Excelentes ventas para cerrar el año, gracias a las llamativas subidas en marfil, arte oriental y porcelanas
Esta sala catalana ya nos ofrecía un muy buen catálogo, perfectamente equilibrado y con piezas realmente interesantes en cada una de sus secciones. En el que se incluía como novedad, un apartado de diseño de alrededor de 20 lotes. Y que va a empezar a ser habitual a partir de ahora por la inclusión en su estructura, de un departamento especializado dedicado a tal fin. Llama especialmente la atención los ascensos tan elevados que consiguieron muchos de sus lotes. Como el 746, un Cristo Niño como el Buen Pastor, una talla en marfil de la Escuela Indo-portuguesa de Goa, de la primera mitad del s. XVII. Convirtiéndose en el verdadero protagonista de esta edición gracias a los 115.000 euros que se pagaron por él, muy lejos de los 14.000 en los que se había estimado su precio inicial. Algo parecido le sucedió al 744, una placa en bajorrelieve en marfil tallado de la misma escuela y época que el anterior. Montado en un marco de filigrana de plata del s. XIX. Comenzaba en tan sólo 900 euros y se remató en 12.000 euros. Otro de las piezas que destacó en este apartado fue el 742, una escultura de Niño Jesús en marfil, policromado y con los ojos de vidrio. Se pedían por el 900 euros y se adjudicó en 3.250 euros.
Había cierta expectativa por lo que pudiera pasar con el arte oriental por la amplia oferta que salía a la venta y la importancia de muchos de sus lotes. Como el 522, Un baúl japonés en madera lacada y dorada urushi “Namban” del periodo Momoyama (1573-1615), con incrustaciones de nacar y aplicaciones en cobre grabado. Su tasación inicial era de 17.500 euros y en eso mismo se dio. Un muy buen resultado si tenemos en cuenta que comenzaba en una cifra muy ajustada y con poco margen para las pujas. También se vendió el interesante lote de doce platos chinos (528) en porcelana de Compañía de Indias de la “Familia Rosa” de época Qianlong, hacia 1750. Partían de 2.000 euros y se los llevaron en 3.250 euros. Singular fue el trato alcanzado por la pareja de cortinas chinas en seda amarilla bordada del s. XIX (540), se inició en 600 euros y las compraron en 2.500 euros. Muy cerca se quedo el 543, un abanico en baraja chino en filigrana de metal de ffs. s.XIX y pps. s.XX. Salió en 500 y se bajó el martillo en 2.250 euros. Una de las cosas que no suelen fallar son las esculturas en coral rosa, y en esta ocasión no podían ser menos. Me refiero al 547 y al 553, ambos realizados en China en el primer tercio del s. XX y con la misma tasación de partida de 1.800 euros. El primero era una “Dama” de 20 cm de altura y el segundo una “Rama con animales”, vendiéndose en 4.750 y 4.500 euros respectivamente.
Otra de las secciones que atrajo la mirada de los coleccionistas fue la porcelana, fundamentalmente del s. XIX y principios del XX. Del primero destacaron los grupos escultóricos de Meissen. Uno el 885, representando al “Carro de Saturno” ascendió hasta 8.000 euros desde 4.500 en los que comenzó. Y el otro 881, dos grupos alegóricos del otoño y el invierno dándose en la única puja de 6.000 euros de la base. De este mismo siglo era el 926, una pareja de grandes jarrones franceses en porcelana de Sèvres “bleu du roi”, doblándose su estimación inicial de 10.000 euros. Ya de principios del s.XX era el centro austro-húngaro de Zsolnay en porcelana “eosina” perteneciente al movimiento Art Nouveau, por el se pensó una salida de tan sólo 450 euros que rápidamente ascendió hasta 4.250 euros. Algo menos lograron los tres florones con rosas (996) de Lluis Domènech i Montaner (1850-1923), 2.750 desde 1.800 euros. Más avanzado el siglo son el 1048 y 1053, dos jarrones de Josep Llorens Artigas (Barcelona 1892-1980) rematándose en 4.000 y 3.750 euros respectivamente desde su partida de 2.000 y 1.400 euros.
En cuanto al diseño, la venta más sonada fue el lote 1064, la lámpara de techo “1563A” de Max Ingrand (Bressuire 1908-París 1969), su estimación inicial era de 1.300 euros y las pujas ascendieron hasta 9.500 euros en los que se bajó el martillo.
Quizás más inesperado fueron las cifras pagadas por algunos muebles, como el 876, una cama isabelina en madera de jacarandá y caoba tallada de mediados del s. XIX que se adjudicó en 5.000 euros habiendo partido de tan sólo 900. O el 1002, una vitrina de estilo Luis XVI en caoba y cedro con aplicaciones de bronce dorado y realizada en el primer cuarto del s. XX alcanzando 16.000 euros desde los 2.500 en los que se inició. Mariano Santos @AntgOln