Sonia Navarro: la frontera entre arte y artesanía en Alcalá 31

Sonia Navarro: la frontera entre arte y artesanía en Alcalá 31

La autora murciana presenta medio centenar de obras en su nueva exposición en la sala madrileña. A pesar de la variedad de técnicas y materiales que utiliza, destacan sus piezas textiles, con las que pretende elevar esta disciplina y homenajea a las mujeres de su familia.

Sonia Navarro llega a la Sala Alcalá 31 para presentar Fronteras y territorios, una exposición que podrá visitarse hasta el próximo 6 de julio y que se compone de unas 50 piezas realizadas entre 1999 y la actualidad.

El título de la muestra alude a esa condición fronteriza que posee su obra, entre dos mundos que, tradicionalmente, parecían excluirse el uno al otro. Algo que no es nuevo en este espacio, pues previamente ya ha expuesto a otros artistas que se mueven entre lo artístico y lo artesano, como Jacobo Castellano y sus trabajos en madera.

Ahora Navarro cubre las salas y paredes de esta centro dependiente de la Comunidad de Madrid con tejido y telas, el lenguaje por el que más se ha caracterizado. Sin embargo, no es ni mucho menos el único material que la autora utiliza.

"Alcalá, 2014". Sonia Navarro. Fotografía, costura y fieltro. Foto: Jesús Madriñán © Sonia Navarro. VEGAP, Madrid, 2025

Tal y como puede verse en la sala Alcalá 31, Sonia Navarro es una artista que experimenta con las formas, las técnicas y las texturas para dotar a su obra de una doble dimensión: por un lado visual y por otro lado táctil, tan importante como la primera.

En su trabajo utiliza materiales como objetos reciclados o caucho. Incluso sus tejidos van mucho más allá del hilo, realizados en ocasiones con lana o esparto.

Con este último elabora, por ejemplo, piezas como Palmete, la gran obra que ocupa el espacio central de la exposición y que recuerda inevitablemente a otra de las grandes artistas del textil en nuestro país: Aurélia Múñoz.

Vista de sala de la exposición con la obra "Palmete". Fotografía: Jonás Bel.
Obra de Sonia Navarro en Alcalá 31. Fotografía: Jonás Bel.

Es importante señalar que la elección de este tipo de materiales por parte de la autora responde a razones tanto sentimentales como reivindicativas. Y es que, según confiesa la propia Navarro, le recuerdan a su madre y sus abuelas, que fueron quienes la enseñaron a coser.

Pero no todo es nostalgia familiar, porque con el uso de los tejidos pretende recuperar también ese saber a menudo ignorado o denostado, considerado cotidiano y de poca importancia, seguramente por su carácter femenino.

Vista de sala de la exposición. Fotografía: Jonás Bel.

De hecho, tradicionalmente, la costura ha recibido el calificativo de «alta» solo cuando eran los hombres quienes la practicaban, mientras que en la mayoría de los hogares las mujeres cosían para confeccionar ropa, sin que se le diera demasiada relevancia.

No obstante, para Navarro lo más importante no es la técnica, sino todo lo que quiere contar con ella. Por eso, invita al visitarse a detenerse en temas como la dualidad entre modernidad y tradición –y la posibilidad de aunar ambas–, la identidad o la memoria. En palabras de la propia artista, lo que pretende con esta muestra es «hacer reflexionar a la gente, que se pregunten qué quiero decir con todo esto. Más que en la técnica, que piensen en el valor añadido que tiene, en qué es lo que me ha llevado a pensar en estas otras variaciones del arte». Sofía Guardiola