Setdart recauda 400.000 euros con la venta de una única colección
Los más de 500 lotes triplicaron la estimación calculada por Setdart para este conjunto.
En el mundo del mercado hay algunos condicionantes que pueden ayudar a dar más valor a un lote. Entre ellos, está la pertenencia a una colección. No hace falta decir que si hay un nombre propio asociado a un conjunto todo lo que contenga tendrá un interés añadido. Pero incluso cuando las colecciones son anónimas, como en el caso de la más reciente subastada por Setdart, el efecto es similar.
Que una misma sensibilidad ponga en relación una serie de obras proporciona un valioso contexto. Las más vistosas, de más valor y fácilmente reconocibles aportan parte de su prestigio a aquellas en las que es necesario un ojo más especializado para su apreciación. Si un buen ojo escogió esos lotes que nos podrían pasar desapercibidos en otras circunstancias, quizá merezcan más atención por nuestra parte. Si aceptamos ese reto, podemos llevarnos agradables sorpresas.
Los pasados días 18, 19 y 20 de marzo Setdart celebró tres ventas en las que se repartieron los más de 500 lotes reunidos por un coleccionista anónimo. Además de la procedencia común, el nexo de unión para la mayoría de piezas era cronológico. Un alto porcentaje de ellas estaba datado en los años 20 del siglo pasado.
Las tres sesiones dividieron los lotes en tres bloques: pintura, escultura y cerámica y, por último y más numeroso, piezas de vidrio. Entre todos ellos sumaban unas estimaciones que iban de 140.000 a 160.000 euros y gracias al gran interés del público, se adjudicaron el 81% de las piezas ofertadas. Este elevado porcentaje motivó la subida de la recaudación total, que casi triplicó la estimación más baja hasta llegar a los 398.800 euros (con comisiones e impuestos).
La obra de más valor fue un bronce, El gallo, obra de Charles Artus (Francia, 1897-1978). La pieza es un claro ejemplo de la producción del artista, que centró su atención en las figuras animales –más o menos sintéticas– en bronce patinado. Setdart apuntaba antes de la subasta el buen posicionamiento de Artus en el mercado reciente, con remates que alcanzaban en el tramo superior los 30.000 euros, y apuntaba a la posibilidad de que El gallo –fechado hacia 1929– los mejorase. En efecto, así fue, ya que alcanzó 46.800 euros con comisiones e impuestos.
La categoría de los bronces tuvo más resultados reseñables, como ocurrió con L’homme tonnerre de Agustín Cárdenas Alfonso (Cuba, 1927-2001). Datada entre 1983 y 1988, forma parte de una serie de seis y se adjudicó por 11.300 euros (con comisiones e impuestos). Del mismo material, también encontró comprador –esta vez por 6.300 euros con comisiones e impuestos– Babuino de Guido Righetti (Milán, 1875-1958).
En el caso de la pintura, destacaron dos lotes. El primero, Puerto de mar nevado, un óleo de Celso Lagar Arroyo (Ciudad Rodrigo, 1891 – Sevilla, 1966) vendido por 3.800 euros (con comisiones e impuestos). El segundo, una composición Sin título de Francisco Bores adjudicada por 3.500 euros (con comisiones e impuestos).
En la última de las tres sesiones se concentraron el grupo de piezas más numeroso de la colección, los objetos de vidrio. Eran más de 200 lotes entre los que una buena porción correspondía con piezas Art Nouveau francesas. De hecho, las dos mejores ventas fueron para jarrones de talleres del país galo de finales del siglo XIX. El jarrón firmado Gallé con motivos de flores amarillas recaudó 7.000 euros, mientras que el procedente de Nancy llegó a los 3.400 euros.