Y muy grata sorpresa por la subida a 62.500 de una pequeña pareja de óleos de un seguidor de Sebastiano Ricci
Nos estamos acostumbrando a que algunas de las obras de los filipinos suban de precio (los lienzos de Juan Luna y Félix Resurrección Hidalgo vendidos en Isbilya estos días lo acaban de demostrar –leer-), y otras, las menos, se disparen. Así sucedió en el pasado con Zóbel, más recientemente con el álbum de Abalarte (leer, y previo), y ahora con los dos lienzos de Juan Arzeo. ‘De todas formas, yo esperaba una venta más alta aún’, me comentaba en la sala un comprador coleccionista viejo amigo… ‘Tampoco podemos pedir peras al olmo; los lienzos hablan de la historia filipina, sí, pero son de una calidad más bien escasa’, le sugerí.
La pareja de Retratos de la familia Azcárraga de Juan Arzeo salían al mercado por 15.000 euros el primero y más amable, firmado en 1824 (O/L, 226 x 178 cm; lote 122), y por 10.000 euros el otro, de 1827 (O/L, 176 x 124 cm; lote 123); conociendo ya cómo funciona el mercado filipino, en el artículo de previos (leer) habíamos comentado que se esperaba una venta importante…
Tras apasionantes y abundantes pujas telefónicas, los remates de 180.000 y 110.000 euros (con comisiones e impuestos suben a un total de 353.800 euros) hablan no sólo del afán de los filipinos por hacerse con parte de su historia, sino también de la fuerza de su economía. Y me reafirmo en que los países con una economía fuerte hacen que sus piezas –salgan donde salgan- suban de precio, incluso las menos buenas o menos interesantes.
La otra gran venta de la tarde, esperada también por los precedentes que se habían vendido en esta misma sala, fue la de Conversación de mujeres (O/L, 113 x 145 cm; 171) de Mériem Mézian; los 35.000 euros fueron superados y rematados finalmente por 40.000 euros, que no por esperados son menos interesantes.
Las sorpresas llegaron con otros lotes. En primer lugar, ante el asombro del público, la sala se paralizó durante casi un par de minutos esperando la conexión de todos los teléfonos para pujar por una pareja de historias bíblicas de un seguidor de Sebastiano Ricci, lo que ya implica que esos teléfonos sabían quién era esa mano de calidad… Los pequeños lienzos de 27 x 40 cm (lotes 98 y 98bis), ofrecidos por apenas 300 euros cada uno, respiraban calidad, y más precisamente en ese tamaño… Y efectivamente, sucedió lo que se preveía: la primera escena subió nada menos que hasta los 32.500 euros, y la segunda, con José cautivo en el pozo, hasta los 30.000 euros.
No se acabaron aquí las sorpresas pues el lote 118, un buen Bodegón (O/L, 61 x 71 cm), que salía como de Escuela española del S. XVIII o posterior por 1.500 euros, se disparó a los 10.000 euros, cifra un tanto escasa dada su calidad y, también, su datación anterior…
En la oferta de obra sobre papel destacó la subida de los dos lotes de Eduardo Úrculo: Boceto para vajilla de San Claudio (46 x 42 cm; 187) pasó de 200 a 1.100 euros, y Sombrero (Tm, 39 x 30 cm; 188), de 180 a 500 euros. Y en obra gráfica, los 4.500 euros pagados por Petite fille à la fleur (grabado sobre papel chino, 1/10050,4 x 40,4 cm; 33,3 x 25,8 cm; lote 226) de Leonard Foujita, tras una salida por 300 euros.
Sólo queda dar la enhorabuena a la sala, y esperar que sigan apareciendo aquí obras similares. Daniel Díaz @Invertirenarte