Una tabla de Alejo Fernández en Fernando Durán
Pintada hacia 1509 y procedente de Sevilla, el Nacimiento de la Virgen se ofrece por 28.000 euros en la cita de los días 29 y 30 de octubre
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Alejo Fernández (c. 1475-1545) es uno de esos pintores de origen no español que tuvieron una fuerte influencia en nuestro país (ver y ver). Formado en el estilo nórdico, se nota una cierta influencia expresionista de raíz alemana, que queda tamizada con su conocimiento de la pintura renacentista italiana, especialmente en el terreno de la arquitectura de las escuelas del norte, como Lombardía y Umbría. Conocedor de los grabados de Martin Schongauer, que usará para renovar las composiciones y alcanzar un alto prestigio, su estilo terminó marcando toda una época de la pintura sevillana de transición al pleno Renacimiento.
Fernando Durán ofrece de su mano una atractiva tabla con óleo y pan de oro titulada Nacimiento de la Virgen, c. 1509 (55 x 65 cm; lote 929), con sus padres Joaquín y Ana y dos parturientas. El diseño compositivo es bastante sencillo pero eficaz, con una serie de elementos en el primer plano que aligeran visualmente la escena y añaden valor, como el brasero y el mueble a modo de estrado del aguamanil, la toalla y la jofaina. Sobresale el trabajo de los brocados en los vestidos y colcha.
Gracias a las imágenes de las reflectografías (ver), podemos ver tanto aquí como en la tabla de la Flagelación del Museo del Prado (ver), que existe un dibujo preparatorio previo, de gran calidad, donde se perciben los puntos del estarcido para pasarlo a la tabla.
Procedente de Sevilla, quizá de la Cartuja de Nuestra Señora de las Cuevas, fue publicada en la tesis doctoral de Juan Antonio Gómez Sánchez (‘Alejo Fernández y la pintura sevillana del primer tercio del siglo XVI’, en la Universidad de Sevilla, 2016, nº cat. 16). Con marco barroco de mediados del siglo XVII, se piden 28.000 euros, lejos de los 40.000 ofrecidos en Isbilya Subastas en abril de 2015, lo pedido por otra parte, por la tabla con la Virgen con el Niños, santa Ana y donantes (O/T, 96 x 32 cm; ver). Y sabiendo que el Museo del Prado sólo tiene la Flagelación de su mano, quizá el Estado, que lleva unos meses con generosas compras, intente su compra.
Otro de los lotes interesantes que salen a pujas es una pareja de pequeños bodegones de Juan van der Hamen: Plato con manzanas y Plato con melocotones, 1629-1630 (O/L, 30 x 44 cm c/u; 930), con las inscripciones de “+ 157 +”, y “+ 158 +” y “1172”, respectivamente. Procedentes de la colección del Marqués de Leganés, 1655 (ver); casas de Morata de Tajuña; y conde de Altamira, 1726, fueron publicados en 1962 por José Luis López Navío en su artículo “La gran colección de pinturas del Marqués de Leganés”, en Analecta Calasanctiana, nº 8, 1962, p. 317, y recogidos más tarde en la tesis doctoral de José Juan Pérez Preciado, El marqués de Leganés y las artes (Madrid, Universidad Complutense, 2010, vol. I, pp. 787-788 y vol. II, pp. 743-747, ver), que recoge el inventario del Marqués de 1655, con las referencias de los números 1171 y 1172, que coinciden con la descripción. En dicho inventario del Marqués, de 1655, aparecen recogidas un total de 30 obras de van der Hamen, entre las que se cita un grupo de diez cuadritos de diferentes frutas (números 1166-1175). Los 55.000 euros pedidos por la pareja serán una oportunidad para los amantes de este género, sin duda.
En el ámbito internacional, de Pieter Lisaert III se ofrece una tabla con la Parábola de las vírgenes necias y prudentes, c. 1615 (O/T, 72 x 102 cm; 935), que aúna una alta calidad con un perfecto estado de conservación, por 30.000 euros. Especialmente interesante es la pareja de lunetos para la bóveda de la capilla de Santa Maria del Popolo de la catedral de Cesena, de Corrado Giaquinto, atribuida hasta hace poco a Francisco Bayeu: El Paraíso: Sacrificio de Moisés y El Paraíso: David tocando el arpa, 1749-1750 (O/L, 47 x 104 cm c/u; lotes 937 y 938). La bóveda de la capilla se terminaría en 1752 y hay documentados distintos bocetos con variaciones hasta la solución definitiva, conservados el Museo Nazionale de Capodimonte en Nápoles.
Los que ofrece Fernando Durán proceden de la colección del conde de Romanones y, tras pasar por colección particular neoyorquina y la Stair Sainty Gallery, fueron subastados en Sotheby’s Nueva York, en enero de 2006 (lote 171, pero no he encontrado la referencia). Ofrecidos en Durán en diciembre de 2021 por 124.000 euros cada uno, como de Francisco Bayeu aún, salen ahora a pujas como de Giaquinto por una cantidad notablemente inferior: 75.000 euros cada uno.
En el apartado de contemporáneo, hay que mencionar la colección de libros y documentos de Fernando Millán, Esther Ferrer y Zaj, entre otros. Toda una oportunidad para los amantes de este tipo de elementos, más allá de la propia compra del Estado para el Reina muy probablemente, claro.
Lo que más llamará la atención será, probablemente, el Bodegón compuesto, 1957 (O/L, 100 x 81 cm; 77), de Rafael Zabaleta. Con calidad indiscutible, las modas han hecho mella y los 65.000 euros pedidos ahora están lejos de los nada menos que 97.733 euros (66,000 GBP), pagadas en noviembre de 2005 en Sotheby’s Londres, cuando se adquirió. Apenas dos años después, en 1959 Eugenio Granell pintó un singular Detrás de la esfinge (O/L, 50,7 x 76 cm; 36), por la que la sala pide 14.000 euros, a cierta distancia de los 6.500 euros pagados en esta misma sala en febrero de 2004.
De Manuel Hernández Mompó se ofrece Casa abierta, 1982 (O/L, 130 x 162,5 cm; 87); expuesta en Theo Valencia en 1983 y en la Joan Prats Barcelona en 1984, se piden 20.000 euros que deberían subir. Algo similar con Prismas nº 83, 1973 (pintura sintética sobre tabla, 110 x 192 cm; 80), es una de las figuras imposibles de José María Yturralde; expuesta en la famosa galería René Metras, de Barcelona, en 1975, sale a pujas por 21.000 euros.
En formato más pequeño en Fernando Durán, menores por tanto, me parece que son especialmente atractivas tres piezas. La primera, un papel de José Guerrero, Sin título, c. 1980 (óleo sobre papel, 62 x 49 cm; 86), con sus típicos campos de color más o menos geométricos, por decirlo de alguna manera, por 13.000 euros. La segunda, un delicado aunque áspero Craquelado marfil, 1960 (pintura y látex sobre madera, 45 x 33 cm; 85), de Gustavo Torner; una delicia en su habitual juego de texturas rugosas y lisas, planas y con sombras, por 6.000 euros que, a pesar del ligeramente escaso tamaño, creo que subirán. Y la tercera, de Eusebio Sempere, Al aire de tu vuelo, 1979 (gouache y lápiz sobre papel adherido tabla pintada, 50 x 52 cm; 81), expuesta en 1980 en la galería Theo, de Madrid, y en 1983 en la galerie Denise René, de París. Aunque podríamos citar más, claro. Daniel Díaz @Invertirenarte