NÚMERO 28 OCTUBRE-DICIEMBRE 2015

35,00 

Un goya inédito; entrevista a Plácido Arango; en el estudio de Craig-Martin; Morales a examen; Carlo Dolci, «la diligencia inigualable del pintar»; la piel traslúcida; la Torre de Cristal de Madrid; Duque Cornejo, el último barroco; la colección de Ramón Arana.

Categoría: Revista

Descripción

EL MOMENTO DECISIVO

Para una persona acostumbrada a descubrir obras de arte, encontrarse con una nueva sigue despertando toda la curiosidad del mundo. James Macdonald, vivió algo parecido hace unos años con El vino de la fiesta de San Martín de Pieter Bruegel el Viejo, hoy en el Prado, y hace menos tiempo con el lienzo que hoy ocupa la portada de esta revista: el retrato de don Valentín Bellvís de Moncada y Pizarro pintado por Francisco de Goya. Aunque el lienzo había sido publicado en 1970 por José Gudiol, el olvido había caído sobre él hasta que un día el Senior Director de la Casa Sotheby’s de Londres visitó el palacete de Madrid donde se conservaba.

Según cuentan los propietarios del cuadro, Macdonald empezó a ponderarlo ya en cuanto lo vio a distancia, los comentarios se multiplicaron cuando lo tuvo entre sus manos y lo pudo apreciar con más detenimiento. El estudio posterior del Museo del Prado y su adquisición por parte del Fondo Cultural Villar-Mir son más conocidos. La novedad es que ahora se presenta en la exposición que la National Gallery de Londres dedica a los retratos del maestro aragonés.Así, el gran público podrá comprobar que aquellas exclamaciones estaban más que justificadas.

No es frecuente que aparezcan piezas de tanta calidad –y mucho menos de grandes maestros como Francisco de Goya–, por eso, hay un momento decisivo en el que una obra sale de su sueño y vuelve a ser conocida y valorada por los estudiosos y por el público en general, cuando esta genera gran interés y expectación. En esta revista hemos vivido alguno de esos momentos.

Es también ese mismo instante en el que un coleccionista ‘descubre’ una pieza; instante que se multiplica cuando decide regalarla a un museo para que los demás disfruten de lo que él tiene. La donación del empresario Plácido Arango –cuya entrevista publicamos en este número– al Prado está llena de esos momentos, pero el decisivo ha sido, también, cuando los visitantes del museo han podido ver La Crucifixión de Luis Tristán junto a la del Greco, o El sueño de san José de Herrera el Mozo colgado al lado del mismo tema pintado por Ribera. El gesto del que fue presidente del Patronato del museo ha abierto un camino, y ya hay otro coleccionista que prepara una nueva donación a nuestra primera pinacoteca. Y es que a veces esos instantes permiten no solo cambiar el catálogo de un pintor, sino también la historia de una institución como el Prado.

Por Fernando Rayón

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