Paseos por Sevilla y el flamenco de la mano de Pedro García Romero
El Museo de Bellas Artes de Bilbao y la Fundación BBVA han presentado esta semana en la capital vizcaína la instalación audiovisual Las flamencas/ Los flamencos, de Pedro García Romero (Aracena, Huelva, 1964), Premio Nacional de Artes Plásticas 2024 y creador multifacético que no solo investiga y comisaría proyectos, sino que también es editor y director de cine. Esta producción ha sido posible gracias a la Beca Multiverso a la Creación en Videoarte 2018. que ambas instituciones impulsan desde hace varios años.
La instalación audiovisual de Pedro G. Romero, que se acaba de presentar en el Museo de Bilbao, consta de nueve paseos -con su correlato en nueve canales de video- que tienen la ciudad de Sevilla como escenario. Está protagonizada por nueve personas vinculadas con el universo del flamenco. En esta cartografía por la capital hispalense estos nueve personajes deambulan por la ciudad y cada uno elige los espacios que revelan que para ellos el flamenco es una forma de vida, donde no faltan referencias geográficas pero también otra serie de elementos visuales y sonoros de Sevilla. Este ensayo de video se realizó entre 2019 y 2021 y ahora ve la luz en Bilbao.
La génesis del proyecto está muy ligada a la película Nueve Sevillas, produción dirigida por Gonzalo García Pelayo en 2019. Una obra flamenca sobre la ciudad y las diferentes maneras de imaginarse la misma a través de algunos paseos, que le sirvió a Pedro G. Romero en esos senderos por los que transitan esos nueve personajes y que en cierto modo las infinitas veces que se pueden sentir la ciudad y lo que acontece en ella.
Pedro G. Romero tiene su estudio en Sevilla y conoce con cierto rigor el ritmo de la ciudad y la experiencia del flamenco que de alguna manera también lo es de la capital hispalense.
Como se decía anteriormente Las flamencas / Los flamencos trata de los nueve paseos mudos que los protagonistas de Nueve Sevillas realizaron por la ciudad. La intermitencia de las imágenes responde a esa idea de “silencio atronador” de todo lo que se escucha alrededor de las imágenes. Son nueve paseos, uno por cada personaje de la narración, con una duración de 49 min divididos en secuencias idénticas de 5 minutos y 9 segundos, en las que cambia la interacción del sonido entre unas imágenes y otras, entre unos paseos y otros, entre unos videos y otros. En cada uno de los paseos toma preeminencia un recorrido que marca con su sonido al resto.
La poesía audiovisual de Pedro G. Romero se despliega en nueve monitores, colocados en línea, en anfiteatro o en laberinto -como es el caso-, y el espectador es invitado a visitar, escuchar y ver cada uno de los monitores y estar atento a los sonidos. Esa visión integral requiere un esfuerzo visual y físico porque el paseo es esencial para que entienda la intención del autor, a veces cerca y otras distanciándose de lo monitores. La pieza incorpora esa experiencia de deambular de una proyección a otra como los paseantes que descubren la ciudad de un modo intermitente.
Los 49 minutos que dura la pieza están llenos de detalles sensoriales que no se agotan en las propias imágenes. Los pájaros que cantan en la plaza del museo; Javiera de la Fuente entonando Qué he ganado con quererte de Violeta Parra; los sones de Ione de Errico Petrella interpretada por una banda de música de palio; la canción Pájaro negro/Auschwitz, que nos hace Janek; o las atronadoras palmas de Bobote, Marco de Ana, Diaa Homsy, Sonia Poveda y Lole de los Reyes que sacuden los títulos de crédito son algunas de las citas que salpican ese deambular.
Si Baudelaire acuñaba la voz flâneur, en Cádiz, el cantaor Enrique el Mellizo era famoso por sus caminatas -filosóficas decían unos, poéticas las llamaban los más- que tenían la particularidad del silencio: El Mellizo siempre iba callado. Cada uno elige cómo camina y eso termina siendo una invitación a seguirles por las calles de Sevilla.