Raimundo de Madrazo. Retrato de Clarita Seminario, detalle. Salida y remate: 18.000 euros
EL PROTAGONISTA EN DURÁN FUE RAIMUNDO DE MADRAZO
Además de la escultura de Aguste Rodin, se vendió casi toda la pequeña colección de piezas de Vázquez Díaz
En una semana plagada de subastas en la capital madrileña, con cita también en Sevilla, la de Durán era la última. Pienso que eso se notó en la asistencia física, que no telefónica ni online.
El gran protagonista de la cita del pasado 27 de abril fue, sin duda, el Retrato de Clarita Seminario (O/L, 150 x 109 cm; lote 212) de Raimundo de Madrazo (1841-1920). Firmado, dedicado y fechado “A mi cuñada Clarita Seminario, R. Madrazo, 1911” y con una mínima falta de pintura en el ángulo superior izquierdo, salió a pujas por 18.000 euros, y en ese precio se adjudicó. Retrato grandioso y muy técnico, Madrazo demuestra su buen saber hacer con un atractivo juego de matices de color, herencia técnica del siglo XIX en general y de su padre Federico en particular. Buena compra, sin duda.
No es que saltase la sorpresa con las piezas de Daniel Vázquez Díaz (1881-1969); en nuestro artículo de previos (ver), comentamos precisamente lo interesante de algunas de esas obras menores, si se puede hablar así, y de sus atractivos precios iniciales. Y de ser algo que prometía pasó a ser el protagonista de la subasta en lo que a pintura se refiere por las pujas que terminó suscitando y por los coleccionistas que pujaron por ellas. No son grandes cifras, pues ninguno de los óleos era excepcional, pero sí demuestran lo que ya sabíamos: que es un pintor importante, que sigue teniendo adeptos y que con un buen precio, su obra se vende.
Y así, sus dos mejores ventas llegaron a 1.300 euros: Marineros vascos (27 x 24 cm; lote 178), un óleo sobre lienzo pegado a tabla que estuvo en la exposición Vázquez Díaz y el Bidasoa de la Fundación Kutxa en San Sebastián, que partió desde los 550 euros, y una delicada acuarela, titulada Los muros blancos de Coimbra (25 x 32 cm; 177) y fechada en 1923, que estuvo en la exposición del banco Bilbao Vázquez Díaz, y que inició las pujas desde los 400 euros; su semejante Vista de Moguer, 1929 (27 x 37 cm; 188), aunque realizada sólo a lápiz, expuesta en el Homenaje a Vázquez Díaz. Granada (junio a julio de 1970), subió también de 325 a 700 euros.
Instante I (O/papel/cartón, 21 x 27 cm; 180), siguió de cerca esos pasos, y subió de 450 a 900 euros, lo mismo que la Santa Rosa de Lima (O/L/T, 23,5 x 19 cm; 176), que hizo lo propio, pasó de 350 a 800 euros. En 750 euros se remató un buen dibujo, El dolor de las madres. Guerra 1914 (42 x 30 cm; 187), que partió de los 180 euros, mientras Apuntes de Fuenterrabía, un lote de ocho dibujitos de 14 x 16 cm el mayor de ellos (lote 186), pasó de 200 a 375 euros. No hubo comprador, en cambio, para su volumétrico y más tardío Desnudo de espaldas (O/L, 94 x 133 cm; 175), por el que se pedían 7.000 euros.
En el fondo, tampoco hubo sorpresa en la subida de 700 a 2.2250 euros por el Bodegón, 1984 (O/L, 33 x 41 cm; 174) de Cristino de Vera; lo que no era normal era la salida por ese precio tan atractivo, y sí fue lógica entonces esa fuerte subida, todo sea dicho. Cristino de Vera sigue siendo, sin duda, un nombre de referencia y no sólo para el mundo canario.
Hasta aquí, todo entraba dentro de la lógica. Con la escultura de Auguste Rodin, en cambio, creo sucedió algo curioso. La salida por 4.000 euros de su Athlète Americain (version type A dite regardant en avant), realizada en bronce con una pátina verde y marrón, de 40 cm de alto (lote 251), era un precio extraño. Firmada ‘A. Rodin’, con el sello del fundidor ‘Alexis Rudier. Fondeur. Paris.’, y numerada 4/8, aunque concebida en 1901, probablemente fue fundida entre 1927 y 1935, como comentamos en nuestro artículo de previos. Su adjudicación por apenas 10.000 euros a un comprador online es sorprendente.
Me explico. Si tomamos la escultura como buena, original del francés, deberíamos irnos a unos precios muy, muy superiores; de hecho, en Christie’s Nueva York, en mayo de 2010, se vendió un ejemplar de esta serie por nada menos que 482,500 USD (365.107 euros) (ver). Pero si no es original sino una réplica actual, realizada hace relativamente pocos años con el molde original y los sellos de la fundición y demás como la numeración, es un precio muy alto; es más, incluso los 4.000 euros iniciales serían altos… Hay salidas y remates que uno no entiende, la verdad sea dicha.
Dos apuntes más para terminar, de clásicos de la segunda mitad del siglo. Bodegón, 1952 (Tm/T, 34 x 46 cm; 126) de Pancho Cossío, regalo del artista al propietario que lo vendía, se adjudicó por 3.500 euros mientras El corral, 1974 (O/L, 38 x 47 cm; 127) de Agustín Úbeda, alcanzó los 3.250 euros, ambas por pujas previas por escrito. De José Beulas, Rastrojos (O/L, 45 x 64 cm; 132) se vendió por 1.800 euros mientras su Robles, 1985 (O/L, 92 x 73 cm; 133), con etiqueta de la galería Espalter, llegó a los 3.250 euros; buenas compras, todo sea dicho. Daniel Díaz @Invertirenarte