La mayor parte de las ventas se centraron en el siglo XX, donde destacaron las de Viola, Laffón y Barceló.
Sin duda ninguna, el coruñés Francisco Llorens (1874-1948) fue uno de los grandes paisajistas gallegos del siglo pasado. Especialmente cotizado en los años ochenta y noventa, hay que reconocer que en los últimos han bajado sus ventas y que ahora, con la leve mejoría, su mercado se va recuperando. Quizá por eso mismo la Vista de la playa de Santa Catalina (O/L, 93 x 115 cm; 620), realizada hacia 1933/5, era una oportunidad que no ha pasado desapercibida a sus coleccionistas. Y así, la imponente vista pasó en pocos segundos de 15.000 a 18.000 euros, en un remate algo más digno pero lejos aún de lo que debería valer; el tiempo dará la razón al comprador…
En una línea similar debemos situar también el Paisaje rocoso (O/L, 60 x 80 cm; 624) del sevillano José Arpa, de un formato ya importante, por el que se dieron 7.500 euros, algunas pujas por encima de los 6.000 euros de la salida. Si retrocedemos ligeramente en el tiempo, debemos citar la subida del Florero (O/L, 55 x 45 cm; 495) de Eduardo Zamacois, de 800 a unos ya respetables 1.800 euros, y la venta por los 5.000 euros de la salida del Jarrón con flores (O/L, 77 x 40 cm; 48) del sevillano José María Murillo Bracho. Y en pleno siglo XIX, destacó la lucha desde los 6.000 euros de la salida, hasta rematarse por 8.000 euros, por el Desembarco de moros (O/L, 112 x 151 cm; 470), de Eugenio Lucas Velázquez, con un interesante juego de tonos azules y negros.
En pintura antigua, el cobre con La Virgen de la Soledad (68 x 55 cm; 20) de Francisco de León, pasó de 3.000 a 4.500 euros. Y de la escuela flamenca S. XVII: Virgen con Niño (O/L, 62 x 48 cm; 22), siguiendo los modelos de Van Dyck, subió de 4.000 a 4.400 euros, el mismo remate obtenido por el Milagro de los panes y los peces (O/L, 83 x 113 cm; 23).
Pero volvamos ya al siglo XX, a su segunda mitad, donde hubo también interesantes remates. El más destacado fue el del pastel de Carmen Laffón, un Bodegón (45 x 62 cm; 132) de calidad y tamaño medio, con su habitual color, que subió de 12.000 a 15.000 euros. Sin embargo, quizá la pieza con más calidad era la Composición, 1959 (O/L, 195 x 97 cm; 196) de Manuel Viola, expuesta en la Bienal de Sao Paulo en ese año; conociendo la importancia del lienzo, un coleccionista pagó los 13.500 euros de la salida, un precio que está por encima de la mayor parte de sus remates, pero que refleja de algún modo también la calidad del que se ofrecía.
Por el simplificado papel de Anguille, 2000 (Tm/papel, 39,8 x 55 cm; 666), de Miquel Barceló, se dejó una puja por escrito por la salida, y en ese precio fue dado como vendido; lo mismo sucedió con el grabado de Manolo Valdés, Mariana de Austria IV, 2001 (PA 2/10 + 50 ejemplares; 167,5 x 96,5 cm; 660), adjudicado también en la mesa por la salida, 6.000 euros.
En cambio, el lienzo del Equipo Crónica, Beethoven (O/L, 100 x 81 cm; 184), una pieza mediana pero que salía a pujas por apenas 2.900 euros, fue pujada por varios coleccionistas hasta rematarse por 4.200 euros. Y, por último, grata sorpresa por la venta por 3.400 euros de El desayuno de Matisse, 1991 (O/L, 61 x 91 cm; 662) de Jorge Castillo, aunque su siguiente lote, El desván (Los fantasmas), 1992 (O/L, 67 x 100 cm), que se ofrecía por 2.900 euros, quedase desierto. Daniel Díaz @Invertirenarte