55.000€ por el cráneo de Luis Fernández en Durán
La pequeña tabla pintada en París fue lo más destacado en la cita de los días 25 y 26 de junio
Ya comentamos por extenso en nuestro artículo de previos (ver), lo interesante que era sobre el papel el pequeño óleo de Luis Fernández que ofrecía Durán. Se trataba de Crâne (Cráneo), c. 1952 (O/T, 45 x 23,5 cm; lote 255), procedente de la colección de su galerista en París, Alexandre Iolas. A pesar de lo aparentemente difícil del asunto del memento mori, una calavera bastante abstracta sobre un fondo negro muy del barroco, su salida por 40.000 euros mostraba a las claras la confianza en el mercado, en lo que los coleccionistas de Fernández suelen estar dispuestos a pagar.
Y así, fue; apenas tres pujas, los 40.000, 42.500 y los 45.000 euros finales, que sumado el 22% del premium de la sala (comisión e impuestos), asciende a un total de 54.900 euros. Me alegro, mucho.
La otra gran atracción era la acuarela del filipino Juan Luna: Joven veneciana al pie del canal (64 x 34,2 cm; 656), firmada en Venecia. Ya sabemos cómo se las gastan sus coleccionistas y lo que están dispuestos a subir así que el que pasara de los 6.000 euros de inicio a los 30.000 de su remate creo que no sorprende ya a casi nadie que nos haya leído desde hace un tiempo. Se llama mercado internacional.
Ya que estamos con piezas extranjeras, mencionemos los dos cobres de buen tamaño, nada menos que 80 x 98 cm, que se ofrecían de la Escuela flamenca del siglo XVII. Se trataba de Abigail aplacando al rey David y Sabinas aplacando a los sabinos (lote 707). Para Valdivieso son atribuibles a Jan van Balen aunque creadas bajo la influencia de Rubens. El lote se adjudicó por los 20.000 euros pedidos. Y de Escuela francesa, aunque ya del siglo XVIII, Dama con sombrero (O/L, 60,5 x 50 cm; 702), se adjudicó por los 9.000 euros de inicio.
En nuestro mercado nacional, Hilandera (O/L, 84,5 x 65 cm; 589), del alicantino Joaquín Agrasot, subió de 8.000 a 14.000 euros, a cierta distancia de los 5.500 euros en que se adjudicó La buenaventura, c. 1915 (O/L, 70 x 90 cm; 627), del valenciano Enrique Simonet. En cambio, Simone [Mafleux]. La mujer del pintor, 1916 (O/L, 66 x 60 cm; 583), del coruñés Germán Taibo, procedente de la familia del pintor en un primer momento y de colección particular luego, duplicó su estimación al pasar de 6.000 a 12.000 euros; su obra es especialmente buscada y apreciada, también por lo escaso pues murió con apenas 30 años.
En papel, Luces, 1980 (Tm/papel, 100 x 69 cm; 226), de Manuel Hernández Mompó,, procedente de la galería Lorenart de Madrid y de Joan Prats de Barcelona, pasó de 7.000 a 9.000 euros; no está mal para ser un papel, con buen tamaño, eso sí. Y de Salvador Dalí, su libro completo en estuche con 12 puntasecas originales en papel japón cada una numerada y firmada (Editions des Maitres Contemporains, 58 x 40 cm; papel: 77 x 57 cm; 509) de Le bestiaire de La Fontaine Dalinisé, 1974, subió de 7.000 a 11.000 euros.
Finalmente, la locura llegó con las pujas por la Mujer fumando (O/L, 61 x 54 cm; 270), con calidad mediocre, de Rosario de Velasco. El martes de la pasada semana se inauguró su exposición en el Museo Thyssen de Madrid. Más allá de la calidad de la pintora y del interés que ha despertado en las redes sociales, “su fuerza se va perdiendo con el tiempo”, al decir de Javier Díaz-Guardiola en su IG, que concluye con una idea valiente: “en esta moda por recuperar todo lo femenino, empezamos a darnos cuenta de que no todo vale. Sobre todo si tenemos en cuenta la dimensión y el peso del centro que lleva a cabo el estudio”. En este sentido, el mercado respondió con otro exceso, pagando un precio desorbitado por ella, pues subió de 1.000 a 8.000 euros, quizá pensando algunos en una oportunidad. Y su gouache La pesca (64 x 50 cm; 271), pasó de 600 a 1.400 euros. Como suele suceder, la comparación puede servir; y Tempestad, c. 1955 (O/L, 90 x 78 cm; 262), de un pintor de mucha altura -ahora, más que denostado un tanto olvidado- como fue Pancho Cossío, subió de 3.500 a unos escasos, para su calidad, 6.000 euros. Lo sé; las comparaciones son odiosas, quizá porque muestran a veces una verdad que duele. Daniel Díaz @Invertirenarte
