NÚMERO 12 | OCTUBRE-DICIEMBRE 2011

35,00 

Velázquez, un retrato inédito; entrevista a Elena del Rivero; en el estudio de Pedro Cabrita; la colección de Franco Maria Ricci; Florencia, la ciudad perfecta;  José Manuel Ballester: sensibilidad sin artificio; el descanso soñado; Luz Camino: lo raro y lo precioso; dos pintores en la corte de Praga.

Categoría: Revista

Descripción

LOS SIN NOMBRE

Sabemos que no era muy aficionado a firmar sus cuadros, ni tampoco a identificar a sus retratados aunque fueran amigos, artistas o cortesanos. Si algunos personajes tienen hoy nombres y apellidos es porque los inventarios familiares o reales los incluían junto al nombre de Velázquez. El tiempo le ha dado la razón. Lo importante era el pintor… y no ellos. Quizá por eso no tiene nada de particular que el cuadro que hoy ocupa nuestra portada no tenga aun identificación, por más que su autor parezca más que evidente, por lo menos para un especialista como Peter Cherry.

Sucedió hace un par de meses. La excitación de su llamada telefónica desde Dublín, donde da clases, hacía pensar que el descubrimiento «el más importante que he hecho hasta ahora» era de calado. No quería enseñar aun imágenes, ni tampoco dar más pistas. Tuvieron que pasar varias semanas hasta que las radiografías y análisis le confirmaron que no se trataba de una falsificación: Peter Cherry quería atar todos los cabos antes de dar el paso. Y el paso era hacer una prudente propuesta. La que ha hecho en ARS.

Algunos nos han dicho que lo de Velázquez en la revista parece ya una obsesión. Creo que no lo es. Simplemente van surgiendo noticias, artículos –a veces incluso con cierta polémica– que el trabajo de los expertos nos pone encima de la mesa. Me gustaría señalar que, por cada cuadro del maestro que hemos publicado, hemos desechado algunos más que no nos parecían dignos de figurar en nuestras páginas. Pero este Retrato de hombre sí. Aunque nunca se haya reproducido en ninguna de las monografías del pintor ni de ningún otro autor. Es sencillamente un descubrimiento fruto de la casualidad… y también del trabajo. No es una gran composición, ni una escena mitológica, pero todo apunta a que se trata de un retrato del maestro. Engrosará la lista de los sin nombre, ese grupo de retratos magníficos y llenos de carácter cuya única misión es hoy cantar las excelencias del maestro. De un maestro que les hizo pasar a la posteridad.

Por Fernando Rayón

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