El convento de Santo Domingo de El Greco se traslada al Prado

El convento de Santo Domingo de El Greco se traslada al Prado

El Museo del Prado ha conseguido reunir ocho de los nueve lienzos que el Greco pintó para la iglesia del convento de Santo Domingo el Antiguo de Toledo. Patrocinada por la Fundación Amigos del Museo del Prado, la exposición se exhibe en la Galería Central del edificio Villanueva, lo que permite contemplar La Asunción del Instituto de Arte de Chicago con una perspectiva diferente. Comisariada por Leticia Ruiz, jefa del departamento de Pintura española del Renacimiento del museo, la muestra permanecerá abierta hasta el 15 de junio. TEXTO: Fernando Rayón. 

En junio de 1577 se documenta por primera vez al Greco en España, en Toledo, donde recibió los dos encargos más destacados de su carrera hasta ese momento: El Expolio para la catedral y los tres retablos del convento de monjas cistercienses de Santo Domingo el Antiguo. Dicho cenobio contó desde 1579 con una nueva iglesia de traza clasicista costeada por doña María de Silva († 1575), dama de la emperatriz Isabel, esposa de Carlos V; y por Diego de Castilla (h. 1507-1584), deán de la catedral.

Para realizar el trabajo, que incluía el retablo central y dos laterales, don Diego designó al Greco a sugerencia de su hijo Luis de Castilla (h. 1540-1618), que había conocido al Greco en Roma en 1571. El maestro diseñó además la estructura de los tres retablos, las cinco esculturas que coronaron el principal y los ocho lienzos, con la petición expresa de que todo fuera de su mano.

El resultado fue deslumbrante e influyó decisivamente en los conjuntos que se hicieron a partir de entonces, hasta que ya en el siglo XIX las pinturas empezaron a venderse y fueron sustituidas por copias que recuerdan la grandiosidad del conjunto. Solo tres permanecen en su lugar original: los dos santos Juanes y la Resurrección, el resto abandonaron sus retablos originales para acabar repartidas por todo el mundo.

El 13 de agosto de 1830, el infante Sebastián Gabriel de Borbón adquirió La Asunción por 14.000 reales de vellón. Para reemplazarla en el retablo, se encargó una copia realizada por Luis Ferrant (1806-1868) y Carlos Luis de Ribera (1815-1891), por la que se pagaron 8.000 reales. La Asunción participó en la primera exposición dedicada al Greco en el Museo del Prado en 1902, para luego ser vendida, en octubre de 1904, en la galería Durand-Ruel en París. Finalmente, fue adquirida por Nancy Atwood Sprague, quien la donó en 1906 al Art Institute de Chicago en memoria de su esposo, Albert Arnold Sprague.

El Greco. La Asunción, 1577-79. Óleo sobre lienzo, 403,2 x 211,8 cm. Chicago, The Art Institute of Chicago. Gift of Nancy Atwook Sprague in memory of Albert Arnold Sprague. 1906.99.
Vista del Retablo que El Greco hizo en la iglesia del Monasterio de Santo Domingo el Antiguo de Toledo
El Greco. La Santa Faz. 1584-90, Óleo sobre tabla, 76 x 55 cm (conjunto: 130 x 170 cm). Colección particular.

Dos de los santos que flanqueaban el lienzo central –San Bernardo y San Benito– fueron compradas en la misma fecha por el infante Sebastián por 3.000 reales. El san Bernardo fue vendida en 1890 en París por su hijo, el duque de Dúrcal. Posteriormente, pasó por varios propietarios hasta que en 1943 fue depositada en la Nationalgalerie de Berlín. Al final de la Segunda Guerra Mundial, fue llevada como botín de guerra a la Unión Soviética y actualmente, se exhibe en el Museo del Ermitage. Es la única obra del conjunto que no ha viajado a la exposición del Prado. El san Benito fue confiscado al infante y, en 1872, pasó del Museo de la Trinidad al Prado.

El mismo año que el infante hacía sus compras, el escultor Valeriano Salvatierra, compró La Trinidad. Dos años después se la vendía a Fernando VII por 15.000 reales con destino al Real Museo. Un gran negocio para el artista.

En fechas mucho más recientes salieron el resto de los lienzos. En 1956, La Adoración de los Pastores, adquirida por Emilio Botín Sanz de Sautuola y hoy depositada en la Colección Fundación Botín. Por fin, en 1961, La Santa Faz fue desmontada de su retablo y vendida tres años después a la familia March que aún la conservan.

Llama poderosamente la atención el excelente estado de conservación, gracias precisamente a una decisión del propio Greco que, como en el retablo de María de Aragón, decidió pegar los lienzos a tablas y así preservarlos de las inclemencias y de los insectos. Los tres lienzos que permanecen aún en Santo Domingo muestran además la limpieza de pinceles que el propio cretense hizo en la madera que hoy cubre el retablo: oportunidad única de comprobarlo. Pero no todas las obras lo permiten. Unas porque sus marcos cubren estas pinceladas y otras, como la Adoración de los Botín porque además se muestra protegida por un cristal. Una pena. Como es también una pena la ausencia del san Bernardo del Ermitage. Ya solo hubiera faltado que, durante un mes se hubieran podido ver en su espacio original. Pero el Prado también vale una Misa.

El Greco. La adoración de los pastores, 1577-79. Óleo sobre lienzo, 210 x 128 cm. Colección Fundación Botín.
El Greco. La Resurrección, 1577-79. Óleo sobre lienzo, 210 x 128 cm. Toledo, Comunidad Religiosa de Santo Domingo "El Antiguo".
El Greco. San Juan Evangelista. Óleo sobre lienzo, 212 x 78 cm 1577-79 Toledo, Comunidad Religiosa de Santo Domingo "El Antiguo"