17.000 euros por un Sicilia de 1983 en Retiro
Sin embargo, lo más destacado del momento es la renovación casi total del equipo desde el uno de febrero
Pocos coleccionistas y aficionados sabían que la cita del pasado 28 de enero en Retiro sería la última del equipo de los últimos años. Y quizá eso haya hecho que los resultados hayan quedado, al menos en lo que a la pintura se refiere, lejos de los previstos…
En nuestro artículo de previos (leer) mencionamos varias obras decimonónicas y del cambio de siglo de interés, pero no tuvieron el éxito esperado y pasaron a engrosar la lista de los lotes no vendidos. La balanza se inclinaba más bien a la segunda mitad del siglo XX, con varios remates que sorprendieron y gustaron.
El más llamativo fue el temprano lienzo de José María Sicilia (1954), Burro negro (O/L, 260 x 190 cm; lote 423), realizado en 1983 y expuesto un año más tarde en la galería de Fernando Vijande, en Madrid. Esos años de esencialización, justo antes de comenzar su interés por las flores que definirán su pintura de abstracción radical de los siguientes diez o quince años y con las que alcanzará la madurez artística por la que hoy día es especialmente buscado y apreciado, son años de pintura complicada, de una figuración renovada neoexpresionista de corte doméstico, por decirlo de alguna manera, con débitos del expresionismo alemán y del support surface francés. Años ha obtenían otros precios: en febrero de 2009, Sotheby’s Londres vendió por 32,450 GBP (36.703 euros) Nettoyage 1 gris, 1984 (O/L, 201 x 184,7 cm; ver), que se había comprado en febrero de 2007 en la misma sala por 33,600 GBP (60.967 euros; ver). En abril de 2008, Table a repasser, 1985 (O/L, 190 x 260 cm; ver), alcanzó los 42.000 euros; y en septiembre de 2007, Segre adjudicó por 41.000 euros Lijadora ocre, 1983 (O/L, 130,5 x 160 cm). Eran los tiempos previos a la crisis, donde obtuvo su mejor venta hasta el momento –Fleur blanc, 1987 (O/L, 300 x 300 cm; ver), que voló a los 156,000 USD (118.138 euros)- sus posteriores coletazos. Pero ni vivimos esos tiempos ni esas cifras ya, y el actual se ofrecía por 15.000 euros, y en 17.000 bajó el martillo.
La otra grata sorpresa se refiere a Guillermo Muñoz Vera. Su Escalera con restos de obra, 1984 (O/L, 116 x 95 cm; 568), comprado en esta misma sala en octubre de 2006 por 24.000 euros, tras salida por 19.000 euros, se ofrecía ahora por 14.000 euros, con una más que sustancial rebaja. El único coleccionista interesado que ofreció esa cantidad, se lo llevó, en lo que debemos considerar otra buena compra, dados los tiempos que corren y los que se avecinan por aquí. En Estados Unidos la cosa va por otras vías, y eso es lo interesante, claro. Y así, en noviembre de 2018, La habitación amarilla, 1997 (O/L/T, 107,3 x 200 cm; ver) se adjudicó por 43,750 USD, aunque a cierta distancia de su compra en junio de 2000, en la misma sala, por 52,875 USD (ver). Y en mayo de 2016, Peras sobre pared blanca, 1995 (O/L/T, 121,9 x 121,9 cm; ver) se adjudicó por 32,500 USD.
Por último, Poulet, 1953 (O/L, 33 x 46 cm; 569) de Francisco Bores, se vendió por 3.250 euros. Y la escultura en madera cubierta de estaño sobre base de hierro, Le couple from Solfeggio 101 (49,5 x 10 x 85 cm; 434), del senegalés Nadim Karam, se vendió por los 4.500 euros pedidos.
Contadas las ventas de la subasta, vayamos a lo de la renovación casi total del equipo, que para bien o para mal, no es ni la primera vez que sucede ni será la última. Aunque la página web no refleje aún nada de ese cambio, desde el 1 de febrero trabaja ya únicamente el nuevo equipo (de ahí la tardanza en obtener los resultados y las fotografías para poder escribir el artículo), que compartió tiempo y experiencias con el saliente desde finales de noviembre. Los motivos no se han dado a conocer, pero parece fácil reducirlos finalmente a dos: salida obligada o salida voluntaria. La solución, una vez más, la dará el tiempo, especialmente si aparece pronto otra sala.
Con una frecuencia casi cíclica, a lo largo de los años, ha ocurrido algo semejante. De Fernando Durán, la gran escuela de muchos con el patriarca, todo hay que decirlo, han salido profesionales a otras salas; la más sonada fue la ya no tan reciente escisión y posterior creación de Abalarte, con Gonzalo Mora a la cabeza. Y de aquel extinto proyecto megalómano de Hinojosa llamado Castellana 150, surgieron las hoy bien conocidas y valoradas Segre de una parte, con Maribel Casillas a la cabeza, y Goya de otra, con Mariano Blasco y Juan Pablo Casas. Habrá que esperar a ver qué nos depara el futuro. Daniel Díaz @Invertirenarte