Una pintura de Zurbarán para el museo de Minneapolis
La institución americana enriqueció el pasado mes de junio sus fondos de pintura española con su primer zurbarán. Se trata del retrato del Venerable Miguel Jerónimo Carmelo, pintado entre 1628-1630 para la capilla «De Profundis» del convento de la Merced Calzada de Sevilla. La obra fue autentificada en 2010 por Odile Delenda y obtuvo a finales de 2021 el permiso de exportación por parte de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes Culturales del Ministerio de Cultura. Ha sido adquirida gracias al apoyo económico de Ruth y John Huss, Nancy y Rolf Engh, Nivin MacMillan y el Fondo John R. Van Derlip.
Minneapolis está de enhorabuena, pues ha sumado a los fondos de su principal museo una pintura de Francisco de Zurbarán. La Guerra de la Independencia (1808-1814) ha sido hasta la fecha el episodio histórico más funesto en cuanto a la pérdida del patrimonio artístico español. Tanto Madrid como Sevilla fueron objeto de un amplio expolio. Con el objetivo de crear un museo de Bellas Artes similar al que José Bonaparte impulsó en Madrid en 1809, un año después se requisaron en la capital andaluza bajo su mandato todas aquellas obras de arte consideradas de valor procedentes de iglesias y conventos. Después de ser trasladadas a los Reales Alcázares, dio comienzo una diáspora que dio al traste con importantes conjuntos que se habían mantenido prácticamente inalterados hasta el momento. Buena parte de ese patrimonio cuelga hoy de los muros de museos extranjeros.
En la capital andaluza, Francisco de Zurbarán pintó para el Convento de la Merced –actual Museo de Bellas Artes– una serie sobre la vida de san Pedro Nolasco. Además, para la capilla «De Profundis», un espacio de especial significación simbólica pues en él se exponían los cuerpos de los frailes fallecidos antes de su entierro, realizó entre 1628 y 1630 dos pinturas de fuerte carga simbólica: los retratos del Venerable Miguel Jerónimo Carmelo, que aludía a la vida contemplativa, y San Serapio, cuyo martirio en el siglo XIII venía a simbolizar el compromiso religioso activo de los frailes mercedarios.
El cuadro ahora adquirido por museo de Minneapolis fue requisado y llevado al Alcázar de Sevilla, donde se inventarío en 1810 (sala 7, nº 228). Trasladado poco después a Inglaterra, reapareció en 1947 en una colección particular barcelonesa, aunque no fue autentificado e identificado por Odile Delenda como el cuadro procedente del convento mercedario sevillano hasta 2010.
A finales de 2021 sus propietarios obtuvieron el permiso de exportación por parte de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes Culturales del Ministerio de Cultura. Tras ello fue vendido al museo el 13 de junio de este año por Warner-Johnson Art Advisory y Stuart Lochhead Sculpture. Ha sido adquirido gracias a los fondos de Ruth y John Huss, Nancy y Rolf Engh, Nivin MacMillan y el Fondo John R. Van Derlip.
Su pareja, San Serapio, salió de España hacia 1832 y fue puesto a la venta por Richard Ford en Londres cuatro años después. A partir de entonces pasó por diferentes colecciones británicas y americanas hasta su adquisición en 1951 por el Wadsworth Atheneum Museum of Art.