Un nuevo ribera de la etapa romana
El especialista en pintura caravaggiesca y profesor de la Universidad de Nápoles, Giuseppe Porzio, ha dado a conocer una nueva pintura de Ribera. El cuadro, una Coronación de espinas, pertenece al periodo romano del español afincado en Nápoles y supone un nuevo avance en el conocimiento de los primeros años de formación del artista tras su llegada a Italia.
Hasta hace unas décadas, apenas se tenían testimonios, más allá de las fuentes escritas, sobre los primeros pasos de José de Ribera en Italia hasta su establecimiento definitivo en Nápoles en 1616. A caballo entre Roma y Parma, el pintor llegó a la Ciudad Eterna en 1608 y allí conoció a Caravaggio y se empapó de su estilo. A los trabajos de Gianni Papi, que en 2007 vinculó a nuestro artista con el Maestro del Juicio de Salomón, han seguido otros tantos que han fructificado en exposiciones como la celebrada en el Museo del Prado en 2011 bajo el título El joven Ribera. También desde Ars Magazine hemos dado algunas novedades, como el Cantor del Museo del Prado.
Ahora conocemos una nueva pintura gracias a las investigaciones de Giuseppe Porzio, especialista en Caravaggio –en 2015 publicó también documentación inédita sobre los años romanos de Ribera– que desarrolla su docencia en la Universidad de Nápoles. Se trata de una Coronación de espinas de colección particular que ha estudiado en la revista italiana Storia dell’Arte. De la tela apenas se sabe salvo que fue subastada en sotheby’s Londres el 5 de julio de 1989 (lote 270), momento en el que fue catalogada como obra anónima de escuela napolitana.
Porzio basa su atribución en las coincidencias formales entre esta nueva pintura y otras de esos mismos años. Así, el anciano que aparece de perfil en la zona inferior derecha es el mismo que figura en el Juicio de Salomón de la Galleria Borghese y en el San Bartolomé del apostolado Cosida de la florentina Fondazione Longhi (este, por cierto, también fue retratado por Luis Tristán durante su formación romana en esos mismos años). En esa misma línea, el muchacho que aparece sobre él parece ser el mismo del que se sirvió Ribera, por ejemplo, en el ya mencionado Cantor del Prado dado a conocer por Papi.
Más allá de estas coincidencias, amén del similar modo de tratar los pliegues de los ropajes o la suavidad de la pincelada, el historiador considera esta nueva pintura de Ribera como una derivación de los modelos de su admirado Caravaggio. En efecto, resulta convincente su vinculación con la Coronación de espinas pintada en 1601 para el marqués Vincenzo Giustiniani que hoy forma parte de las colecciones del Kunsthistorisches Museum de Viena y con la que, por cierto, coincide en dimensiones.