¿Qué tuvieron en común Tutankamon y el duque de Alba?
En 1924 Jacobo Fitz-James, XVII duque de Alba y abuelo del actual dueño del título conoció a Howard Carter, a quien invitó a España en varias ocasiones. Ahora una exposición en el palacio de Liria titulada Alba y Carter. Cien años descubriendo a Tutankamon explora, hasta el 30 de abril, la relación entre ambos y su pasión compartida por Egipto.
Este año que se ha cumplido el centenario del descubrimiento de la tumba de Tutankamon hemos podido comprobar cómo la simple mención del nombre del joven faraón convierte una noticia, exposición o conferencia en un éxito asegurado. Por eso, muchas entidades han tratado de buscar una conexión entre sus principales colecciones y la figura del joven rey o su descubridor, sacando así a la luz aspectos menos conocidos de una historia de la que parecía que ya lo sabíamos todo.
Este es el caso de la exposición Alba y Carter. Cien años descubriendo a Tutankhamon. Entre 1924 y 1928, Howard Carter impartió cuatro conferencias sobre egiptología en Madrid, que despertaron un gran interés y revuelo mediático. La muestra recuerda aquel episodio, mostrando portadas de diarios de la época que reflejan la gran acogida del británico en la capital española.
El encargado de que el arqueólogo acudiera a Madrid no fue otro que el Duque de Alba, Jacobo Fitz-James Stuart, presidente del comité hispano-ingles. Su interés por la arqueología —especialmente en yacimientos como Altamira, Guadalperal o Dolmen de Soto—, forjó una amistad entre ambos que queda reflejada en la muestra con fotografías, así como con una carta manuscrita y autografiada por el inglés que está dirigida al duque.
De hecho, Carter se hospedó durante sus estancias en Madrid en el palacio de Liria, lugar que acoge ahora la exposición. Este estrena además una nueva zona del palacio que no se encontraba abierta al público y que, a partir de ahora, alojará muestras temporales: el gabinete del duque.
Además de la relación entre ellos y de información general sobre el descubrimiento de la tumba del faraón, basada especialmente en fotografías de la época tomadas a medida que se avanzaba en la exploración del enterramiento, la muestra aborda otros aspectos de la vida de Fitz-James que se relacionan, en cierta medida, con Tutankamon, como su interés por el mundo de la cultura y de la historia —fue director de la Academia de la Historia durante 25 años— o la relación del ducado de Alba con Egipto.
Esta última comienza con la tía de Jacobo, la emperatriz de Francia Eugenia de Montijo, figura de gran importancia en la construcción del Canal de Suez. La sala de la muestra dedicada a estas relaciones es la más íntima, pues ahonda en la faceta personal y familiar del duque.
Se compone de libros de su biblioteca que hacen referencia al país africano y a su cultura, pero también de álbumes de retratos familiares y fotografías posando frente a las pirámides que, salvando las diferencias técnicas, no se diferencian tanto de las que hoy en día se toman los turistas cuando visitan Egipto.
En este sentido, llama especialmente la atención un cuaderno en el que aparecen varias instantáneas de Cayetana –madre del actual Duque de Alba– en diversas localizaciones egipcias, con comentarios manuscritos en mayúsculas bajo ellas, anotadas por la propia duquesa, seguramente cuando aún era una niña, con frases como «Pap y yo al lado de la sphinxe».
La muestra está formada por un centenar de piezas, entre las que se encuentran objetos personales del duque —como un uniforme militar—, cartas, fotografías, bustos familiares, documentos y cuadros, así como una recreación de parte de las conferencias que Carter impartió impulsadas por el duque. Sofía Guardiola