150.000 euros por un pequeño cartón de Sorolla en Alcalá Subastas

Biarritz, verano de 1906 se alza como la pieza más cotizada de las dos jornadas con un ascenso desde 45.000 euros hasta 150.000. Mientras tanto Vieille Ville de l’Ebre de Darío de Regoyos remonta desde otros 45.000 euros de salida hasta 60.000 euros finales; y el conjunto de collar y pendientes de brillantes y esmeraldas de mediados del siglo XX se adjudica por los 40.000 euros iniciales.

Sorolla demuestra una y otra vez que sigue siendo uno de los preferidos del arte nacional. En muchas ocasiones su presencia dentro de una subasta supone que cuando la venta haya finalizado se habrá situado en el podio de los lotes más cotizados (a menudo en el primer lugar). Esta ocasión en Alcalá Subastas no ha sido diferente, pero sí ha sido más destacada que en otras veces por el impresionante ascenso de las pujas por el pequeño cartón Biarritz, verano de 1906. 

El precio de salida se había marcado en 45.000 euros –junto con el paisaje de Darío de Regoyos eran las dos piezas con un arranque para las pujas más alto– y varios interesados hicieron que se multiplicase más de 3 veces hasta rendirse ante el único de ellos que quedaba en pie. Los 150.000 euros finales pueden parecer sorprendentes, pero ya avisábamos en el previo que el hecho de tratarse de una escena de verano en el mar, con figuras que claramente reflejaban la sociedad acomodada de principios de siglo en una de las ciudades míticas de la Belle Époque, influirían para granjearle las simpatías de los coleccionistas.

No obstante, esa cualidad de icono de la producción de Sorolla –reducida a una pincelada suelta, a veces confundida con un trazo abocetado y sin meditar, y una representación embellecida, aún con su ocasional crudeza, del verano en la costa– ha obtenido en el pasado mejores resultados fuera de nuestro país que dentro. Si vemos los remates en subastas, en los últimos tiempos ha habido un creciente interés por parte de los coleccionistas en ponerse de nuevo al nivel del mercado internacional y quizá así evitar la salida de estas piezas a plazas públicas más concurridas.

Es posible que esa anterior diferencia de «gusto» no fuese más que una ausencia de oferta dentro de nuestras fronteras. Si a esto sumamos el interés de las colecciones públicas –que ya cuentan con suficientes cuadros del valenciano que gritan su nombre hasta el otro lado de la habitación lo suficientemente alto como para que nadie los pase por alto– por completar sus fondos con piezas menos arquetípicas, vemos un extraño balance.

Más ajustada al resultado fue la salida calculada para Vieille Ville de l’Ebre de Darío de Regoyos, que ascendió de 45.000 a 60.000 euros. Al igual que con otra de las piezas de mayor valor, el conjunto de collar y pendientes de brillantes y esmeraldas de mediados del siglo XX que se adjudicaron por su precio de salida en 40.000 euros, una proeza en la sección de joyería. Lo mismo ocurrió con Nombres I de Pablo Palazuelo con salida y remate en 25.000 euros, con el estandarte de la Hermandad de San Antonio Abad de la Real Regalada de caballos de su Majestad por 15.000 euros, con Corazón, hígado y riñón de Eduardo Arroyo adquirido por el Estado en 15.000 euros, o con el dibujo de Vicente Carducho por 9.000 euros.

Hubo una tímida subida para Fighting for Amnesia de Juan Uslé, de 18.000 a 20.000 euros, y una algo más destacada para Picasso con su Gavilla de flores incrementando su salida en 5.000 euros hasta otros 20.000 finales. Gerbas nº.27 Barceló por su parte ascendió de 15.000 a 25.000 euros.

Cerramos este recorrido con dos lotes con una baja valoración inicial que aún así remontaron en las pujas. La tabla La sangre del Redentor como fuente de la vida con María Magdalenca y María Egipciaca de escuela flamenca subió de 7.000 a 25.000 euros y la grisalla de escuela italiana que representaba un Noli me tangere fue de 1.000 a 16.000 euros.

Alcalá Subastas puede estar satisfecha al haber sacado adelante otra licitación muy variada y con buenos resultados. Héctor San José.