NÚMERO 18 | ABRIL-JUNIO 2013

35,00 

En el estudio de Julian Schnabel; el retablo recuperado de Herrera el Viejo; entrevista a Van de Wetering; la colección de José Antonio de Urbina; la primavera del Renacimiento; la noche del arte moderno; Zacarías González Velázquez; Rijksmuseum, técnica y tradición; Zurbarán… santas pero elegantes.

Categoría: Revista

Descripción

SABIOS Y DISCÍPULOS

Dicen en áfrica que cuando muere un anciano es como si se quemara una biblioteca. Algo así pensé el otro día cuando supe que había fallecido Nigel Glendinning, catedrático emérito de la Universidad de Londres y experto en la pintura y literatura española del siglo XVIII. Le entrevistamos hace dos años, en el número ocho de nuestra revista. Recuerdo que Teresa Cantero vino cautivada por la conversación de aquel hombre sabio, simpático y bonachón que dedicaba sus días entonces a Goya y a un libro sobre Enriqueta Harris, la gran experta velazqueña.

Algo parecido me ocurrió este otoño cuando me telefoneó Winfried para decirme que, su mujer, Maria Kusche había fallecido el verano pasado. Era un año mayor que Nigel: tenía 84 años. Nacida en Málaga, era hija de unos coleccionistas alemanes. Estudió Historia del Arte con Sánchez Cantón y Pita Andrade, y en Alemania con Herbert von Einem. Sus trabajos sobre Sofonisba Anguissola y los retratistas de la corte de Felipe II supusieron toda una revolución en un mundo tan difícil como confuso. Desde que coincidimos en una reunión de historiadores en Jerez, estaba preparando un trabajo sobre Sofonisba para ARS Magazine que aportaba nuevos elementos iconográficos a sus retratos. Ya no podremos leerlo.

Suelen desaparecer los historiadores del arte en silencio, como si su trabajo lento y escondido necesitara este final. Para nuestra suerte, quedan sus publicaciones y, como he podido comprobar, estudiantes y profesores continúan con su trabajo allí donde ellos lo dejaron. Precisamente de esta hornada de nuevos investigadores publicamos un artículo en este número de la revista. Tampoco faltan los ya consagrados con aportaciones que también resultan novedosas y originales. La consecuencia es un nuevo retablo perdido de Herrera el Viejo y 24 metros de sarga pintados por Zacarías González Velázquez para el monumento funerario de la reina Isabel de Braganza. Ahí es nada.

Por Fernando Rayón

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