Rivera y Picasso dialogan a través de su obra en el LACMA
Se trata de una muestra organizada conjuntamente por el Museo de Arte Contemporáneo de los Ángeles (LACMA) y el Museo del Palacio de Bellas Artes de México que reúne más de 150 obras entre las que se incluyen pinturas, esculturas, grabados y dibujos de estos artistas. Picasso and Rivera: Conversations Across Time es fruto de la colaboración de más de 40 instituciones, lo cual ha permitido que se exhiban juntas, por primera vez, algunas de las piezas más significativas de los dos exponentes del siglo XX que nunca antes habían salido de sus respectivos museos o colecciones privadas a las que pertenecen, circunstancia que será compleja de repetir.
La muestra ofrece un diálogo histórico y visual entre ambos autores entrelazando biografías, lo que permite profundizar en su respectiva formación en el cubismo y la importancia que la antigüedad clásica y prerrománica -en el caso de Picasso- o el mundo precolombino -en el de Rivera- tuvieron en la misma, así como sus recíprocas influencias. Muy relacionado con esto último, se encuentra otro de los apartados fundamentales sobre los que se reflexiona en la exposición: sus encuentros y desencuentros en materia tanto artística como personal (tuvieron una tormentosa relación), así como el diálogo con la época en que vivieron.
Diego Rivera (1886-1957), cinco años más joven que Picasso (1881-1973), conoció al malagueño en su estudio de París en 1914 durante los años de la Primera Guerra Mundial. Entre ambos se estableció una amistad que acabaría en distanciamiento cuando, en 1915, el mexicano acusó al malagueño de plagiar elementos de su Paisaje zapatista. En este sentido, una de las novedades más destacadas de la muestra es una pintura inédita de Diego Rivera que permite arrojar luz sobre la amistad entre los dos pintores. Se trata de Composición cubista, bodegón con botella de anís y tintero (1914-1915) que Picasso mantuvo en su colección personal hasta su muerte, y que viene a sugerir que la tradicional historia de su desencuentro ha sido exagerada.
La co-comisaria de la exposición, Diana Magaloni, tuvo conocimiento de la existencia de esta obra a través de Bernard Ruiz-Picasso, nieto del artista español y actual propietario del lienzo. El hecho de que Picasso mantuviera en su colección dicha obra llevó a profundizar en la investigación sobre su relación de amistad y descubrieron que, en realidad, continuaron siendo amigos durante los últimos años de Rivera, pues se han descubierto varias cartas escritas entre 1949 y 1957 que reflejan una relación más duradera de lo que se pensaba.
Queda sin embargo sin aclarar el extremo de si la pintura fue un regalo de Rivera a Picasso; si fue comprada por éste directamente al mexicano, o bien a través de Daniel-Henry Kahnweiler, mutuo marchante de ambos pintores.
La exposición permanecerá abierta en el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles hasta el 7 de mayo de 2017. A partir de junio podrá visitarse en el Museo del Palacio de Bellas Artes de México co-comisariada por Juan Coronel Rivera, nieto de Diego Rivera.