SAINT PHALLE, LA PRIMERA GRAN ARTISTA FEMINISTA DEL XX
El Guggenheim presenta 200 obras que ofrecen una visión, a veces violenta, de su producción comprometida con el papel de la mujer
Niki de Saint Phalle fue pintora, escultora, grabadora y autora de performances y cine experimental. Su obra, que podría enmarcarse dentro del Nuevo Realismo, es conocida internacionalmente; entre otras muchas cosas por sus series Nanas, Novias, Alumbramientos y Diosas, además de por las Pinturas-disparos o el enigmático Jardín del Tarot.
Es la primera vez que llega a Bilbao una gran retrospectiva suya. Está organizada por el Museo Guggenheim en colaboración con la Réunion des Musées Nationaux-Grand Palais de París y la Niki Charitable Art Foundation. La muestra se compone de 200 obras y documentos de archivo, muchos inéditos, que ocupan cerca de 2.000 metros cuadrados de superficie, colocados por orden cronológico y asuntos.
Cada una de las etapas tiene nombre y está encabezada por un pensamiento de la artista. Así pues, se exhiben trabajos de una joven Saint Phalle en las primeras salas- “Pintar la violencia”- junto a las creaciones de gran formato de finales de los 50, en los que la crítica ve inspiración del trecento italiano y recuerdos de Dubuffet, Pollock, Jasper Johns y Rauschenberg. De entre 1961 y 1970 data la serie Disparos, donde la autora hizo más de 20 sesiones de tiro, combinados con performance, body art, escultura y pintura, la mayoría grabadas o fotografiadas. Un modo distinto de crítica social y política o de reivindicación feminista. La preocupación de la artista por los derechos de la mujer están recogidos en “Roles femeninos”, representada través de ensamblajes de títulos tan evocadores como Novia, Alumbramiento, Prostituta, Hechicera o Diosa, que llaman la atención por su ambivalencia y radicalidad.
“Una nueva sociedad matriarcal” es el título perfecto para arropar la serie de las Nanas, tal vez la más conocida y la que más ha llamado la atención. Esta serie es la manifestación de un nuevo mundo en el que las mujeres ostentan el poder. Cuerpos de mujeres “generosos y coloridos” que comenzó a hacer con papeles pegados y lana. Más tarde los haría con resinas. Diosas de la fertilidad y el nacimiento, al fin y al cabo. Hijas, esposas, madres, guerreras, hechiceras y diosas, así se las describe. “Danzarinas o atléticas, grandes -incluso gigantes-, imponentes, sexis… que contienen la esperanza de un nuevo mundo que reconocería a la mujer todos sus derechos. Liberadas de los estereotipos impuestos por la moda, sus cuerpos expresan una feminidad sonriente y sin limitaciones”, describe su creadora.
Pieza importante es el grupo de Las tres gracias, colocado en la terraza del atrio, que permite su contemplación por parte del transeúnte. La muestra concluye en El sueño de Diana y Madre devoradora, padre depredador. El primero es la manifestación de un universo fantástico en el que están los sueños y las pesadillas de la artista; monstruos y animales mezclados con signos positivos (corazones y soles). El segundo contiene su primer largometraje que expone claramente el abuso sexual de un padre.
Queda un lugar más al final del recorrido para su obra más relevante y ambiciosa: Jardín del Tarot, de 1978-1998. La concibió para explicar las razones que le movían a crear. Estas no eran otras que las de aportar alegría, humor y color. En cualquier caso, y pese a la complejidad que puedan presentar, no es difícil ver en ellas el planteamiento innovador y pionero de Niki Saint Phalle.
Aunque nacida en Francia, pasó mucho tiempo en Estados Unidos. Es la única mujer del Nuevo Realismo y está considerada como precursora del arte pop, al que dotó de un nuevo punto de vista. Es también la gran artista feminista del siglo XX. Reivindicó el poder de la mujer y su papel en la sociedad. Sus obras destilan una fuerte crítica social y política, expresada en numerosas ocasiones a través de la violencia y el caos.
Abierta hasta el 11 de junio de 2015.