‘La Anunciación’ de Berruguete recupera su esplendor en el Museo de Bilbao

‘La Anunciación’ de Berruguete recupera su esplendor en el Museo de Bilbao

Hoy se ha presentado en el Museo de Bellas Artes de Bilbao la restauración de una obra maestra del Renacimiento español, La Anunciación (c. 1485-1490) de Pedro Berruguete, que ha sido posible gracias al Programa Iberdrola-Museo de Conservación y Restauración, que anualmente se viene desarrollando para asegurar la integridad  material de las obras de arte y que puedan exponerse en buen estado de conservación para que los aficionados al arte puedan contemplarlas. En el acto estuvieron presentes Elixabete Etxanobe, diputada general de la Diputación Foral de Bizkaia y presidenta del Patronato del Museo de Bellas Artes de Bilbao; Miguel Zugaza, director del museo; Jaime Alfonsín, presidente de la Fundación Iberdrola España; Pilar Silva, historiadora del arte español; Elisa Mora Sánchez, restauradora del Museo del Prado hasta 2021; José Luis Merino Gorospe, conservador de Arte Antiguo del Bellas Artes de Bilbao; y Juan Manuel Arburua y Bárbara Cosculluela, Colección Arburua.

La Anunciación de Berruguete -cedida en comodato de la colección Arburua a cinco años- ha permanecido prácticamente inédita y se exhibe ahora en el Museo de Bellas Artes de Bilbao tras su reciente restauración va a permitir un mejor conocimiento de esta tabla de un pintor nacido en Paredes de Nava, Palencia, hacia 1450 pero cuyos origenes familiares se sitúan en la comarca de Las Encartaciones (Vizcaya).

La historiadora especialista en pintura hispanoflamenca y del primer Renacimiento Pilar Silva Maroto -jefa de Conservación en el Museo Nacional del Prado hasta 2017- ha estudiado la obra desde un punto de vista histórico y estilístico en el contexto de otras pinturas del autor que tratan la misma iconografía. Además los aspectos materiales de la pintura han estado a cargo de Elisa Mora Sánchez -restauradora del Museo del Prado hasta 2021-, que ha realizado el tratamiento sobre los elementos pictóricos de la obra, y de Mayte Camino Martín -restauradora de marcos del Prado- quien se ha ocupado del tratamiento de los fondos dorados. Todo el proyecto ha contado con la aportación de José Luis Merino Gorospe, conservador de Arte Antiguo del Museo de Bellas Artes de Bilbao.

De izquierda a derecha: Juan Manuel Arburua y Bárbara Cosculluela, Colección Arburua; Jaime Alfonsín, presidente de la Fundación Iberdrola España; Elixabete Etxanobe, diputada general de la Diputación Foral de Bizkaia y presidenta del Patronato del Museo de Bellas Artes de Bilbao; Elisa Mora Sánchez, restauradora del Museo del Prado hasta 2021; Pilar Silva Maroto, historiadora del arte español; Miguel Zugaza director del museo; y José Luis Merino Gorospe, Conservador de Arte Antiguo del museo.
Pedro Berruguete Anunciación, (c. 1485-1490). Antes de la restauración. Óleo y dorado sobre tabla. 124 x 94,3 cm. Comodato de colección Arburua en 2024
Pedro Berruguete Anunciación, (c. 1485-1490). Después de la restauración. Óleo y dorado sobre tabla. 124 x 94,3 cm. Comodato de colección Arburua en 2024

De procedencia desconocida, La Anunciación de Berruguete se documenta por una única fotografía fechada en 1916, por la que se deduce que a lo largo de su historia ha sido restaurada antes de pasar, probablemente en la década de 1950, a la colección actual. Por su estilo, característico de la vuelta de Berruguete tras su estancia en Italia y afín al de otras tablas del pintor, esta Anunciación formó parte de un retablo con escenas de la vida de la Virgen que fue realizado hacia 1485-1490, quizá para alguna iglesia palentina.

Siguiendo la iconografía tradicional, la escena representada se sitúa en un interior palaciego cuya profundidad se construye empíricamente a través de las líneas de fuga de la arquitectura y, sobre todo, del embaldosado del suelo, que ocupa la mitad inferior de la estancia. Protagoniza la superior un rico tapiz dorado que cuelga en la pared del fondo y enfatiza la solemnidad del momento.

La Virgen María, con túnica roja y manto azul, detiene la lectura de los textos sagrados para recibir el mensaje de san Gabriel. Suspendido en el aire, el arcángel porta en la mano izquierda un cetro con la filacteria de saludo a María y le anuncia que va a ser madre de Jesús. La paloma del Espíritu Santo sobrevuela el instante.

La luz de la composición procede principalmente de la derecha y provoca las sombras que proyectan el atril de madera, el vaso con flores o el ángel suspendido en el aire. A la izquierda, un arco da paso a un pórtico con columnas que deja entrever un paisaje.

La sobriedad de elementos narrativos propia del arte italiano es compensada aquí por el uso abundante de oro -la colgadura del fondo, el nimbo, el cojín sobre el que se arrodilla la Virgen y la capa del ángel- propio de la pintura castellana. La capa recuerda, por la rica decoración del tejido, a algunas pinturas del flamenco Van Eyck, que Berruguete pudo estudiar durante su estancia en Urbino. A la izquierda, la columna del pórtico evoca una arquitectura de aire italianizante, mientras que el banco a la derecha presenta una tracería propia del gótico castellano. Todos estos elementos hacen de esta Anunciación un buen ejemplo del arte de Berruguete, un pintor que supo crear un estilo propio con el conocimiento directo de las principales escuelas de su época.

El proceso de Conservación y Restauración se ha desarrollado entre septiembre de 2024 y marzo de 2025, con el objetivo de recuperar el equilibrio visual actuando en dos espacios definidos: la capa pictórica y los elementos dorados respectivamente, restituyendo así la belleza y la armonía del conjunto.

En el caso de caso de la capa pictórica, tras los estudios preliminares previos, permitieron comprobar la presencia de grietas superficiales, levantamientos del color, orificios de salida de xilófagos, arañazos y pequeños hundimientos, así como craquelados y algunas alteraciones de color. Posteriormente se inició el fijado del color en las grietas y zonas que lo requerían, y continuó limpiándose la superficie pictórica y la eliminación de barnices oxidados. Y por último se realizó el estucado de lagunas en la capa pictórica que, una vez nivelado, sirvió de base para la reintegración cromática con materiales reversibles; y se aplicó un barniz para unificar el brillo y el color.

Las partes doradas de la obra -el manto del ángel, el almohadón sobre el que se apoya la Virgen, el nimbo y el tapiz- siguen las características propias de los motivos en oro de Berruguete: tono cálido, uso de veladuras rojizas y marrones para dar volumen y trabajos de buril con gubias, troqueles y punzones para crear cenefas y otras decoraciones, generalmente vegetales. El dorado había sufrido cambios, tales como pérdidas matéricas y de adhesión de los estratos sobre el soporte por el paso del tiempo y restauraciones antiguas a pincel que impedían valorar el virtuosismo técnico y la equilibrada belleza de los dorados de Berruguete. Al concluir ha hecho posible la recuperación del nimbo de la Virgen o los rayos de la paloma del Espíritu Santo, al tiempo que ha devuelto la profundidad espacial y la elegancia cromática propias de uno de los mejores pintores del Renacimiento español.