Lectura de una ciudad, el Buenos Aires de Horacio Coppola y Grete Stern
Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899- Ginebra, 1986), uno de los grandes escritores y lectores del siglo XX escribió Fervor de Buenos Aires a los 24 años, demostrando una gran precocidad y un intensa admiración a esa ciudad, buscando los atardeceres y los arrabales, pero también La Recoleta y el centro de la vida en las calles. El Museo Carmen Thyssen Málaga presenta hasta el 10 de septiembre la exposición Fervor de Buenos Aires. Fotografías de Horacio Coppola en la Colección Telefónica. Fotomontajes de Grete Stern.
La muestra reúne 125 fotografías de Horario Coppola (Buenos Aires, 1906-2012), procedentes de la colección de la Fundación Telefónica y que fue uno de los grandes fotógrafos y cineastas argentinos del siglo pasado, así como 25 fotomontajes de su pareja Grete Stern (Wuppertal, Alemania, 1904-Buenos Aires, 1999) que se formó en la Bauhaus.
Coppola y Borges se frecuentaron y tuvieron amistad al ser casi de la misma generación. El título de la exposición está tomado de ese poemario de Borges, en que se prefiguraba todo el talento que desarrollaría después en poemas, cuentos y ensayos. Las imágenes, muchas de ellas tomadas en la década de los años 30 y 40 en la capital porteña por Coppola y Stern, revelan la fascinación que el primero tuvo con Buenos Aires en constante cambio, mientras que en el caso de Grete Stern por el ambiente artístico y fresco de esa urbe, donde nos dejó algunas de sus mejores composiciones.
Coppola y Stern serán dos fotógrafos de vanguardia que causarán gran impacto en Buenos Aires desde su llegada conjunta a la ciudad, a mediados de los años 30. Sus imágenes parten de las corrientes de vanguardia fotográfica europeas, especialmente alemanas, pues ambos se conocieron y formaron en la Bauhaus de Berlín.
Horacio Coppola era un creador autodidacta y cuando conoció a Grete Stern en la Bauhaus se trasladaron a Buenos Aires y su propuesta creativa causó un gran impacto en la capital argentina a mediados de los años 30. Partían de la vanguardia fotográfica europea, sobre todo alemana, y desde ese punto propusieron una mirada singular al panorama argentino de la época, a través de encuadres audaces y contrastes intensos de luces y sombras. Ver ahora juntas las fotografías de Coppola y los fotomontajes oníricos de Stern es una interacción muy positiva para los amantes de la fotografía y comprobar como ambos artistas fueron unos grandes abanderados de la modernidad posterior del siglo XX.
El Museo Carmen Thyssen Málaga en los últimos años está dedicando su espacio a los grandes clásicos de la fotografía, una disciplina artística cada vez más relevante en la vida de los museos, desde la que organizaron a Paul Strand (2021), y la muy reciente todavía en sus salas, Street Life, con obras de Helen Levitt y Lisette Model, que se puede visitar actualmente en el Espacio ArteSonado del Museo.
Las fotografías de Horacio Coppola (1906-2012) fueron expuestas en la Fundación Telefónica en 2008 y son una buena síntesis de su producción artística. En el recorrido por esta selección de imágenes se observa su vanguardismo adscrito a la corriente de la Nueva Visión de finales de los años veinte, para continuar por las influidas por su paso por la Bauhaus (1932-1933) y recalar en su principal creación de este periodo: Buenos Aires 1936. Visión fotográfica, un encargo que le hizo la administración municipal para conmemorar a través de un fotolibro el cuarto centenario de la fundación de la ciudad.
Es en este fotolibro y en las fotos contenidas late su pasión por la arquitectura y su modo de percibir los cambios urbanísticos de Buenos Aires: desde los vestigios de la ciudad vieja -la horizontal- al dinamismo de la nueva que se iba construyendo, la Buenos Aires vertical. Como a Borges en sus versos a Coppola le atraen las calles y edificios, en los que busca nuevas perspectivas como en su modo de fijar el obelisco en escala con los seres humanos y donde la geometría termina siendo protagonista de esas tomas.
Hay en esos paseos con la cámara un homenaje a esa ciudad, de reminiscencias europeas pero con una fuerte personalidad. Y lo hizo con una intención innovadora que resaltaba la monumentalidad de la urbe, los mediodías y los anocheceres, en los que como los buenos artistas visuales supo indagar en las líneas de fuga que anidaban en sus largas avenidas, en ese difícil equilibrio entre lo que permanece y lo que está surgiendo, gracias a un lenguaje propio, capaz de leer con la mirada los matices de la ciudad. Su faceta como cineasta también está contenida en la exposición con Así nació el obelisco, cuarta película, en la que empleó numerosos recursos visuales con para mostrar su grandiosidad, su altura y el detalle de los materiales empleados.
La dimensión de Grete Stern (1904-1999) está recogida en 25 imágenes de las 140 de la serie Sueños, que publicó entre 1948 y 1951 en la revista femenina Idilio. Su llegada junto a Horacio Coppola fue una referencia en la vida cultural de Buenos Aires por su faceta como diseñadora y fotógrafa. La conocida serie Sueños le sirvió a Stern para que ese corpus fuera una expresión artística integral y amplia para todo tipo de públicos.
El fotomontaje fue una técnica que se cultivó de forma extensa en la Europa de los años veinte y treinta y con la que Stern se dedicó al diseño publicitario y editorial, en Alemania y Buenos Aires. Las obras que cuelgan en las salas del Museo Carmen Thyssen de Málaga conjugan la creatividad compositiva y la experimentación técnica con una crítica a la situación de la mujer en la Argentina peronista, revelando su compromiso e independencia desde un punto de vista feminista y de gran audacia compositiva.