Una nueva talla de La Roldana
Luisa Roldán, más conocida como La Roldana (Sevilla, 1652-Madrid, 1706), es una de las figuras más sobresalientes del panorama escultórico de nuestro barroco. Codiciada por coleccionistas y también por instituciones públicas y privadas, la aparición de nuevas obras de su mano, tanto en madera como aquellas modeladas en barro, siempre son noticia. El caso más reciente es el de la Virgen con el Niño que acaba de adquirir la National Gallery de Washington y que se ha adscrito a la etapa sevillana de la artista por parte de los investigadores Pablo F. Amador y Lorenzo de la Sierra Fernández. Un San Antonio de Padua con el niño acaba de darse a conocer gracias a una exposición en Santa Cruz de la Palma (Islas Canarias).
En estrecha relación con la talla adquirida por el museo americano, Pablo F. Amador (investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México) y Fernanda Guitián (Universidad de la Laguna) atribuyen ahora una nueva imagen a la nómina de esculturas realizadas por La Roldana durante sus años sevillanos, entre la década de 1680 y 1686, cuando marcha a Madrid, donde acabará siendo nombrada escultora de Cámara del rey Carlos II. Se trata de un San Antonio de Padua con el Niño en madera policromada que pertenece a la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles del municipio del Sauzal (Tenerife).
La obra, cuyo estudio se publicará a principios del año que viene, podrá verse a partir de noviembre en la exposición comisariada por Carlos Rodríguez Morales, De Pourbus a Estévez. Arte e infancia en Canarias, que tendrá lugar en el Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz de La Palma (del 22 de noviembre al 21 de enero de 2023). Para su atribución a la escultora y a su etapa sevillana han pesado elementos de comparación como los trabajos de policromía, así como su similitud con la citada Virgen con el Niño de Washington.
Un elemento a destacar es la repetición del modelo del Niño Jesús entre ambas efigies, de los cuales uno está vestido, y ambos entroncan claramente con otro de los ejecutados por la imaginera en Cádiz. Además, la pieza de Tenerife viene a poner acento sobre el mundo de los «afectos» que últimos estudios han destacado en la producción de La Roldana, y que ahora insiste en sus fuentes de referencia. Se trata de la sutil sonrisa que esboza San antonio, cuyo referente son los pasajes recogidos como parte de sus hagiografías editadas algún tiempo antes.
La catalogación de esta imagen en el Archipiélago, viene a sumarse a un destacado contingente de piezas andaluzas de varios de sus artífices más destacados como el propio Pedro Roldán, padre de la artista.