Ribera triunfa en el Petit Palais de París
Francia despide el año con una exposición sobre el maestro subtitulada Shadows and Lights. Es la primera gran muestra dedicada al pintor de Xátiva en el país vecino, consta de cerca de un centenar de pinturas y podrá verse hasta el 23 de febrero de 2025.
Los franceses no conocían a Ribera. Al menos no a este Ribera. Sabían que en el Museo del Louvre se conserva una de las figuras más icónicas del maestro español, pero desconocían su primera etapa romana, cuando trabajaba en el taller de Caravaggio. Para desagraviar, el Petit Palais dedica su última exposición de 2024 al maestro: una retrospectiva que es además la primera gran muestra que dedica el país vecino al pintor de Xátiva.
Es verdad que hace unos años se reunieron en Francia las piezas poco a poco aparecidas de un apostolado perdido, pero la exposición que hoy celebran los parisinos no solo incluye los novedosos cuadros de su primera etapa, sino obras maestras de todas sus épocas; como La mujer barbuda del Prado o la Piedad del Museo de Bellas Artes Bilbao.
El recorrido reúne más de 100 pinturas, además de dibujos y grabados procedentes de todo el mundo. Y una cosa queda clara: Ribera es el primero y más audaz de los intérpretes de la revolución caravaggista. Entre los préstamos destacados, están algunos lienzos de los cinco sentidos, por ejemplo, Alegoría del gusto –Wadsworth Atheneum, Hartford– y Alegoría del olfato (Colección Abelló, Madrid).
Cómo no, la exposición revisa la historia de la reatribución de la pintura de El juicio de Salomón –Galleria Borghese– a Ribera por el historiador Gianni Papi en 2002. Esta investigación contribuyó a revolucionar la comprensión de la producción romana del artista, enriqueciéndola con unas 60 obras magistrales, entre ellas Cristo entre los doctores –Musée de Langres– y La negación de San Pedro (Galleria Corsini).
En Ribera. Shadows and Light destacan cuadros de algunas de sus series más famosas; incluidas las que pintó para la Colegiata de Osuna, cerca de Sevilla; o para la iglesia de la Trinità delle Monache en Nápoles, que dieron lugar a varias obras maestras, como San Jerónimo y el Ángel del Juicio Final (Museo di Capodimonte).
El mendigo de la Borghese, El viejo usurero del Prado o El muchacho del pie zambo conservado en el Louvre completan el panorama más coral del artista. Toda una sorpresa que no debe perderse si está de paso por la capital francesa. París bien vale un Ribera.