Julio Romero de Torres. Retrato de la señorita de Alfonso, 1924, detalle. Salida y remate: 150.000 euros
VENDIDO POR 150.000 EUROS EL ROMERO DE TORRES DE DURÁN
Se confirmaron las esperadas fuertes subidas de los dibujos de los filipinos en la cita del día 22
Dada la cantidad inicial pedida de 150.000 euros, se había levantado en Durán una gran expectación por la venta del Retrato de la señorita de Alfonso, 1924 (óleo y temple/L, 80,5 x 90 cm; 115), hija del célebre fotógrafo de la primera mitad del siglo XX, pintada por el cordobés Julio Romero de Torres. Simplemente pujar la salida suponía tener que pagar a la casa de subastas, sumados ya los impuestos y las comisiones, 183.000 euros, una cifra nada despreciable en los tiempos que corren. De hecho, en lo que llevamos de 2016, sólo ha habido dos obras -de Sorolla y de Dalí, para ser más concretos- que han superado esta cantidad (ver la clasificación). Y eso es lo que ocurrió; una puja previa por escrito defendida en la mesa, expectación, silencio, cierta emoción, y un martillo que la adjudica a su nuevo dueño. Así de sencillo, y de inusual dado el importe final.
Mucho más apasionantes fueron las pujas despertadas en los coleccionistas de ultramar por los dibujos de sus filipinos, como anunciamos en nuestro artículo de previos (leer). Si a estas alturas alguien se sorprende de ello es que acaba de aterrizar en el mercado pues llevamos ya unos años hablando de este fenómeno. No se trata de calidad, sino de potencia económica, y ahí Filipinas y el sudeste asiático, hoy día, tienen más fuerza que nuestra economía. Pues hay unos cuantos coleccionistas o inversionistas que están dispuestos a pagar precios ‘asombrosos’ por su historia inicial…
Y así, los dos dibujos de Félix Resurrección Hidalgo, a pesar de su medida imaginación y gracia el primero, Barcas en Luzón (acuarela, 10 x 16,7 cm; 109) fechado el 7 de mayo de 1899, y de su escaso virtuosismo el segundo, Dama filipina (41 x 30,5 cm; 110), se adjudicaron ambos por 5.000 y 4.250 euros, respectivamente. Juan Luna fue artista mejor dotado, y eso se percibe claramente en sus obras en general, y en éstas en concreto. Aunque sus inicios fuesen más académicos y torpes –Rostros clásicos (carboncillo, 20 x 29 cm; 114) sería un buen ejemplo de ello, a pesar de subir de 1.500 a nada menos que 5.500 euros-, su buen hacer mejora con esfuerzo y tesón a lo largo de los años de pensionado en Roma, y en los posteriores. De hecho, sus academias, Desnudo femenino (carboncillo, 29 x 38,5 cm; 112) y Hércules (carboncillo, 28 x 38 cm; 113) pasaron de 2.500 a 7.500 euros cada una. Y, como era previsible, su más trabajado y bastante mejor Anciano romano (carboncillo, 59 x 44 cm; 111), firmado en Roma, pasó de los 5.000 euros iniciales hasta adjudicarse nada menos que por 14.000 euros.
Dos apuntes más de la licitación, para que quede bien claro que no se trata de calidad, sino de mercado. Se ofrecían dos piezas tardías del burgalés José Vela Zanetti, de calidad más bien mediana, pero óleos de cierto tamaño al fin y al cabo. Pues bien, apenas se pagaron 3.750 euros por Segador(O/T, 60 x 78 cm; 142), y 2.750 euros por La devoción (Tm/táblex, 78 x 61 cm; 143)…
Y para ejemplificar también el cambio del gusto en el coleccionismo actual, otro ejemplo, esta vez de la mano de José Manuel Ciria, de quien Iberia ofrecía tres piezas cuya venta iría al Grupo Envera. La primera, Suite Iberia (doce O/L, 150 x 150 cm; 147), se ofrecía por unos altísimos 18.000 euros, y no encontró comprador. Las otras dos, Composición [1 y 2] (130 x 97,5 cm c/u; 148 y 149) subieron de 1.200 a 3.250 y 3.500 euros, respectivamente. Daniel Díaz @Invertirenarte