Frente a la pujanza asiática con los tres lienzos bien vendidos, se nota el cansancio de la pintura antigua española con sólo una venta importante
Los datos hablan por sí solos. Tal y como sugeríamos en nuestro artículo de previos (leer), la pintura filipina sigue al alza, y los coleccionistas están dispuestos a pagar grandes sumas. Lo comprobamos la semana pasada también en Durán, con la pareja de Retratos de la familia Azcárraga de Juan Arzeo vendidos por 180.000 y 110.000 euros (leer), y lo hemos vuelto a comprobar en Sevilla, aunque de forma algo más tenue.
Hasta los 60.000 euros llegó el buen, atractivo y clásico Guerrero (O/L, 90,5 x 60 cm; 285) de Juan Luna, que partía de unos escasos 6.000 euros. Y hasta los 20.000 euros se disparó su pequeño Patio andaluz (O/T, 22 x 12 cm; 245), que admitía pujas por encima de los 2.000 euros. Y similar escalada se produjo de nuevo, esta vez al día siguiente, con la obra del otro filipino, Félix Resurrección Hidalgo, cuya Barca a la orilla del lago (O/L, 61 x 106,5 cm; 912) pasó en pocos segundos de los 20.000 iniciales a unos más que interesantes 50.000 euros. Se nota la pujanza del coleccionismo filipino, favorecido también, todo hay que decirlo, por los más que atractivos precios de salida –casi irrisorios- en que se siguen ofreciendo sus lienzos.
Frente a este mercado donde parece que todo se vende y que sube bastante de precio, nos encontramos con una pintura de una calidad muy superior, la de nuestro barroco más genuino, pero cuyos precios se demuestran, me temo que una vez más, altos para los intereses de nuestros escasos y no especialmente adinerados coleccionistas.
La prueba de ello la tenemos en esta misma licitación. Los dos óleos que se ofrecían de Juan de Valdés Leal, Virgen del rosario con el Niño (O/L, 166,5 x 108 cm; 112) por 120.000 euros, y Bautismo de Cristo (O/L, 95 x 71 cm; 91) por 60.000 euros, no encontraron comprador. Tampoco lo encontraron la Inmaculada de Escuela sevillana S. XVII (92) por 40.000 euros, ni la Coronación de santa Teresa de Francisco Ribalta (93) por 20.000 euros, ni las parejas de Matías de Arteaga ofrecidas por 40.000 euros cada una (75 y 76), ni otras varias de Orrente, Josefa de Ayala, Carreño de Miranda o Carnicero. Sólo un coleccionista pujó por la tabla con Las lágrimas de San Pedro (O/T, 84 x 58 cm; 84) de Luis de Morales, y se la llevó por su precio de salida, 40.000 euros. Lo cual dice que nuestro coleccionismo de este tipo de pintura sigue buscando precios mucho más ajustados. Y esa es una labor nada sencilla que le queda a la casa, y que en ediciones anteriores sí había conseguido, obteniendo ventas sobresalientes.
El siglo XX tuvo, en general, mejores ventas. Destacó, como era previsible, la venta del pastel de Carmen Laffón, Bodegón con el Coto desde Sanlúcar, 1994 (50 x 72 cm; 606), con etiqueta de la prestigiosa galería Rafael Ortiz, que pasó de 9.000 a 11.000 euros. Similares, aunque con una calidad inferior, obviamente, se situaban el Bodegón con plantas (O/L, 38 x 49,5 cm; 607) de Teresa Duclós, que pasó de 1.500 a 2.200 euros, el mismo remate que su segundo lienzo, Bodegón con violetas, 1997 (O/L, 22 x 27 cm; 608).
En una línea más de vanguardia, destacó la venta del canario Juan Ismael, cuya Composición abstracta, 1934 (O/L, 63,5 x 72 cm; 587) pasó de 1.200 a 3.400 euros. No hubo interesados, en cambio, en las obras de Luis Gordillo (571 por 8.000 euros), Darío Villalba (576 por 13.000 euros), Chema Cobo (573 por 5.000 euros9; etc. Sí se vendieron, aunque por la salida, 1.000 euros cada uno, los papeles de Jaime Burguillos fechado en 1994 de 40,5 x 32,5 cm (lotes 583 y 584).
En los regionalismos de comienzo de siglo y sus derivados, sí hubo ventas, aunque escasas. De Gustavo Bacarisas, su lienzo con La venta de la estación de tren (52 x 70 cm; 262) pasó de 3.500 a 4.800 euros. Del granadino José María López Mezquita se ofrecían dos piezas, que fueron pujadas y subieron ligeramente: La gitana sentada (O/L, 130 x 110,5 cm; 731) pasó de 3.500 a 4.000 euros, mientras Joven con flor, 1911 (O/L, 74 x 56 cm; 740) subió de 1.500 a 2.000 euros; Retrato de joven (O/L/T, 33 x 24 cm; 719) del gaditano José Cruz Herrera subió también ligeramente, de 1.500 a 2.400 euros. Por la Niña con manzana (O/L, 76 x 63 cm; 765) de Fernando Álvarez de Sotomayor también hubo una cierta disputa, y así de 2.200 euros que se pedían al inicio se remató finalmente por unos escasos aún 3.400 euros. Faenando (O/L, 90 x 117 cm; 666) de Dionisio Baixeras, se vendió ya en postventa por 3.000 euros, por debajo de la salida de 4.500 euros. Daniel Díaz @Invertirenarte