Las pinturas murales de Angers, ocultas durante siglos, por fin reconstruidas a todo color
Un equipo británico ha trabajado durante una década en la ciudad francesa para recrear digitalmente el conjunto completo de las pinturas murales de su catedral, que han sobrevivido a un incendio, una revolución y actualmente están tapadas por un panel de la sillería del coro.
Por primera vez en 500 años, las pinturas murales de la catedral de Angers han sido presentadas en su totalidad. Estas narran la vida y milagros de san Maurille, obispo galo del siglo V cuyas reliquias se encuentran en el mismo edificio. Las escenas, que datan aproximadamente de 1270 y fueron realizadas al óleo, no se encuentran visibles puesto que se sitúan tras unos paneles que no pueden desmontarse, ya que forman parte de la sillería del coro.
Esta imposibilidad ha tenido, a cambio, una contrapartida positiva: es uno de los conjuntos de pinturas murales medievales mejor conservadas de Francia. A ello han contribuido también numerosos deseos e intentos de protegerlas a lo largo de su historia; por ejemplo, en el siglo XV y tras un incendio en la catedral, fueron encaladas para defenderlas de los ataques iconoclastas de la época.
Tres siglos después, las pinturas se encerraron en una estructura de madera, con el fin de preservarlas durante la Revolución Francesa, y así permanecieron –ocultas– durante casi 200 años; razón por la cual en el siglo XVIII construyeron la sillería del coro que ahora mantiene el conjunto inaccesible. Las obras no se descubrieron hasta 1980, cuando un sacerdote las encontró por casualidad en el sótano que utilizaban de almacén. Fue entonces cuando se restauraron. Sin embargo, apenas se difundieron imágenes, en su mayoría parciales y en blanco y negro.
Lo que ahora se publica es una recreación digital elaborada gracias a un grupo de historiadores del arte y conservadores británicos del Instituto Hamilton Kerr de Cambridge que llevan una década trabajando en el proyecto. El hecho de que los especialistas que recuperan estas pinturas francesas provengan del otro lado del Canal de la Mancha parece casi providencial, pues la historia de San Maurille presente en las pinturas se desarrolla entre estas dos naciones.
Según la leyenda, el obispo de Angers bendijo a una mujer que no podía tener hijos, aunque el niño falleció sin llegar a obtener la bendición previa del santo. Maurille, avergonzado y en señal de penitencia, arrojó las llaves de su iglesia al río, donde fueron engullidas por un pez, y se marchó a Inglaterra. Allí trabajó para el rey como jardinero, ocultando su identidad real, hasta que un día, el pez con la llave aún en su interior fue servido milagrosamente en un banquete.
En aquel momento, Maurille regresó a Angers y bendijo al niño, que resucitó. Este se acabaría convirtiendo también en santo – San René–, del que se custodian en la misma catedral francesa unas supuestas reliquias (ahora se cree que toda la historia del santo es falsa). Las pinturas recuperadas enfatizan, precisamente, esos viajes del obispo entre Francia e Inglaterra.
La materia prima con la que han tenido que trabajar los especialistas han sido las fotografías que han tomado del mural original, y que no han sido tomas sencillas de obtener: las paredes sobre las que se encontraban las pinturas eran curvas, se encontraban en un sótano y, además, tenían delante los dichosos paneles.
En total se han necesitado 8.000 imágenes para recrear el mural completo en el estado en el que actualmente se encuentra, y ha sido necesario, antes de unirlas digitalmente, corregir las distorsiones causadas por los problemas de acceso y por la propia curvatura de la pared. Así, finalmente, el público puede conocer unas pinturas que han sobrevivido a un incendio, una revolución, siglos de olvido y una ubicación que hasta ahora dificultaba su contemplación. Sofía Guardiola