Últimos días para ver el tesoro de Notre Dame en el Louvre
Esta exposición, que muestra más de 120 obras del conjunto y que explora su historia desde el origen medieval hasta la época de Viollet-Le-Duc termina el próximo 29 de enero. Mientras tanto la catedral se encuentra en la fase final de su reconstrucción por lo que, a partir del año que viene, el tesoro podrá volver a contemplarse en su sacristía.
Seguramente todos recordemos las imágenes del 15 de abril de 2019 en las que vimos cómo la cubierta de la catedral de Notre Dame ardió tras un incendio originado por un descuido en ciertas tareas de mantenimiento.
A pesar de que los bomberos llegaron rápidamente, todas las televisiones emitieron en directo cómo se derrumbaba la emblemática aguja, así como el techado de la nave central durante la primera hora del fuego (que solo pudo ser controlado en la madrugada del 16 de abril, nueve horas después de su inicio).
Las tareas de reconstrucción comenzaron muy pronto, puesto que tan solo 24 horas después de producirse la catástrofe ya se habían recaudado 800 millones de euros. Esas labores se han mantenido hasta ahora, cuando parece que los trabajos de rehabilitación llegan a su última fase (se estima que la catedral volverá a abrir al público este 2024).
Cuando lo haga, el tesoro de Notre Dame podrá contemplarse de nuevo en la sacristía neogótica, construida por Jean-Baptiste Lassus y Eugène Viollet-Le-Duc entre el 1845 y el 1850. Sin embargo, no es necesario esperar tanto para poder ver estas obras que por fortuna se salvaron de las llamas, porque hace unos meses que buena parte de ese tesoro se exhibe en el Musée du Louvre y aún se quedarán allí un par de semanas más.
Des origines à Viollet-Le-Duc no solo busca mostrar los objetos litúrgicos, ropajes sacerdotales, manuscritos, reliquias y relicarios conservados en la catedral parisina, sino que también ahonda en el contexto del conjunto y en su turbulenta historia. Un recorrido que relata, por ejemplo, el triste final de las piezas medievales que en origen formaron parte del tesoro y que fueron destruidas durante la Revolución Francesa. Lógicamente la exposición no puede mostrar ninguna de ellas, pero sí que las recuerda a través de manuscritos, pinturas y grabados en donde fueron representadas.
Quien restituyó el tesoro de Notre Dame fue Napoleón Bonaparte tras su coronación. Añadió además importantes reliquias como la Corona de Espinas o uno de los fragmentos de la Cruz, que se sumaron así a uno de los clavos de Cristo que ya albergaba la catedral.
Pero las reliquias no son las únicas piezas preciadas del tesoro de Notre Dame. Este también es famoso por su orfebrería del siglo XIX, en especial por las que diseñó Viollet-Le-Duc, quien quería conseguir que los nuevos relicarios y el mobiliario añadido a la sacristía –de corte neogótico– armonizasen mejor con el edificio y resultasen históricamente más fieles.
Precisamente una selección de estos objetos es la parte fundamental de la muestra del Louvre, que podrá verse hasta el 29 de enero. Última oportunidad, por tanto, de contemplar de cerca muchas de estas piezas antes de que regresen al ayuntamiento de París –donde se custodiaron desde que se produjo el incendio– mientras esperan el día en que puedan volver a colocarse en su emplazamiento original. Sofía Guardiola