El Museo de Pontevedra confirma la devolución de las obras expoliadas a Polonia
El Ecce Homo y la Mater Dolorosa del pintor Dieric Bouts salen finalmente de la institución gallega con destino a Poznán, tras el acto de devolución rubricado este miércoles entre el director del centro y la responsable de Bienes Culturales del Ministerio polaco.
La restitución se ha hecho en tiempo récord, pues los trámites se iniciaron hace dos años, cuando el museo se enteró de que poseía un par de obras que podían haber sido objeto del expolio nazi.
Polonia ya custodia el díptico de Bouts que exponía el Museo de Pontevedra. Desde el pasado miércoles, el Ministerio de Cultura de este país es oficialmente el responsable de los dos cuadros, reclamados por la familia Czartoryski desde el pasado 2020.
El acto de devolución se ha hecho en tiempo récord. Los trámites se iniciaron hace poco más de dos años, cuando el museo recibió una carta del gobierno polaco en la que se le informaba de que poseía un par de obras que podían haber sido objeto del expolio nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
En aquel momento la sorpresa fue máxima. Nadie imaginaba que aquel díptico de Dieric Bouts que llegó al Museo de Pontevedra de la mano de José Fernández López –adquirió los cuadros a principios de la década de 1970 y los vendió a la institución en 1994–, hubiese pertenecido a la prestigiosa colección Czartoryski (poseedora de más de 5.000 piezas, la Dama del armiño o un retrato perdido de Rafael entre ellas).
Fue Mariusz Wisniewski, de Patrimonio Nacional de Polonia, quien identificó el díptico en la ciudad gallega durante el confinamiento. Sus investigaciones demostraron que el Ecce Homo y la Mater Dororosa expuestas en Pontevedra colgaron del castillo de Goluchów hasta 1939, cuando el ejército alemán ocupó Polonia.
“Llevamos décadas intentando reunir las obras de arte de las colecciones familiares expoliadas por los nazis. En todos estos años, apenas hemos recuperado una docena de piezas de varios museos, pero quedan cientos de objetos en paradero desconocido”, confesó Adam Karol Czartoryski a Patricia Fernández Lorenzo en un artículo publicado en ARS Magazine (número 51) cuando aún se estaba investigando el caso.
Ya entonces se empezó a hablar de restitución y de la buena disposición de los responsables de la institución gallega. Ahora esos buenos deseos, el trabajo de los últimos meses y el entendimiento entre ambas partes han dado sus frutos. El resultado ha sido la firma del acto de devolución de las obras al Estado polaco el 25 de enero.
“La recuperación de una obra expoliada es la primera etapa de un proceso largo y tedioso que dura años, aunque en este caso ha sido todo lo contrario”, manifestó el miércoles la directora del área de Bienes Culturales del Ministerio de Cultura polaco, Elzbieta Rogowska.
Por su parte, el director del Museo de Pontevedra, Juan Manuel Rey, ha lamentado tener que despedirse de “un díptico tan importante y representativo de la Escuela de Lovaina”. Si bien ha mostrado su satisfacción por haber subsanado una injusticia histórica.
Ahora que los cuadros se encuentran bajo custodia polaca, viajarán a Madrid para volar posteriormente al Museo Nacional de Poznán –situado en el antiguo castillo de Goluchów–, donde quedarán en depósito. ¿Permanecerán entonces bajo la tutela del Estado o seguirán los pleitos para que la familia Czartoryski recupere sus tesoros? Habrá que seguirles la pista fuera de nuestro país. Sol G. Moreno