Vaquero Palacios y la conjunción entre arte e industria

Vaquero Palacios y la conjunción entre arte e industria

El Museo ICO presentó ayer la obra creativa que realizó el artista en las centrales asturianas de Salime, Miranda, Proaza, Aboño y Tanes. La muestra explica el arte de transformar cinco centrales eléctricas asturianas en catedrales industriales, así como defiende la valoración del patrimonio industrial español y su capacidad de trascender al mundo del arte.


Joaquín Vaquero Palacios fue uno de los más destacados ejemplos del diseño industrial español del siglo XX, además de pintor y escultor. El Museo ICO le dedica una exposición titulada La belleza de lo descomunal. Asturias, 1954-1980. El objetivo es arrojar luz sobre una categoría arquitectónica de nuestro patrimonio que apenas recibe reconocimiento. La muestra se centra en el proyecto que, fruto de treinta años de colaboración con Hidroeléctrica del Cantábrico (en la actualidad, parte del Grupo EDP), materializó en cinco centrales eléctricas asturianas concebidas como obras de arte total. La esencia que encierra el recorrido es la conjunción entre industria y arte. Se persigue la idea de que a través del diseño y la creatividad arquitectónica y artística se consigue una mejora de las personas que habitan esos lugares en sus jornadas laborales. En pocas palabras, habla de la humanización de espacios industriales hostiles o fríos hasta convertirlos en lugares especiales. La creatividad de Vaquero Palacios trasciende a la sensibilidad de quienes habitan estas estructuras.

El recorrido comienza con una introducción sobre el personaje y su entorno, tanto desde el punto de vista vital, familiar y creativo, como geográfico, a través de mapas que sitúan y localizan dentro del ámbito asturiano cada una de las centrales, a las que se dedican sendos capítulos individuales.

90 fotografías de Luis Asín y un amplio trabajo audiovisual a cargo de Juan Vaquero, ambos realizados especialmente para este proyecto, junto con cuadros de Joaquín Vaquero Palacios, fotografías de época, planos originales, bocetos, maquetas, libros y diversos elementos de diseño industrial, entre otras obras, conforman esta exposición que pretende narrar una etapa muy concreta dentro de la vasta producción del artista multidisciplinar, la correspondiente al periodo comprendido entre 1954 y 1980, años en los que desarrolla su estrecha colaboración con Hidroeléctrica del Cantábrico.

Con la siguiente cita, el protagonista de la muestra resume su filosofía:

Inútil es decir que la integración de las artes no es ningún descubrimiento de ahora. Desde que el hombre puso sus pies sobre la tierra y hubo de guarecerse al cobijo de algo, la integración ha tenido lugar. De la manera más patente se nos muestra en los abrigos y en las cuevas prehistóricas. La arquitectura para vivir, la arquitectura para los muertos, para los cultos religiosos, ya integraron, desde siempre, la pintura y la escultura. El fenómeno continúa sin detenerse, ha venido la industria y hoy la integración es una absoluta necesidad. ¿Por qué?, ¿Para qué?. Pues porque nuestra actividad actual está desbordada y nuestro organismo necesita ser apaciguado de alguna forma para sobrevivir a la tensión a la que se le somete cada vez con mayor exigencia’. Joaquín Vaquero Palacios.

Hasta el 6 de mayo de 2018.