¿Qué ocurre en el mercado inglés?
Londres ha sido una de las tres capitales mundiales –junto con Nueva York y Hong Kong– del mercado del arte y líder indiscutible en Europa. Pero la preocupante situación económica tras el Brexit y los nuevos aranceles con el continente pueden estar poniendo en peligro su reinado. Se adivina una posible heredera: París.
¿Qué está pasando con el mercado del arte en Londres? Las cancelaciones de ferias como Masterpiece y la edición de verano de Olympia sumadas a la apertura de nuevos espacios dedicados a la cultura en París y a la creación de París + por parte de Art Basel –con los restos de FIAC–, parecen apuntar a un cambio de paradigma. Se trata de la pérdida del protagonismo del que ha gozado la capital inglesa desde hace décadas en el ámbito del mercado del arte.
Los análisis anuales siempre situaban a Londres como una de las tres ciudades más relevantes en el sector, junto con Nueva York y Hong Kong. Estos tres lugares se repartían la práctica totalidad del negocio a nivel mundial. Las galerías más relevantes se han encontrado tradicionalmente allí, congregan múltiples ferias anuales –aunque otros lugares como Basilea, Maastricht o Miami roben la atención de los coleccionistas puntualmente– y las subastas con lotes de mayor valor se celebran allí.
Aunque en alguna ocasión hemos apuntado a los problemas inherentes a las ferias –como la dificultad que tienen las galerías más pequeñas para recobrar la inversión– son un modelo que ha sobrevivido a la pandemia principalmente por un motivo: lo presencial gana a lo digital. Por eso debemos considerar con cuidado lo que significa que dos ferias londinenses cierren sus puertas (aunque los organizadores argumenten que solo será temporalmente).
Las razones esgrimidas por ambas son similares: la falta de voluntad por parte de los galeristas internacionales en participar hacen a estos eventos inviables económicamente. Masterpiece fue una verdadera sorpresa, ya que se trata de una de las ferias más conocidas de Reino Unido. En el caso de Olympia, el descenso en el número de expositores desde hace un par de años ha sido constante; era de esperar algún cambio de estrategia. Esta última juega con algo más de ventaja de cara a la opinión pública, ya que la cancelación solo afecta de momento a su edición de verano (su cita en noviembre sigue en pie).
La semana pasada se celebró London Art Fair, que cargó sobre sus hombros con una gran importancia simbólica. El clima que se viviese en sus stands y pasillos podría servir de indicación para lo que está por venir. Según ha comunicado la feria, parece que han pasado la prueba.
Aunque esta fatiga puede ser algo puntual, las quinielas en el mercado ya están especulando con quién ocupará el lugar el Londres. Las esperanzas de los galeristas europeos están puestas en París, que reúne muchas de las condiciones necesarias. Además, se podía considerar que ya ocupaba el segundo puesto en nuestro continente.
No obstante, el principal indicador probablemente nos lo darán las subastas. Tanto las ferias como las galerías están atadas a un lugar físico concreto. Son pocas las que tienen sucursales. Los experimentos de cambios de ciudad son costosos y, sin señales claras, pocas se atreverán a aventurarse. En cambio, las mayores casas de subastas solo tienen que mover poco a poco alguna cita estratégica para comprobar en un par de sesiones si merece la pena un cambio. Si algunas obras de primera línea encontrasen comprador en París, la balanza se habría inclinado claramente. Héctor San José.