Eva Fábregas, primera artista y comisaria de ‘Enredos’
La nueva muestra del Centro Botín tiene como protagonista a la autora catalana, que ganó la beca de la fundación en 2010. En ella se exhibe su trabajo junto al de otros artistas que obtuvieron el mismo reconocimiento, abriendo así un capítulo expositivo que plantea dar más apoyo a los becados y tender puentes entre sus obras.
Unas formas rosas, similares a tentáculos, se extienden por las salas del santanderino Centro Botín como si se tratasen de una plaga. Atraviesan las paredes, se dejan caer al suelo, se apilan y vibran, todo ello alrededor de las obras de otros artistas, que parecen acoger a estas figuras mutantes como a una presencia invasora.
Sin embargo, estas obras son solo una advertencia de lo que espera al final de la exposición Enredos: Eva Fàbregas. En la última sala, una gran acumulación de formas similares de diversos colores esperan al visitante formando una extraña montaña. Estos tentáculos, rellenos de aire, muestran tonalidades brillantes y se apilan como cuerpos amoldándose unos a otros, con formas de apariencia blanda que trasmiten al mismo tiempo perversión e inocencia, cuidado y amenaza. Este trabajo, llamado Oozing, ha sido coproducido por el Centro Botín y el MACBA de Barcelona, y creada ex profeso para el espacio donde se encuentra.
Tal y como la artista Eva Fàbregas afirmó en la rueda de prensa celebrada el pasado 19 de mayo, esta pieza muestra la importancia que tiene en su trabajo la arquitectura, pues le gusta conocer los espacios y jugar con ellos, aprovechando al máximo su morfología y dimensiones. En este caso concreto, el efecto conseguido es el de simular que la obra emerge de las entrañas del edificio, que surge de su propio interior.
Además de mostrar su trabajo, la artista ha co-comisariado la exposición junto a Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de exposiciones y de la colección del centro, poniendo en relación su obra con la de otros ganadores de la Beca de Arte de la Fundación Botín. Junto a sus figuras mutantes y sus dibujos, en los que las formas pueden ser, al mismo tiempo, órganos, criaturas vegetales o partes exteriores de un cuerpo, aparecen piezas que “establecen un diálogo complicado, a menudo inesperado entre sí, que no corresponde a cuestiones de influencia, generación o canon”, en palabras de la propia Fàbregas.
Los retratos de Cabello/Carceller pertenecientes a Archivo: Drag models, por ejemplo, son una serie de fotografías que muestran a personas a las que al nacer se les asignó el género femenino –algunas se siguen reconociendo con él, otros no– posando como en escenas de películas famosas.
La peculiaridad es que siempre encarnan a personajes masculinos, como a John Travolta en Grease o a Bradd Pitt en Thelma y Louise. Esa naturaleza cambiante que el género adquiere en su trabajo se relaciona con la obra de Fàbrega porque ambas juegan con la ambiguo de la identidad y están abiertas a interpretaciones múltiples.
Las obras de David Bestué, por otro lado, se asemejan a las de Fàbrega en la importancia que da a la intimidad y la belleza. De él se exponen una serie de esculturas moldeadas con materiales blandos, orgánicos, que se transforman con el paso del tiempo, y que representan también fragmentos de cuerpos, en este caso de su pareja.
Por último, cabe destacar una serie de fotografías de Gabriel Orozco, que a pesar de no ser un artista becado ha sido escogido porque la fundación cuenta con obra suya –y ya protagonizó una exposición en este mismo emplazamiento–, y que invitan a visitar nuevas perspectivas, nuevas escalas, nuevas combinaciones inesperadas de elementos.
Con esta exposición, que podrá contemplarse hasta el 15 de octubre, se abre el capítulo expositivo Enredos en el centro, que contará con más exposiciones en el futuro, protagonizadas por otros autores que, como Fàbregas, recibieran en años pasados la beca de la fundación. Con él, el centro pretende apoyar y colaborar de forma más estrechas con los artistas ganadores de este reconocimiento. Sofía Guardiola