana china en azul y blanco con besugo y naranjas (el primero con número de inventario 143), y los más grandes, otra pareja de O/L, 43,5 x 113,5 cm c/u, Bodegón con cesto de uvas, higos, membrillos y melocotones; plato con melón, manzanas, cerezas, alcachofas y manojo de espárragos y Bodegón con cesto de uvas, ciruelas, cerezas, albaricoques y grosellas; manzanas y peras (con números de inventario 163 y 157). Por la sala pasaron distintos reconocidos especialistas para verlos en persona y valorar la atribución; y aunque los pequeños parecen más cercanos a Barranco y los grandes flamencos, la confirmación de la atribución a Cerezo fue de William Jordan, y además “de calidad soberbia”.
Así las cosas, llegó el ansiado día. El Estado acababa de ejercer su derecho y se hizo por los 6.000 euros de la salida con el importante y único librito de Juan de Arfe con anotaciones de Ceán Bermúdez de la Descripción de la traça y ornato de la custodia de plata de la santa iglesia de Sevilla (lote 55). Poco después llegó la primera de las gratas sorpresas de la subasta; toda una cascada de pujas telefónicas por el cobre de Santa Irene y San Sebastián de 47 x 37 cm (lote 89), que se ofrecía como de Seguidor de Bartolomeo Schedoni, que pasaba de los 2.000 euros iniciales hasta unos impresionantes 34.000 euros, que hablan más bien de la mano del maestro. Pues bien, esa cascada fue semejante con las pujas por los bodegones, aunque esta vez entre los teléfonos y los coleccionistas en sala, para rematarse finalmente en nada menos que 120.000 euros, que sumadas las comisiones de la sala y los impuestos (20,23%) se quedan en 144.276 euros. Gran compra, sin duda.
En el siglo XIX, destacó la subida de 10.000 a 15.000 euros del Retrato del hijo primogénito de don Antonio Hompanera de Cos, 1852 (O/L, 179,7 x 135,7 cm; 97) de Antonio María Esquivel, ligeramente por debajo de los 20.000 en que se ofreció en febrero pasado en esta misma sala. En la renovación pictórica hacia la modernidad, tres apuntes destacados. El más importante, la compra por el Estado del segundo lote de la tarde: Hórreo. Asturias II, 1891 (O/T, 30,8 x 41,1 cm; 150) de Darío de Regoyos, por los 21.0000 euros iniciales pedidos; grata sorpresa, todo sea dicho, por esta compra buscando el puntillismo del asturiano. Con la Vista de la sierra de Guadarrama, c. 1910 (O/L, 37 x 48 cm; 121) de Aureliano de Beruete, sucedió lo lógico; los 8.000 euros se demostraron escasos para tan buscada temática, y se adjudicó el lienzo por 16.000 euros. Y el oscuro pero buen óleo de Gabriel Morcillo, La buenaventura, c. 1920 (O/L, 164 x 182 cm; 50), subió de 10.000 a 11.000 euros.
Y así llegamos al siglo XX, la especialidad de la casa. Y eso se nota, a pesar de la dificultad objetiva de encontrar comprador que presentaban algunas piezas. Sobresaliente para Obertura nº 2, 1982 (O/L, 170 x 240 cm; 227) de Manolo Valdés, al pasar de 85.000 a 95.000 euros, adjudicados a un teléfono; y eso que este inicio en solitario del valenciano no es lo más buscado de su mano, como parece lógico, por otra parte. Y sobresaliente también para el Paisaje, 1997-2003 (O/L, 172 x 182 cm; 255) de Pablo Palazuelo; tampoco esa abstracción de líneas una tenía venta fácil, pero los 82.000 euros quedaron superados por un pujador al teléfono y otro en sala que ofreció los 92.000 euros finales.
Cumplió Joan Miró, y se nota también que es apuesta internacional con una seguridad diferente. Su pastel y lápiz sobre cartón, Femme Oiseaux, 1977 (33 x 25 cm; 191), con certificado de Jacques Dupin y publicado con el número 3220 en el catálogo razonado de dibujos, se adjudicó por la salida, 44.000 euros.
Grata satisfacción nos produjo ver las dos ventas de Luis Fernández. La primera, por los 35.000 euros pedidos, del lienzo Composición. Paisaje (60 x 73 cm; 193), fechado el 18 de julio de 1939, lejos de los sorprendentes 90.000 euros pretendidos en abril de 2016 por Fernando Durán; y la segunda, por los 15.000 euros en que se adjudicó el mucho más constructivo gouache Vaso de vino y trozo de pan, 1950/1 (29 x 21,5 cm; 195) En este soporte debemos citar también, aunque sea de pasada, los 10.000 euros dados por Mujer, 1924 (tinta; 18 x 11,5 cm; 164) de Juan Gris.
Telegráficamente ya. Se vendió por los 38.000 euros pedidos el óleo El picador, c. 1943 (64,5 x 52 cm; 167) de José Gutiérrez Solana; el Magistrado, c. 1987 (O/L, 162 x 114 cm; 226), de Juan Barjola, soberbio pero con evidentes problemas de conservación que reblandecían la impresión primigenia que debía mostrar el negro absoluto del personaje, subió de 23.000 a 25.000 euros. Y en escultura: el Huevo de Pascua, 1969 (pintura sobre cartón piedra, 31/50; 105 x 70 x 45 cm; 223) del Equipo Crónica, subió de 12.000 a 16.000 euros, mientras Piloto. Serie negra, 1975 (madera, 55 x 50 x 40 cm; 202) de José María Navascués, se disparó de 3.800 hasta nada menos que 15.000 euros.
Se quedan remates importantes sin mencionar, pero créanme que son demasiados; estos son precisamente los que han hecho de esta licitación algo más, y que su facturación final supere casi el millón de euros… ¡Enhorabuena! Daniel Díaz @Invertirenarte