Kim Mupangilaï: “Hay que reivindicar la cultura material africana y situarla como diseño contemporáneo”

Kim Mupangilaï: “Hay que reivindicar la cultura material africana y situarla como diseño contemporáneo”

La artista de origen belga-congoleño expone por primera vez sus obras en la Fundación Boghossian, después de ganar el año pasado el premio Design and Crafts otorgado por la institución. Una de las piezas clave de la muestra es la lámpara Bina, un homenaje al espíritu y la herencia de las mujeres africanas a través de una interpretación abstracta de sus peinados precoloniales.

Su entrada al circuito artístico comenzó en el verano de 2023, cuando presentó su primera exhibición individual en Nueva York de la mano de Superhouse Gallery. Un momento que describe como un “punto de inflexión” en su carrera. Mupangilaï afirma no ser “ajena a la dinámica del mercado”, pero intenta que la historia y el proceso de creación sigan siendo fundamentales para valorar su obra.

Retrato de Kim Mupangilaï. Fotografía de Gabriel Flores.

* Empezó como arquitecta de interiores y recientemente ha explorado el diseño de muebles. ¿Qué motivó esta decisión?

* Este cambio fue profundamente personal. Empecé a utilizar el diseño de muebles y esculturas para abordar cuestiones relacionadas con la identidad que no podía expresar con palabras. Así es cómo comienzo a interesarme más por la narración de historias trasculturales y por la forma en que los objetos podían servir de recipientes para ellas. El diseño de muebles me ofrecía la escala, la intimidad material y la autonomía que necesitaba para explorarlo.

* ¿Qué historia cuenta la colección sobre su herencia belga-congoleña?

* Es un autorretrato intercultural. Cada pieza refleja la complejidad de la pertenencia, la dualidad de haber crecido en Bélgica con raíces congoleñas, y cómo esas influencias no se anulan mutuamente, sino que crean algo nuevo cuando se juntan. La obra honra la memoria ancestral congoleña al tiempo que navega por los códigos de diseño occidentales y a través de ello ofrece espacio para la reinterpretación, el matiz y el diálogo.

* ¿Cómo fue el proceso de creación de estas piezas?

* Muy táctil y basado en la investigación. Comencé haciendo bocetos y luego los traduje en dibujos 2D y renders 3D antes de darles vida a mano. Además, fue muy colaborativo, porque dediqué tiempo a hablar con artesanos e investigadores para basar cada pieza en algo real; pero también lento, ya que trabajé con materiales naturales que requieren muchos cuidados.

* ¿Cuáles son esos materiales?

* Teca, piedra volcánica, rafia, fibra de plátano y ratán. Todos tienen un peso cultural y simbólico y, además, la mayoría están tallados o tejidos a mano. Me encantan las materias primas que envejecen, respiran y conservan la memoria. Cada elección es deliberada, pues el objetivo es siempre crear un diálogo entre forma, material y narrativa.

* ¿Hubo alguna pieza en concreto que le supusiera un reto?

* El armario Mwasi fue un verdadero desafío, tanto técnico como emocional. Se inspira en el lenguaje visual de los escudos africanos y al mismo tiempo habla de la feminidad y la fuerza. Pero su escala, su simbolismo y la presión a la que me sometí para hacerlo bien lo convirtieron en el más difícil y el más personal. Por otro lado, el separador de ambientes Brazza también fue un reto, ya que fue la primera pieza que creé. Empezar con algo de ese tamaño y saber que iba a presentarse en Design Miami ante un público mundial fue increíblemente intimidante.

Kim Mupangilaï. Detalle de la 'Silla Bina'. Fotografía de Luis Corzo. Cortesía de Superhouse Gallery.

* Los nombres de estos muebles están también vinculados a su herencia. ¿Qué significan?

* Para mí, estos nombres, que están en lingala o suajili –dos lenguas habladas en el Congo–, son tan importantes como la forma. Son portadores de memoria, resistencia, belleza y pertenencia. Quería manifestar que no son meros objetos funcionales, sino referencias culturales y personificaciones de historias y ancestros.

Vista de la exposición en la Fundación Boghossian.
Vista de la exposición en la Fundación Boghossian.

* ¿Qué opina de la relación que se ha hecho de esta colección con el Art Nouveau?

* A primera vista, entiendo por qué la gente ve similitudes formales entre mi trabajo y el Art Nouveau. Ambos exploran la fluidez, la ornamentación y las formas naturales. Pero lo que a menudo falta en esa comparación es el contexto sociopolítico. Como movimiento –especialmente en Bélgica– nació en gran medida de una época colonial. Cuando paseo por las casas de Victor Horta en Bruselas siempre me sorprende su belleza, pero también lo que no se reconoce: la riqueza colonial que las financió y el lenguaje visual prestado sin crédito. Mi obra no es un homenaje al Art Nouveau, es una respuesta a él. Una reapropiación. Me interesa recuperar esas formas orgánicas e infundirles contexto, narrativa y memoria desde un lugar de autoría afrodescendiente.

Kim Mupangilaï. 'Silla Bina'. Fotografía de Luis Corzo. Cortesía de Superhouse Gallery.

* ¿De qué manera cree que sus diseños pueden contribuir a la descolonización de las narrativas visuales?

* Descolonizarlas significa algo más que utilizar materiales o motivos diferentes. Se trata de replantearse los sistemas de valor, autoría y visibilidad. En mi caso, consiste en reivindicar la cultura material africana y situarla en un contexto que no sea antropológico ni de exotismo, sino elevado y respetado como diseño contemporáneo. Y aunque lo hago a través de la lente del Congo, forma parte de un esfuerzo colectivo más amplio formado por muchas culturas colonizadas. Ya sean narrativas indígenas, afrocaribeñas, sudasiáticas o de Oriente Medio, hay un movimiento global en marcha. No solo estamos incluidos en el canon, sino que lo estamos remodelando.

* ¿Su obra tiene mejor acogida en el circuito artístico norteamericano o en el europeo?

* Sin duda en Estados Unidos. Dista mucho de ser un lugar perfecto, pero existe un marco cultural que reconoce el valor de la narración en el diseño, especialmente cuando está relacionada con la ascendencia, el patrimonio o las perspectivas decoloniales. En Europa, y en particular en Bélgica, a menudo siento que todavía hay mucha negación en torno a la historia colonial. El mercado y las instituciones pueden parecer rígidos, arraigados en la estética tradicional y a menudo reacios a la incomodidad que supone desentrañar las verdades históricas. Ese conservadurismo puede hacer más difícil abrirse camino si tu trabajo desafía el statu quo.

* ¿Qué le ofrece uno de esos mercados que no le garantiza el otro?

* El mercado estadounidense está dispuesto a doblarse, a evolucionar, a mantener conversaciones incómodas. Hay una celebración de la pluralidad que no suelo sentir en Europa. En cambio, el mercado europeo ofrece otro tipo de riqueza: contexto histórico, artesanía y proximidad a la cultura material. Aun así, a menudo se queda corto a la hora de integrar esa historia en el presente con honestidad.

* ¿En qué proyectos está trabajando ahora?

* Aunque aún no puedo adelantar demasiado, estoy en las primeras fases de preparación de una segunda exposición individual, probablemente para 2026. Al mismo tiempo estoy trabajando en proyectos arquitectónicos de mayor envergadura y hay en camino otras propuestas museísticas interesantes, como una adquisición y otra participación en una exposición. Nerea Méndez Pérez

Vista de la exposición en la Fundación Boghossian.