Una reunión inédita de Zurbarán
El Museo de Bellas Artes de Lyon, el MNAC de Cataluña y el Museo de Boston se han aliado para organizar una exposición que reúne, por vez primera, las tres versiones de una de las obras maestras del pintor barroco: San Francisco de Asís según la visión del papa Nicolás V. Francia es la primera parada de esta propuesta que, a partir de marzo, llegará a Barcelona.
Hacia 1629, Francisco de Zurbarán recibió su primer encargo importante para la iglesia de san Buenaventura del colegio de los Franciscanos de la Observancia de Sevilla. Era un ciclo de ocho escenas, realizado a medias con Francisco de Herrera, donde el pintor extremeño tuvo uno de sus primeros contactos con la iconografía franciscana.
Aquella figura de San Buenaventura en oración ayudó, seguramente, a configurar la tipología de otro santo de la orden, concretamente el fundador, que también representó en aquellos años. Entonces el artista mostraba a San Francisco de Asís en actitud servil, mirando al suelo y sin rostro apenas definido, con una calavera entre sus manos.
Tres décadas después, el pintor barroco volvió a trabajar para una orden franciscana, esta vez los Frailes Menores de la Observancia de Madrid, y de nuevo se enfrentó al reto de mostrar al santo de Asís. Pero la figura ya no era la misma: ahora tenía una actitud extática, como de arrobamiento.
Entre medias de ambos encargos, Zurbarán consiguió convertirse en el mejor intérprete de la iconografía del santo italiano durante el siglo XVII (igual que El Greco había hecho lo propio el siglo anterior). Y no es de extrañar, pues tanto el extremeño como su taller llegaron a pintar hasta medio centenar de lienzos de san Francisco: arrodillado, de pie, de cuerpo entero o medio cuerpo, sobre un fondo neutro, con paisaje o en su celda…
En una de aquellas numerosas ocasiones, el pintor apostó por reproducir la visión del papa Nicolás V, quien en 1449 había viajado hasta Asís para visitar la tumba del santo y descubrir, tras levantar la lápida, su cuerpo incorrupto: estaba de pie y con los ojos abiertos elevados al cielo, como si estuviera vivo. Por eso el artista representó al personaje de cuerpo entero, en posición frontal y con las manos sobre el pecho ocultas bajo las mangas; situado sobre un fondo oscuro que deja ver su propia sombra. Pura escenografía barroca.
La escena gustó tanto, que llegó a repetirla dos veces más; son los tres lienzos que se conservan en el MNAC de Cataluña, el Fine Arts Museum de Boston y el Musée des Beaux Arts de Lyon. Ahora las tres versiones se reúnen por vez primera en lo que es una ocasión inédita para comparar todas ellas en un único espacio. Y si las composiciones francesa y americana se enmarcan bajo una especie de arco invisible creado por ese potente foco de luz que potencia la escena, en la catalana –que, por cierto, se ha restaurado para la ocasión– ese elemento ya no sale por la falta de espacio sobre la cabeza del santo; aunque sí posee, en cambio, una ligera pincelada roja, símbolo del estigma, a la altura del costado.
Las tres instituciones han colaborado para poder acoger estos cuadros, que son el principal reclamo de la muestra itinerante que coincide con el 360 aniversario de la muerte del artista. La propuesta de Lyon, primera parada de la exposición, lleva por título Zurbarán. Reinventar una obra maestra y parte de su propia versión de san Francisco, que es la primera tela del pintor en incorporarse a un museo galo, en 1807, después de que colgase del convento de Colinettes.
De manera que, hasta el próximo 2 de marzo, será Francia quien pueda disfrutar de Zurbarán por partida triple, con esa reunión del todo inédita de la iconografía del santo de Asís, que viene acompañada de otras obras maestras del pintor de Fuente de Cantos. Incluido el Bodegón con cacharros del MNAC, donde el autor hace alarde de su capacidad para representar el vacío y el silencio.
Pero el recorrido de la muestra no solo se limita al pintor del Siglo de Oro, porque desea mostrar también su influencia sobre generaciones posteriores. De ahí la presencia de piezas más modernas, como el aguafuerte de Jean François Dubouchet de 1855, la estampa del fotógrafo Jacques-Ernest Bulloz de 1906 o las imágenes contemporáneas realizadas por Éric Poitevin en 2021.
Zurbarán. Reinventar una obra maestra podrá verse en Lyon hasta principios de marzo. Después –a partir del 20 de ese mes–, le tocará el turno a España y su variante Zurbarán (sobre) Natural, comisariada por Joan Yeguas y Àlex Mitrani (coincidirá en fechas con Zurbarán. Santas, la otra propuesta nacional dedicada al artista y celebrada en el Carmen Thyssen de Málaga). Este proyecto colectivo acabará su periplo en Boston, ya en verano de 2025. Sol G. Moreno