Soledad Sevilla ingresa en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
El salón de actos de la institución acogió el domingo 8 de junio la ceremonia de nombramiento como académica de la artista valenciana. Fue elegida para la Sección de Pintura el 24 de junio del año pasado, a propuesta del compositor y director de la institución, Tomás Marco; la escultora Blanca Muñoz; y el arquitecto y artista Juan Navarro Baldeweg.
Soledad Sevilla ingresa en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en un momento de plenitud y madurez artística, tras haber recibido la concesión en 2020 del Premio Velázquez y la clausura de su reciente retrospectiva en el Museo Reina Sofía.
Con un discurso titulado Pintar es experimentar la belleza, la autora valenciana ofreció una profunda reflexión sobre su trayectoria personal, su concepción del arte y su compromiso con la belleza como vivencia transformadora.
Por su parte, la Academia celebró su incorporación con el acompañamiento del organista Daniel Oyarzábal, quien interpretó fragmentos de Los ángeles de Olivier Messiaen, el Pange Lingua de Juan de Bermudo y el Contrapunto VIII a 3 de El arte de la fuga de Johann Sebastian Bach.
En el inicio de su intervención, Sevilla agradeció a quienes han formado parte de su camino, desde su madre y sus primeros maestros en Valencia, hasta pintores fundamentales para ella como Eusebio Sempere o Elena Asins.
Asimismo, recordó su formación académica en las escuelas de Bellas Artes de San Carlos y de San Jordi, además de su paso por el Centro de Cálculo de la Universidad Complutense, donde confirmó que su creación respondía a una “geometría más blanda, más emotiva”.
No se olvidó tampoco de su experiencia en Estados Unidos ni de la concesión de una beca a finales de la década de los 70. En ese momento, aludió a las complicaciones que surgieron por tener que compatibilizar su desarrollo artístico con las exigencias del ámbito doméstico.
He pensado últimamente que los procesos creativos son similares a las decisiones vitales».
“Un camino siempre en movimiento en el que lo que te permite seguir es el esfuerzo, el tesón y la vocación de continuar creando en un constante estado de avance”, pronunció Sevilla durante su discurso.
De nuevo, afloró esa idea de creación a través de la experimentación, no sin cierta “disciplina” o “terquedad”, como la definió el profesor de la Universidad de Granada, Eduardo Quesada, a quien también hizo mención.
Su obra se articula a través de la pintura, la instalación y la intervención, tres disciplinas que le han ayudado a comprender el espacio, la luz y la emoción. Por otra parte, su práctica siempre ha tenido en cuenta al espectador, que observa, reflexiona y recuerda.
Sevilla explica que suele partir de sensaciones o imágenes viscerales que funcionan como “una sacudida”, una especie de relámpago en determinado momento. “Y es que, en realidad, yo nunca busco; las fuentes no se buscan, casi siempre se presentan imperativamente”, añade.
El acto del nombramiento de la artista como Académica contó, además, con la contestación de Rafael Moneo, que trazó el mapa de una carrera artística en constante evolución.
“A estas alturas de la vida Soledad Sevilla puede ver la suya como plena y lograda. (…) A la pintura ha dedicado buena parte de su tiempo y la pintura le ha recompensado al convertirse en filtro desde el que acercarse a la realidad y en el que queda, dada su condición de red, atrapada la belleza”, sentenció el arquitecto en las penúltimas líneas de su intervención. Nerea Méndez Pérez